De nuevo, a por Irán

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Aunque en EEUU no están como para andar montando nuevas guerras o invasiones, una escalada diplomática siempre viene bien en época electoral. Y es precisamente a ese juego al que se están entregando los halcones del Pentágono en estos días. Seguro es que, tanto Irán como Siria son los próximos objetivos de la Guerra contra el Terrorismo global emprendida por el imperio para asegurarse el control de Oriente Medio y la seguridad para Israel, convertido así en el gendarme permanente en la zona por mor de su potencia militar y, sobre todo, su capacidad nuclear.

Y es que esa es la verdadera cuestión. La hipocresía con la que tratan determinados asuntos en política internacional es escandalosa. ¿Por qué los inspectores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica no inspeccionan el uranio que se produce en Dimona? ¿por qué no se inspeccionan sus arsenales de misiles?. La resolución que los cruzados usaron para atacar Irak hablaba del desarme general en Oriente Medio. ¿Acaso sólo afectaba al lado árabe? ¿en qué párrafo se decía eso?. Yo desde luego no lo leí en ninguna parte.

Irán no es Irak, tras la cruenta guerra que los enfrentó a ambos durante toda la década de los 80, ha tenido tiempo de reorganizar su ejército, rearmarse e incluso producir capacidad ofensiva para atacar Israel o bases americanas en el Golfo gracias a sus misiles tierra-tierra Shahab-3 que tienen un alcance de hasta 1700 km. Como se ha podido comprobar, este ha sido el factor que más ha jugado en favor de Corea del Norte para evitar la represalias de Estados Unidos. Irán ha aprendido la lección, de hecho el misil es una versión mejorada de otro norcoreano. Si cargase a sus misiles de medio alcance con cabezas nucleares, el escenario diseñado por Washington para mantener la hegemonía unilateral en el área sería poco menos que inviable. Por eso la política norteamericana se está enfrentando a un nuevo callejón sin salida.

El poderío militar yankee no da para otra invasión. Sólo en Irak necesita reforzar el contingente de 150.000 efectivos para lograr el control de un país que estaba en la más absoluta ruina tras dos guerras y un criminal embargo. Los ejércitos americanos están en proceso de repliegue en todo el mundo para reforzar los frentes geoestratégicos abiertos. Sin embargo, si fracasa la presión de la AIEA, cuyo plazo finaliza en noviembre, entra dentro de los cálculos un ataque selectivo contra alguna planta iraní donde se sospeche que se trabaja en enriquecer uranio y eliminar de paso algunas lanzaderas de misiles Shahab, algo parecido a lo que hicieron los israelíes en 1991 cuando destruyeron el reactor de Osirak. En caso de que Irán contraatacase con algo de éxito, las elecciones estarían perdidas para Bush, que podría verse abocado a otra guerra de imprevisibles consecuencias. Por eso quizá se puede pensar que podría usar al gobierno de Sharon para que les hiciera el trabajo sucio como ya han hecho tantas otras veces. ¿Estamos pues de nuevo frente a la posibilidad de otro ataque preventivo? Ya veremos. Lo que está claro es que cada día será más difícil continuar con el monopolio de la tenencia de armas nucleares, verdadera base del poderío americano. Las bombas químicas, las nucleares de los pobres son cada día más fáciles de producir. Y los EEUU no pueden seguir desparramando sus tropas eternamente por el tablero de Risk debilitando todos los frentes que tiene abiertos.

Actualizado 20/09/04
Por si es necesario recordarlo, el Tratado de No Proliferación Nuclear no incluye entre sus competencias el cese del enriquecimiento de uranio. Su decisión excede las funciones que se le atribuyen y, por tanto, puede decirse que es ilegal.

Copyleft Juanlu González