Dejen de una vez a Siria en paz

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Suenan las sirenas en Paris y a los señores de la guerra en Occidente les falta tiempo para buscar a quién invadir. Si hay alguna cosa en la que parecen coincidir todos es que sus ojivas, invariablemente, apuntan a Siria. Da igual que los terroristas tengan poco que ver con este país, el objetivo estaba ya prefijado desde hace más de cinco años, mucho antes del principio de la guerra.

Todo indica que ahora se trata de explotar, en beneficio propio, la histeria colectiva para sembrar el terror en Europa. El primer ministro francés alerta sin prueba alguna de la posibilidad de ataques químicos o bacteriológicos, cuando su gobierno jamás quiso atribuir tales capacidades a sus rebeldes terroristas en la guerra contra Siria; las amenazas de bomba se suceden por todas partes, países enteros se paralizan por supuestas amenazas, hasta el fútbol internacional se suspende ¿qué haremos con tan poco pan y sin circo? ¿o acaso hemos cambiado de espectáculo?

Las alarmas crecen y crecen. En cierto modo, nuestros responsables se han convertido en cómplices de la siembra del terror entre la población. Son, como terroristas, se nutren del miedo. Este estado de cosas ya lo vivimos antes, cuando Blair declaraba que Irak era capaz de alcanzar Londres en unos pocos minutos con sus armas de destrucción masiva inexistentes. Lo vimos en EEUU, tras el 11S, cuando no había día que no aparecía una alerta en un estado de la Unión. Sucedió durante el preludio de la invasión de Irak. ¿Qué presagian estas andanadas de miedo masivo? ¿Quizá la invasión de Siria?

A pesar de los deseos de algunos gobiernos europeos y de EEUU y sus aliados del Golfo, muchos políticos culpan claramente a la invasión de Irak del surgimiento del Daesh. Son demasiadas las voces que apuntan a no poner las botas abiertamente sobre el terreno. Sin embargo, la guerra por encargo tampoco les ha sido exitosa, ya que los mercenarios supuestamente moderados siempre acababan aliándose o integrándose con al Qaeda (al Nusra) o el Daesh a la primeras de cambio. Utilizar a Turquía para invadir el noroeste del país tampoco es buena idea, ya que puede provocar una guerra abierta con el Ejército Árabe Sirio y con las distintas facciones kurdas que allí operan. Los bombardeos aéreos sin contar con inteligencia sobre el terreno para alumbrar objetivos o con soldados que se coordinen con ellos, no van a ser muy diferentes a los llevados a cabo hasta ahora por la coalición liderada por Estados Unidos, serán absolutamente inútiles. Operaciones de comandos, por las que parecen apostar algunos países, pueden ser útiles para eliminar a algún jefe rebelde concreto, pero no serían decisivos en ningún caso para deterrminar el sino de una guerra.

¿Qué alternativas quedan? La más fácil de todas, no hacer nada. Con los bombardeos que Rusia está efectuando y los ataques terrestres de la coalición formada por Siria, Hezbollah, Irán e Irak, es más que suficiente para acabar la guerra durante el próximo año. Si, de verdad la OTAN y sus aliados quieren ayudar proactivamente a neutralizar al Estado Islámico y al resto de grupos terroristas que operan en Siria, lo primero que tienen que hacer es obligar a sus aliados a dejar de proporcionar, armas, equipamiento, milicianos y financiación a los terroristas. Uno de los problemas de la coalición encabezada por Estados Unidos, es que está compuesta por muchos estados que han apoyado y apoyan al terrorismo como vía para lograr sus objetivos geopolíticos.

Es hora que dejen de lado las ambigüedades so pena de quedar expuestos ante la opinión pública mundial. Tan terrorista es el loco drogado hasta las cejas que explota su chaleco de bombas, como aquellos que le proporcionan soporte ideológico o religioso, aquellos que los transportan, los pertrechan, los financian y los entrenan. Y en todo ese entramado anda embrollado desde hace años la mayor parte de la coalición que encabeza Estados Unidos. Principalmente hablamos de Arabia Saudí, de Qatar y de Turquía, pero prácticamente, por acción u omisión, no se salva ningún país de la coalición de enemigos se Siria que dice que ha estado bombardeando durante más de un año sin otro resultado que la expansión del terrorismo por más y más regiones del país.

Dejen a Siria en paz, si la OTAN y sus aliados dejan de armar a sus mercenarios y terroristas, la guerra acabaría en unos pocos meses. Lo demás son cuentos, propaganda y ganas de eternizar una guerra que ellos mismos empezaron y que se niegan a cerrar sin lograr antes los objetivos que se marcaron: acabar con un país laico, perteneciente a la órbita socialista, antisionista, independiente, rico en materias primas y con una posición geoestratégica privilegiada.