Mucho más que Guantánamo

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Europa en pleno se apunta a las peticiones de cierre de Guantánamo. Tras el «acto de guerra y propaganda» de los tres presos que decidieron acabar con sus vidas ahorcándose con las sábanas y ropas, las instituciones europeas se suman al clamor popular por el cierre de Camp Delta, la cárcel que EEUU mantiene contra viento y marea en la Cuba ocupada para escapar de su propia legislación y de los ojos de las instituciones y activistas pro derechos humanos.

Sin embargo, la petición, para ser creíble, tiene que ir más allá. Para empezar, tiene que exigir la marcha del imperio de la región que mantiene ocupada ilegalmente, pero también es necesario que la solución no pase por trasladar los presos y sus métodos a otros limbos alegales. Y menos aún a Europa. Parece probado que en el corazón del viejo continente existen o han existido varios centros de detención ilegal donde la tortura se practica con total impunidad. Las hay igualmente en Afganistán e Irak y en otros países de Oriente Medio y Asia.

No podemos escandalizarnos con la punta del iceberg y obviar todo lo que subyace bajo la parte pública de la sistemática persecución global contra los enemigos de EEUU y los atajos usados bajo el manto de la mal llamada «guerra contra el terrorismo»

Las sospechas fundadas de colaboración de muchos gobiernos europeos en las detenciones ilegales deben ser despejadas y, en su caso, cesadas de inmediato. También hay que denunciar las leyes usamericanas que permiten las torturas a los países donde el imperio subcontrata estas prácticas. Y si además alguno de ellos se encuentra en la Unión Europea (Polonia) o en sus puertas (Rumania y Bulgaria), las sanciones deben ser mucho más fuertes e incluso habría que llegar a congelar los procesos de adhesión. Sólo de esta manera la declaración de hoy del Parlamento dejará de parecer una simple pose al calor de los suicidios de Cuba.