Elecciones generales 2016, la suerte está echada

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PSOEcirco

Alea jacta est. Todo indica que esta mini-legislatura está liquidada y que estamos abocados a la celebración de nuevas elecciones o, como prefieren denominarla algunos, a la segunda vuelta de las elecciones de diciembre de 2015. Hasta el final, algunos seguían apelando a un acuerdo a la catalana, al mágico “minuto yugoslavo” del basket para lograr un acuerdo in extremis a la valenciana, o incluso a una gran coalición a la germana. En cierto modo, no era tarea imposible aunque, personalmente, visto lo visto, los días que quedaban desde la fracasada investidura, siguiendo el símil deportivo, sería mejor asemejarlos a los minutos de la basura, el tiempo final de un encuentro ya más que decidido. Como mucho, sólo podíamos esperar de este impasse, como así ha sido, algún mate o algún alley oop de las estrellas de cada equipo, donde sacasen a relucir todos los recursos que poseen para lucirse ante un respetable que esperaba impaciente el toque de la bocina.

No han bastado las encuestas por encargo para meter miedo a unos y a otros y obligar a pactos anti natura. Los chantajes demoscópicos no surten efecto cuando la estrategia está tan devaluada —por manida— y cuando todos, o casi todos, tienen una encuesta en la recámara que agitar en la grada y echar en cara al contrario. Así pues, todos los partidos están ya suficientemente neutralizados con los pronósticos de los oráculos y las promesas de asalto a los cielos o descenso a los infiernos del ostracismo.

Lo mismo sucede con la atribución de culpas. Todos los grandes partidos son culpables a ojos de los otros pero inocentes a los propios. Y cuando digo todos, me refiero también a sus altavoces mediáticos corporativos, que son parte sustancial de las plataformas electorales, tanto o más que sus aparatos propios de campaña.

No obstante, hay interesantes cuestiones que dilucidar cuya solución pertenece más al ámbito de la aritmética que a la de la demoscopia. Aunque los números no sean automáticamente extrapolables, si, finalmente, se produce la convergencia entre las filas de la izquierda, el sorpasso al PSOE probablemente estará servido. Ya Podemos, con las Confluencias, se situaron sólo a 300.000 votos de los socialistas el 20 de diciembre de 2105. Así que, si se suma el casi millón de votos de Izquierda Unida-Unidad Popular, se confirmaría el peor de los escenarios para el PSOE. Todos los esfuerzos realizados para permanecer siendo el “referente de la izquierda”, tanto trazar cordones sanitarios, tanto levantar muros en torno a Podemos, para acabar encerrado dentro de su propia jaula con una única escapatoria por la derecha que, invariablemente, conlleva un riesgo extremo de pasokización.

Es lo que tiene dejar al PSOE en manos de jarrones chinos, de barones sin baronía y una baronesa ávida de poder con el bono del AVE en el bolsillo. Jamás puede salir bien algo así. Un secretario general rehén del IBEX, rehén de PRISA, de las puertas giratorias y con el terreno de juego súper acotado por el Comité Federal, no podía llegar a acordar nada serio por la izquierda, era poco menos que imposible aunque nos hayan intentado hacer creer lo contrario para no mostrar las cartas ante la opinión pública. Con las manos atadas, pocas canastas se pueden encestar.

En cuanto al PP, se lo juega todo a la carta de la fidelidad de sus bases. Mientras, soportan como pueden la avalancha de casos de corrupción que embarran su presente, esperando que no les haga demasiado daño en el futuro. Como tantas veces, están de perfil, sentados a la bartola, de palomeros, por si todo falla y pueden marcarse algún tanto inmerecido. Son el partido de la reductio ad absurdum, de la antipolítica. Por de pronto, han suavizado notoriamente las críticas a Ciudadanos, ya que confían en que sea su próximo aliado de gobierno si, entre los dos, logran sumar los apoyos necesarios, como señalan algunas encuestas. Sin embargo, las expectativas de C’s es muy probable que estén más que sobredimensionadas. Las simpatías de las corporaciones mediáticas, para desgracia de Albert Rivera, no se corresponden con las de la población, como ya hemos comprobado recientemente.

En el hipotético caso de que se produjera el sorpasso por la izquierda al PSOE, sin que existan a la postre grandes trasvases de voto, como se espera, se invertirían los papeles actuales entre Podemos y los socialistas. Le correspondería, por tanto, a estos apoyar a un gobierno del cambio —de verdad, sin eufemismos— o ser obedientes con sus jefes del IBEX y dar el poder al PP, aunque ello suponga una verdadera inmolación ante la opinión pública. Ese puede ser el escenario que salga de la prórroga que es muy probable que se comience a jugar a partir del día 2 de mayo. Los dados ya se han lanzado.

Copyleft JUanlu González. biTs RojiVerdes