No se si creen que somos lerdos o si piensan que por repetir muchas veces lo mismo el personal se va a creer sus mentiras. El viernes por fin desvelaron qué iba a ser de los impuestos en el próximo ejercicio. Como se preveía, se van a tocar todos los tipos de IVA menos el que afecta a los productos básicos, se van a anular la deducción lineal del IRPF (los famosos 400€ de rebaja universal) y se gravará un poco más a las rentas del capital.
Entre todas las medidas se prevé un aumento de la recaudación de 11.000 millones de euros. Porcentualmente la cosa quedaría como sigue:
- Rentas del capital: 800 millones de euros de ingresos extra que pagarán los que más tienen.
- Aumento del IVA: 5.100 millones de euros, es un impuesto al consumo de carácter universal, que afecta sobre todo a las rentas más bajas.
- Eliminación de los 400 euros en el IRPF: 5.700 millones, una absurda medida que afectaba por igual a multimillonarios que a pensionistas.
Es obvio que con la bajada de precios que se está produciendo durante esta recesión, el gobierno espera que las medidas impositivas no afecten al consumo interno, que es un factor imprescindible para salir de la crisis, pero de lo que no cabe la menor duda es que, lo que se nos vende mediáticamente como fruto de la acción de gobierno de un gobierno de izquierdas, es justamente todo lo contrario, un conjunto de decisiones más propias de un ejecutivo conservador que busca el apoyo necesario de la cámara por su vertiente más de derechas. De lo contrario, se restablecería el impuesto de patrimonio, se eliminaría el cheque bebé (2.500€) para las rentas más altas o no se bajaría dos puntos —como lo hizo el PSOE— el tipo máximo del IRPF.
Creo que Zapatero y su ejecutivo van necesitando una movilización de la clase trabajadora que bien podría ser bajo la figura de una huelga general para tratar de devolverlo al redil de la sensatez y de esa izquierda con la que dice estar comprometido. Obviamente las movilizaciones del PP —hoy mismo en Dos Hermanas—, aprovechan oportunistamente las contradicciones del gobierno para sacar réditos políticos pero desde una óptica que persigue el abaratamiento del despido, la reducción de impuestos al empresariado y a las rentas más altas y la eliminación en la medida de lo posible del exiguo estado de bienestar del que disfrutamos en nuestro país.
