Comienza el plan «petroleras por militares» en Irak

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Compañías petroleras plantan al gobierno iraquí en su intento de privatizar la explotación de los campos de petróleo y gas, donde se estiman que se encuentran las terceras reservas mundiales. La mayorías de las subastas planteadas quedaron desiertas ante la pretensión, no ya de poseer el derecho a la extracción de hidrocarburos, sino por el deseo manifiesto de las multinacionales de hacerse con la propiedad completa de los pozos petrolíferos subastados, el 40% del total de las reservas conocidas.

Únicamente el campo de Rumaila, el mayor de todos, situado en el sur del país ha sido adjudicado a la británica  BP consorciada con la estatal china CNPC Limited a cambio de percibir 2 dólares por barril extraído durante 6 años, lo que puede suponer una fuente de ingresos cifrada en hasta 6 millones de dólares diarios. Otras 30 empresas, que en principio aceptaron competir en la subasta por los 7 campos restantes, declinaron hacerlo al estar en contra de las condiciones económicas propuestas, llegando a pedir hasta 10 veces más que lo ofrecido por el gobierno, por lo que es difícilmente esperable un acuerdo en fechas próximas cuando se retomen las negociaciones. En total se producen cada día en Irak unos 2,4 millones de barriles —muy por debajo de lo que se extraía antes de la invasión— que se pretende aumentar a más de 4 en los próximos años.

El gobierno de Bagdad está atado de pies y manos, para explorar otro tipo de contratos  ya que su población es consciente de que la invasión del país se realizó para privatizar su petróleo —nacionalizado por Sadam en 1972— y montar un acuerdo distinto al de servicios que han propuesto no resultaría bien acogido por la opinión pública. Lo que no se comprende es qué va hacer la compañía petrolera iraquí que se está creando en la actualidad, ya que cuando se culmine el proceso de fundación de la misma, todos los campos estarán en manos extranjeras al menos por 20 años.

Pero al margen de los detalles de la historia, resulta curioso observar cómo coinciden prácticamente dos hechos en el país, el asalto de las petroleras extranjeras justo en el momento en que el ejército invasor comienza la retirada hacia sus bases militares dejando de patrullar en las ciudades iraquíes. El gobierno decretó el día de la retirada parcial como festivo y declaró que la fecha era un gran logro de recuperación de la soberanía nacional, algo que disgustó profundamente a los norteamericanos que no les apetece que les recuerden su verdadero papel en el conflicto. La salida de las tropas se convirtió en una auténtica demostración de repulsa a los invasores. Sin embargo, otros negros conquistadores acaban de llegar al país decididos a quedarse por más tiempo.

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