Siria ordena el arresto de los conspiradores en el asesinato de Hariri

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Estaba claro que Siria no podía quedarse quieta por más tiempo. El montaje del asesinato del exprimer ministro libanés le perjudicó gravísimamente hasta el punto que recibió amenazas de sanciones internacionales y fue obligado a retirarse de Líbano, a donde había sido llamado por la comunidad internacional para proporcionar cierta estabilidad tras los enfrentamientos confesionales atizados por Israel y la invasión llevada a cabo por este mismo país. Hace poco, el propio hijo de la víctima y actual primer ministro del país pidió perdón a Assad por la acusación a Siria, pero ahí no podía quedar el tema.

Siria ha presentado 33 órdenes de arresto contra miembros de la seguridad libanesa implicados en el complot contra su país e incluso contra el primer responsable del Tribunal Especial para el Líbano (TEL), el infame Mehlis, un verdadero hooligan a quien desde el primer momento ya se le vinculó con el sionismo y se denunció por falta de imparcialidad y rigor. La acusación parte de la denuncia del exjefe de la Seguridad General libanesa, un general que estuvo cuatro años en la cárcel por el testimonio de falsos testigos que la oficialidad no pretende juzgar ni investigar.

En estos momentos, la situación se repite y, de nuevo, el TEL se está instrumentalizando para culpar a Hezbollah del atentado con camión bomba, una vez expulsada Siria de Líbano y habiendo perdido gran parte de la influencia que ejerció sobre el país de los cedros. Sin embargo, el TEL ha decidido ignorar las pruebas que señalan a Israel y a sus servicios secretos del Mossad en el magnicidio, prestándose de nuevo a jugar a los montajes políticos al servicio de la política de EEUU en la región. Ahora el enemigo a batir es Hezbollah y una nueva manipulación mediática se cierne sobre la opinión pública mundial para demonizar a la resistencia libanesa y desestabilizar al complejo estado libanés. Hoy mismo agencias internacionales presentando la noticia no han dudado en ocultar la inocencia Siria y los montajes anteriores del TEL, presentando ambas realidades constatadas como simples opiniones de un estado culpable.

Es obvio que la orden de arresto de libaneses y personalidades internacionales es un asunto complejo y probablemente no llegue a ninguna parte, pero Siria está en su derecho de lavar completamente su imagen y destapar definitivamente a los autores del complot contra su gobierno, entre otras razones, para prevenir nuevos casos como el que se avecina.