Ejercicios de democracia

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Reflexiones sobre el golpe de estado argelino

Las democracias burguesas mantienen el control de los 3/4 de los recursos mundiales que consumen con la ayuda de los ejércitos, instituciones en cuyo seno se conculcan los derechos y libertades individuales más fundamentales. Los efectos de ese militarismo del norte en los países del sur son perfectamente comparables a los provocados durante la Grecia clásica por la minoría dirigente, culta, opulenta y pensadora, sobre los esclavos que le servían, les proporcionaban alimento, seguridad y bienestar.

Por lo pronto, directa o indirectamente, han conseguido su propósito. Chadli Benyedid ha pasado, más o menos libremente, el testigo a los militares educados en academias europeas y parece que muy relacionados con inteligencias como la francesa. Es posible que lleguen a controlar totalmente la situación, pero también cabe la posibilidad de que las pintadas que están apareciendo en Árgel, que amenazan con “estado islámico o yihad —guerra santa—“ puedan hacerse realidad en un país en bancarrota con una masa de desheredados sistemáticamente olvidados por el Frente de Liberación Nacional, el partido que ha permanecido en el poder desde la independencia de Argelia.

El propio Estado Español, ejemplo de transiciones de dictaduras a regímenes democráticos, tiene por jefe a un heredero de una casta superior de dirigentes elegidos “por voluntad divina” quien, para colmo, ostenta la jefatura del ejército —no tan simbólicamente como se piensa, véase sino aquel 23F todavía sin aclarar del todo—.

A pocos kilómetros de aquí, los servicios secretos de la nación que hizo la revolución que marcó los designios de occidente, no ha mucho que volaron un barco —con una persona a bordo— de una organización ecologista noviolenta que protestaba contra la realización de pruebas nucleares.

La polémica en España de los fondos reservados y de las conexiones del GAL con el aparato del Estado no lleva visos de aclararse definitivamente gracias al obstruccionismo de nuestro gobierno. De igual modo, parece inútil relatar las actividades de agencias de inteligencia tradicionalmente más activas como la CIA o el Mossad israelí: golpes de estado, asesinatos, secuestros, entrenamiento y equipamiento de grupos paramilitares y escuadrones de la muerte… son la cara oculta de países más o menos modélicos a los que se pretende emular por parte de las naciones en vías de desarrollo y por el desmembrado y caótico este europeo.

Un caso similar a los anteriores vuelve a llamar la atención por lo paradójico. Se ha creado en Argelia el “Frente Democrático” , una especie de plataforma que pretende impedir la llegada del integrismo al poder por todos los medios —constitucionales o no— posibles. Muchos de esos demócratas de nueva planta son los que llevan años reprimiendo a los islamistas, asesinando, encarcelando o torturando a los líderes del Frente Islámico de Salvación. Sin embargo, de momento están siendo apoyados por los medios de prensa occidentales y por muchos gobiernos que ven con temor la llegada al poder —por las urnas— del integrismo; movimiento tradicionalmente antioccidental, de autoafirmación cultural y religioso, nacido de un sentimiento anticolonial como lógica reacción a años de dominación y humillación.

Los voceros del poder, sus partidarios y muchos medios occidentales achacan la victoria del FIS a la masiva afluencia de petrodólares procedentes de Arabia Saudí, a la compra de votos y al engaño de una población analfabeta con maniobras extrañas. ¿No nos suena de algo una retahíla parecida? Vienen a nuestras mentes todo aquello del oro soviético, del voto cautivo por prebendas tipo PER o el voto masivo al partido socialista en las zonas rurales por parte del colectivo de pensionistas dependientes de la limosna estatal. Evidentemente, ello no ha sido motivo para anular las sucesivas elecciones celebradas en el Estado Español.

Sin embargo, en Argelia han sido parte de las excusas utilizadas para anular el proceso de transición a la democracia después de varios lustros de dominación del FLN en régimen de partido único, quien ha perdido las elecciones a pesar de modificar las leyes a su beneficio. Cabe ahora pensar que ahora, con el previsible agravamiento de la situación económica, el FIS se convertirá en la víctima heroica que intentó enmendar la situación y que se lo impidió un golpe de estado militar. Sobre ellos recaerá el favor popular si llegan a convocar elecciones en los plazos previstos. Llegados a ese punto no quedará más remedio que dar otro golpe para “salvar la democracia”. Pero ¿es que sólo se puede acatar la voluntad popular cuando no pone en duda el statu quo? ¿no será que la democracia es un sistema occidental que queremos exportar, o más bien imponer, a todo el mundo? ¿y no es eso el más puro ejercicio de fundamentalismo?

15/1/92
Copyleft Juan Luis González Pérez