Tras estas dos caritas inocentes y risueñas se esconde una situación que, a priori, no pudiera parecer tan dramática como realmente lo ha sido. Hemos podido observar a pocos metros de distancia cómo una cría de Calderón ha sido acosada por un par de delfines mulares durante al menos una hora. En primera instancia creíamos que la intención de la persecución y el forcejeo era la de impedir que subiera a la superficie a respirar para así matarlo y papeárselo. Sin embargo, poco a poco, los biólogos marinos de la empresa Turmares que nos acompañaban se decantaron por intenciones más de tipo sexual, sobre todo porque ambos delfines tenían el miembro desenfundado y trataban de copular con la cría. En pocas palabras, estábamos asistiendo a un intento de violación interespecífica, algo bastante inaudito pero no del todo infrecuente entre estas dos especies de cetáceos —era la 2ª vez que lo veían.
El calderón, de vez en cuando lanzaba gritos agudos que se correspondieron casi siempre con la llegada posterior de un pequeño bando de congéneres que parecían tratar de liberarlo del acoso de los delfines. Los dos primeros grupos no pudieron hacer nada por él (o ella), pero al tercer intento los delfines desistieron y todo volvió a la normalidad, cada oveja con su pareja y nosotros a puerto, que el viento rolaba a levante y el Estrecho de Gibraltar podía convertirse fácilmente en cuestión de minutos en un lugar bastante peligroso para la navegación.
Por cierto, si aún no habéis visitado la página de firmas de los Bits RojiVerdes podéis ver que mi firma se corresponde, en la vista satélite a la máxima resolución, con un barco muy cerca del lugar donde he tomado la foto que os pongo más arriba. ¿Y tú? ¿desde dónde visitas los bits?¿cómo? ¿que aún no has firmado? 😉