EEUU presiona para no tener que ejercer el derecho de veto en el Consejo de Seguridad

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La «diplomacia» norteamericana está tratando por todos los medios de no quedarse sola en el el CS de la ONU y evitar que los palestinos alcancen la mayoría necesaria (9 de 15 países) para así no tener que usar su derecho de veto, lo que lo visualizaría como enemigo declarado de la causa palestina y lo incapacitaría para hacer de mediador o árbitro en el conflicto en un futuro. Eso al menos es lo que dicen algunas fuentes oficiales en EEUU e Israel. Sin embargo, el hecho del uso del veto en este momento es sólo un acto simbólico, la feroz campaña desatada entre bambalinas ya de por sí lo inhabilita para nada, como todos los vetos anteriores y su postura día a día en torno a Israel y Palestina.

Palestina dice que ya tiene seguros 7 de los 9 votos necesarios, por lo que está desplegando —obviamente a otro nivel— una campaña de reuniones para concitar la solidaridad de otros pueblos a cambio de enemistarse con EEUU e Israel con lo que ello puede conllevar, sobre todo a países pequeños en manos de organismos internacionales y de la gran banca mundial.

Si no consigue sumar apoyos a su execrable postura, Washington ha amenazado con evitar incluso que se discuta el tema, con maniobras dilatorias que eviten la toma en consideración del pedido palestino. Forzar a Reino Unido a ejercer también el veto es otra solución para no quedar aislado del todo frente a la opinión pública internacional, algo que podrían tener al alcance de la mano pero que solucionaría bien poco a nivel de imagen o relaciones públicas.

Por otra parte, la campaña de amenazas contra la ANP no ha cesado. Los republicanos incluso han pedido que, si se presenta la resolución, Israel está en el derecho de anexionarse Palestina. Les han amenazado con retirarles los fondos de ayuda de los que dependen los funcionarios palestinos o con no pagar los 60 millones de euros que consiguen mensualmente en concepto de impuestos por las mercancías que se importan del exterior. Si logran el estado no van a tenerlo nada fácil, por mucho que Arabia Saudí haya prometido suplir la ayuda norteamericana.

Quedaría después el recurso a la Asamblea General de la ONU, donde no existe el derecho de veto y donde una mayoría suficiente ya reconoce a Palestina, con lo que sería posible un estatus de estado observador, pero no un miembro de pleno derecho. No obstante, ello sería suficiente para firmar tratados como el de pertenencia al Tribunal Penal Internacional, lo que provocaría que los genocidas de Israel y quizá incluso los colonos, no pudieran salir de los muros racistas de los que se rodean cada vez por más lugares. Pero los plazos apuntan a mediados de octubre, habría que seguir esperando. Es lo que conlleva haber optado en un principio por el Consejo de seguridad en vez de directamente por la Asamblea, un auténtico misil contra EEUU y Obama, quien prometió un estado palestino antes de la celebración de la presente Asamblea de la ONU.

Cualquier cosa puede suceder, pero con la capacidad de presión de EEUU, no pintan bien los augurios para los palestinos. Si todo sale mal, la jugada maestra sería disolver la Autoridad Nacional Palestina y dejar a Israel a cargo de todos los territorios ocupados. Si se produjera la anexión de Cisjordania y Gaza, Israel dejaría de ser un estado de mayoría judía en el transcurso de unos pocos años. Esa podría ser la acción de oro de Abbas y quizás, su último cartucho.

De lo que no cabe duda es de que es absolutamente necesario redefinir la ONU adaptándola a una realidad que difiere mucho de la salida de la II Guerra Mundial y un mundo bipolar. Sin democracia interna, alcanzar justicia es harto complicado.