De Córdoba a Ginebra II, el viaje de los «rebeldes» sirios

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Córdoba, una ciudad que es sinónimo de convivencia y concordia, está acogiendo —con la nariz tapada— un encuentro de los restos de la maltrecha oposición siria para preparar la conferencia de paz de Ginebra a finales de este mes.Se trata de un intento a la desesperada de presentar en la mesa de negociaciones a algo que se parezca mínimamente a un frente político unido que contraponer al gobierno de Bashar al Assad.

De lo contrario, de no lograrlo, no tendrían más remedio que sentar en la mesa a los que realmente mueven los hilos, a los promotores y a los patrocinadores de la guerra. Y claro, sentar a Estados Unidos, la OTAN, Francia, Arabia Saudí, a Turquía, Qatar… no resultaría muy edificante cara a la opinión pública.

También lamentable es la posición del gobierno español. No hay otra manera de calificar por ejemplo el encuentro que ayer mismo mantuvo el ministro Margallo con Moaz al Jatib, un hermano musulmán petrolero, elegido en su día para un jugar un papel como el del presidente Kharzai. Marioneta norteamericana, responsable de la muerte de miles de personas en Siria y del enfrentamiento confesional en que han querido convertir la guerra de agresión internacional contra Siria.

No, no existen rebeldes buenos y rebeldes malos. Los vasos comunicantes entre ellos llevan funcionando perfectamente los 3 años de conflicto. Por mucho que intenten engañarnos de nuevo, es fácil comprobar cómo muchas de las armas que occidente les regalaba a los rebeldes «buenos» para atizar la guerra acababan en manos de al Qaeda, o cómo se coordinaban tantas y tantas para machacar al pueblo sirio. Por mucho que ahora anden a la gresca entre ellos por las migajas del pastel, no conviene olvidarlo.

El mito que ahora nos vuelven a repetir hasta la saciedad estos días de aquella supuesta revolución pacífica democrática «obligada» a tomar las armas —que ya se demostró falso en Libia— vuelve a tratar de convertirse en la misma excusa para justificar un levantamiento violento, antidemocrático, sectario, organizado por el brazo militar de los Hermanos Musulmanes, que no es otro que al Qaeda.

Es una triste ironía que el gobierno del Partido Popular, como patrocinador de este evento, violente la historia de Córdoba acogiendo a terroristas que lo que están intentando es acabar por la fuerza con un pueblo, el sirio, que sí es un modelo de convivencia entre distintas religiones y culturas, justo como lo fue la Córdoba andalusí.