El gran fracaso de la hasbara goebbeliana israelí

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El papel de los medios de comunicación de la derecha durante la masacre de Israel en Gaza ha sido simplemente lamentable. Igual que en su día se ocupó de defender a la Alemania nazi, hoy se dedica con fruición y vehemencia al Israel sionista y la agresión genocida a Palestina. En nuestro país, medios católicos y píos propiedad de la Conferencia Episcopal española se están encargando de apoyar, incluso con mentiras y manipulaciones, las atrocidades más brutales que se están produciendo desde la II Guerra Mundial.

El caso del bombardeo a la escuela de Naciones Unidas es bien sintomático de ello. La COPE, desde el primer momento asumió como propia una de las versiones que Israel barajó en principio, la que afirmaba que Hamas estaba disparando desde el edificio usando de escudos humanos a los allí refugiados a pesar de que los funcionarios de la ONU lo habían desmentido categóricamente. Sin embargo, cuando las IDF dijeron que se trataba de un lamentable error, que realmente disparaban contra un objetivo situado a decenas de metros de allí, la noticia simplemente no existió, se ignoró. El alineamiento con Israel es tan profundo que, a pesar de conocer de sobra que la primera víctima de la guerra es la verdad, saben que su papel es el de compartir la hasbara, o sea contribuir a la campaña mediática propagandística para evitar que sobre el estado judío caiga la losa de la opinión pública, lo que equivale a ser cómplice activo del genocidio y los crímenes de lesa humanidad que se están cometiendo en Gaza.

El ABC o El Mundo no le andan a la zaga, ayer mismo el periódico de pedrojota se burlaba de los pacifistas que, desde Chipre, trataban de ingresar en la Franja con un pequeño barco de paseo cargado con varias toneladas de medicinas y material hospitalario. En vez de criticar el atropello sufrido por los pacifistas que fueron abordados en la madrugada en aguas internacionales y las amenazas de ametrallamiento recibidas, su misión fue reírse de ellos simplemente por haber sentido miedo de los psicópatas asesinos en serie del Tsahal y decidir volver a Chipre sin haber cumplido su cometido. Muy edificante.

Pero incluso en medios supuestamente progresistas pueden encontrarse voces que, con toda la desfachatez del mundo, tratan de deshumanizar a los combatientes palestinos para así justificar o hacer entender de alguna manera su ejecución sumaria a manos de los verdugos. En las tertulias de la SER, gentes tan patéticamente sionistas como Carlos Mendo o más moderadas como Miguel Herrero de Miñón repiten hasta la saciedad los mantras goebbelianos que tratan de presentar a los resistentes palestinos como animales sedientos de sangre, absolutamente cegados por su ira asesina, que no dudan en sacrificar a sus padres, hijos o cónyuges con tal de intentar destruir al estado de Israel. Así, son despojados de cualquier derecho inherente al ser humano, incluido el derecho a la vida, e Israel únicamente aplica una sentencia justa y merecida, por lo que no debe sufrir ningún tipo de reprobación o condena, si acaso sólo en el terreno de los daños colaterales. 

Los apologetas del sionismo encuentran algunas justificaciones de manual que, aunque no resistan ni una mínima dosis de razón o de evidencia empírica, sirven para escudarse miserablemente tras ellas cuando de apoyar empáticamente las atrocidades israelíes se refiere. Las víctimas civiles inocentes existen porque los terroristas las usan como escudos humanos, no porque Israel en sus ataques defensivos pretenda provocarlas; así, la culpa del asesinato no recae en el asesino sino en las propias víctimas. Cuando Israel mata a un miliciano con toda su familia numerosa en su propia casa ¿cómo se atreven a hablar de escudos humanos?, cuando se dispara duramente sobre zonas densamente pobladas ¿cómo pretenden que no van a morir una mayoría de inocentes? ¿acaso esperan que los milicianos de la resistencia salgan a pelear a un campo abierto que prácticamente no existe en Gaza? En una zona urbana los enfrentamientos invariablemente serán del tipo de guerrilla urbana. Si Israel pretende agrandar las entradas a Gaza City demoliendo viviendas para que puedan pasar sus tanques, lo lógico es que muera gente inocente, sobre todo si esa gente tiene cerrada todas las posibilidades de huida y están encerradas dentro de muros infranqueables a modo de cárcel.

La propaganda sionista, ella sola, se encarga de decir una cosa y la contraria dependiendo del público objetivo al que dirigen sus mensajes. Por un lado anuncia de cara al exterior que intenta minimizar las bajas civiles palestinas, por otro, afirma para consumo interno que usan una potencia de fuego superlativa para evitar bajas en las filas propias. Como podrá observarse, ambas estrategias son incompatibles y, a la hora de elegir una de ellas como verdad, puede predecirse fácilmente por dónde irán los tiros tratándose de Israel, justamente en el mismo sentido que ahora vuelan en la Franja.

En Israel están perfectamente acostumbrados a aplicar la censura militar para así manipular a su propia población, de hecho está la figura del censor con el que los medios tienen que consensuar el tratamiento de las noticias sensibles antes de publicarlas. En Estados Unidos no existe como tal, pero hay una fortísima autocensura y un control absoluto de los medios de comunicación de masas por parte de gobiernos, lobbys y corporaciones que evita que la cruda realidad sea presentada sin tapujos a la opinión pública. Sin embargo, en el resto del mundo existe más libertad informativa y más pluralidad, de manera que se está concitando una unanimidad contra Israel que puede hacerle mucho más daño que varias derrotas militares consecutivas.

Ese es el preciso escenario en el que se mueve la diplomacia sionista en estos días. Podrán ganar batallas militares contra pueblos prácticamente indefensos, pero han perdido de nuevo la guerra de la opinión pública. Si a Israel siempre se la ha considerado como una de las naciones más denostadas del planeta, ese sentimiento se ha multiplicado tras el genocidio de Gaza. Y de esa unánime postura es posible que se materialice el siempre nonato germen del estado palestino.