La retirada de «mentirijillas» de Bush

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Definitivamente la retirada de Irak va a ser cosa de los demócratas. La expectativa generada alrededor de los informes de septiembre que iban a suponer el inicio del fin de la ocupación se ha quedado en pólvora mojada. Concluir que en diciembre de este año se va a comenzar a reducir las tropas gringas para llegar en julio a los niveles de enero de 2007 (138.000), cuando comenzó la refinitiva ofensiva que –según prometieron– iba a pacificar de una vez por todas al destrozado país, es poco menos que nada. En todo caso es el reconocimiento de que las cosas siguen sin ir bien para los Estados Unidos y demuestra una total incapacidad de controlar la situación. Cualquier otra reducción sería «catastrófica» para sus intereses, comentó ayer el comandante de las tropas David Petraeus, a la vez que una victoria para Irán, la nueva bestia negra culpable de todos los males que aquejan a la humanidad. Veremos en las próximas horas si Bush sigue al pie de la letra las recomendaciones de su jefe militar, todo apunta a que así será.