Kharzai vs Kharzai

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Las elecciones en Afganistán son vitales para Bush, marcan el caminopara una salida honrosa en Irak ante su opinión pública. Sin embargo, hoy, tras el inicio de las votaciones todos los candidatos que se enfrentaban al presidente petrolero han decidido llamar a la abstención por considerarlas un fraude. Era obvio que ninguno de ellos tenía nada que hacer frente al candidato designado por la potencia ocupante, pero lo que llama la atención es que los medios de comunicación le conceden todas las garantías democráticas y tratan de quedarse con el hecho de que los afganos y las afganas pueden votar. Se quedan con el ritual cuasi religioso, puramente formal, frente a la vacuidad de un juego que se practica con las cartas marcadas.

A muchos se les llena la boca, perdón las rotativas, criticando procesos electorales en Venezuela, Cuba… e incluso en el Estado Español, desacreditando sistemas de gobierno globales o procesos electorales concretos —como en el caso de nuestras últimas elecciones generales—, pero con Afganistán, los medios que he consultado apenas si se plantean la posibilidad de cuestionar la legitimidad de un resultado conocido de antemano por todos y condenado en pleno por toda la oposición.

Carezco de la información suficiente para saber si las denuncias opositoras tienen suficiente fundamento, pero al menos la pose del 100% de la oposición (15 de los 18 candidatos, pero dos de ellos optaron por pedir el voto a Kharzai) merece ser tenida en consideración. Problemas con el censo, presiones gubernamentales para desviar el voto, amenazas de muerte si no se vota por el presidente interino, falsificación de más de tres millones de tarjetas, organización de los comicios por los propios delegados de los candidatos… son parte del cúmulo de irregularidades denunciadas. Teniendo en cuenta de que la policía y los invasores se encuentran sólo en las ciudades y que la inmensa mayoría de la población (3/4 partes) viven en medios rurales a expensas de los líderes tribales y señores de la guerra, habremos de considerar lo sucedido hoy mismo como un simple rito dirigido más a los occidentales que el ejercicio de la capacidad de un pueblo para dirigir sus designios.

Pero los medios principales —curiosamente salvo Euronews— apenas si se hacen eco de la pura anécdota: que la tinta indeleble se borraba con facilidad y permitía votar en más de una ocasión a quien lo deseara. Tendrían que haber hablado antes con alguna discoteca española.

Copyleft Juanlu González
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