Sakineh, ¿indultada?

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Como ya vaticinamos en su momento, Sakineh puede haber sido salvada de la horca. Aunque resta alguna confirmación oficial y las informaciones parecen contradictorias, todo indica que ha sido así. El sistema judicial iraní contiene una disposición que permite no ejecutar las condenas a muerte siempre que los criminales sean perdonados por sus víctimas o por la familia de esta. Y el plazo que ofrece para pronunciarse no es precisamente corto —5 años— para que así pueda pasar el tiempo necesario para que se enfríen los deseos de venganza y se pueda pensar con calma la aplicación de la pena capital. El resultado es que este tipo de indultos se aplica con muchísima frecuencia, por lo que, a pesar de las muchas condenas a muerte dictadas, se aplica en bastantes menos ocasiones.

La tendencia incluso es que la pena de muerte pueda ser abolida en la república islámica en los próximos años, como ya sucede de hecho con la lapidación, aplicada frecuentemente en la época del Sha de Persia —el aliado de occidente— y ahora en proceso de moratoria desde 2002 y en trámite parlamentario de erradicación definitiva al haberse pronunciado así una mayoría parlamentaria suficiente en 2008.

Su se confirmara, el montaje mediático quedaría definitivamente desactivado. Imagino que, inicialmente, todos querrán apuntarse la buena nueva durante unos días para luego ir montando una nueva forma de atacar al régimen iraní y justificar así la auténtica guerra que se libra contra él desde hace ya varios años. Una guerra que se juega en varios frentes, la asfixia diplomática, el embargo financiero y tecnológico, las operaciones de bandera falsa usando a grupos de al Qaeda para cometer atentados contra la Guarda Revolucionaria, el espionaje mediante drones, la amenaza militar nuclear anclada permanentemente frente a las costas del Golfo, el asesinato o secuestro de científicos, etc, etc y ahora la propagación de virus informáticos con apoyo de Israel para atentar contra las instalaciones nucleares del país que, de paso, se ha escapado y ha afectado a industrias de numerosos países del mundo pudiendo provocar una auténtica catástrofe como ha alertado la OCDE.