Zapatazo en toda la boca a los trabajadores y trabajadoras

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Acabo de llegar de un intenso viaje de trabajo a Marruecos donde he andado bastante desconectado y a mi vuelta me he encontrado con un auténtico terremoto. probablemente me falten algunas claves, pero todo indica que tanto la UE como EEUU han presionado a nuestro país para que imponga un duro plan de ajuste económico como parte de la contribución española al plan de salvación del euro ante los ataques de los especuladores, esos tiburones que se vuelven locos al olor de la sangre en forma de debilidades financieras.

Para algunos ha sido la constatación de que la democracia dentro del sistema capitalista es una auténtica falacia, las decisiones de gobiernos supuestamente soberanos de las que dependen el bienestar de millones de personas están mediatizadas por poderes ajenos al control de los gobiernos y las instituciones de los estados. Es imposible ver las cosas de otra manera, de lo contrario no pueden explicarse los acontecimientos que se están viviendo estos días en muchos lugares de Europa donde la población está pagando los excesos del capital mientras la banca regresa a los beneficios sin que los dineros fluyan para financiar créditos a empresas o familias.

Y es que en el zapatazo de estos días podríamos aplicar las mismas reglas que contaba en el anterior post sobre los problemas griegos. Se nos aplica un paquete de recortes que van a hacer aún más difícil la salida del déficit porque lo que va a provocar es un enfriamiento de la actividad económica retrasando así el escenario de superación de la crisis. ¿Cómo va a pagar sus deudas una pequeña tienda de barrio cuando a sus clientes se les ha bajado el sueldo y tienen menos disponible para comprar? ¿y si además el miedo a un futuro incierto hace retraerse aún más el consumo y fomenta demás el ahorro individual? Pues eso es lo que sucede tanto a escala macro como a escala micro. ¿Por qué entonces imponen pues estas medidas? ¿Van dirigidas a los mercados o a los estados y a sus gentes?

Pero suponiendo que fuera necesario hacer un gran esfuerzo de ahorro y que ZP no hubiera tenido otra opción que doblar la cerviz ante los envites de Merkel, Sarkozy y Obama, ¿habría otras formas de implementarlo?. Creo sinceramente que sí y es ahí donde discrepo profundamente con la política económica del PSOE. Hacer recaer el recorte en gastos sociales (ley de la dependencia), en los pensionistas y en los empleados públicos es simplemente demencial en los tiempos que corren. Lo mismo decir de las inversiones públicas que afectarán tanto al empleo como al tejido empresarial del país con más y más enfriamiento y más paro. Esto no se sostiene de ninguna manera.

Hubiera sido posible empezar por atacar a los gastos militares, más del 10% de los presupuestos generales del estado; por supuesto a los derivados del mantenimiento de la guerra de Agfanistán; también a los de la iglesia por todos los conceptos que recibe; el compañero Mezque apuntaba en un comentario la deuda de los clubes de fútbol que es lo mismo que lo que se pide que aporten los trabajadores de enseñanza y sanidad; se debería haber recuperado de una vez por todas el impuesto de patrimonio, una de las tonterías más sonadas del gobierno socialista; se deberían haber suprimido varios ministerios que tienen transferidas todas sus competencias a las comunidades autónomas; tampoco deberíamos olvidar una mayor progresividad fiscal… ¿Se os ocurren algunas más?

Pero lo que más me jode es hablar de este tipo de cosas cuando la tan cacareada reforma del capitalismo está pospuesta sine die, los paraísos fiscales continúan enterrando sumas de capital que deberían estar circulando por las calles, sigue sin regularse la economía virtual, la bolsa permanece campando por sus respetos al margen de la economía real y todo indica que no existe voluntad o firmeza para reinventar un sistema económico con más controles democráticos.