¿Quién ha puesto ácido bórico en la sopa?

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Desde antes del verano confieso que no escuchaba la COPE, tras la vuelta de don Federico, cada vez que durante mis viajes zapeaba por el dial y me topaba con la emisora de la iglesia volvía oír lo mismo una y otra vez. 11M hasta en la sopa. Como ya el tema me lleva hasta el hartazgo, inmediatamente cambio de cadena. Pero hete aquí que con el cierre de la investigación de los atentados y el próximo inicio del juicio oral la derecha mediática y la política se han puesto muy nerviosas y han recrudecido su batalla para que tratar de evitar que se dicte sentencia antes de las elecciones generales. Ante esta última y brutal ofensiva, esta vez sí que ha habido respuesta en ambos frentes, parece que ya nunca más se les va a dejar que el ventilador pepero siga llenando de excrementos la vida pública española de manera impune. Así que el 11M ha vuelto al primer plano de la actualidad general y ya es imposible huir de él.

El último caso de estos días es el del ácido bórico y las falsificaciones del documento pericial. En sí mismo se trataría del enésimo intento vano de vincular a ETA con el grupo islamista que perpetró los atentados pero de una guisa ridículamente similar a aquella cinta de la Orquesta Mondragón que durante unos días la COPE y El Mundo esgrimieron como prueba «inequívoca» de la ansiada relación interterrorista. La cosa no debería haber ido más allá, ya que esta sustancia química es de uso doméstico y fácil adquisición para bastantes aplicaciones cotidianas. Otro ridículo de Pedrojota y Losantos por haber llevado esta nimiedad a portadas y noticias de apertura de sus respectivos «informativos».

Sin embargo, declaraciones cruzadas de manipulación del informe la convirtieron en un verdadero huracán. En principio la brunete mediática acusó al gobierno, pero después, por puro efecto bumerán, se ha vuelto contra los denunciantes. ¿Cuál es la verdadera relevancia del caso? Pues que ha puesto de manifiesto que existe una trama desde la derecha que persigue culpar al gobierno de encubrir —o provocar— los atentados de Madrid que no duda incluso en falsificar documentos públicos para lograr sus espurios objetivos políticos y económicos. En esta ocasión los han pillado con las manos en la masa y ello puede desacreditar toda la estrategia de oposición sobre la que el PP ha centrado los esfuerzos para volver al gobierno. Eso explica las airadas respuestas de la caverna al interrogatorio del juez Garzón a los peritos de explosivos que —no olvidemos— reconocieron haber falsificado un documento público con fines políticos, algo que los medios que manejan a la derecha pol´tica española intentan obviar a la desesperada, centrándose en aspectos formales de competencias de la Audiencia Nacional, de la dureza y duración de los interrogatorios o de cuándo los testigos pasaron a ser imputados y si requerían asistencia letrada o no.

¿Por qué la insistencia de centrar en ETA todo el debate? ¿por qué el PSOE no ha dejado pasar el informe si la prueba aportada era una estupidez? —me preguntaba anoche un compañero. La derecha opina que es porque es pecado atacar o nombrar si quiera a esta organización en el contexto de los atentados del 11M, ya que el gobierno socialista la está protegiendo porque se ha «rendido» a la banda y les va a entregar la unidad de España, Euskadi y Navarra en bandeja de plata. Pero como dije anteriormente la elevación del ácido bórico matacucarachas a los altares se debe a que los han pillado en un renuncio que puede desmontar la estrategia general opositora del Partido Popular. Hay más motivos para que este partido machaque una y otra vez con ETA. De una parte, porque las mentiras del PP a la opinión pública pesan como una losa en la credibilidad de este partido (marea negra del Prestige, armas de destrucción masiva de Irak, atentados del 11M, etc.) que aspira a volver a Moncloa cuanto antes. Por otra, los populares no pueden permitir que ETA desaparezca durante un mandato socialista. Ellos, que hicieron de la existencia misma de la organización terrorista un eje fundamental de su política. Así que, llegar a la anhelada paz en un momento de buena situación económica, con el estado autonómico remozado y unas pocas reformas sociales valientes le podría suponer al PSOE revalidar su victoria del 14M sin ninguna dificultad. Es a eso a lo que no están dispuestos en el PP, por eso tratan de frenar con todos los medios a su alcance cualquier logro en este sentido. Lo malo es que por el camino se van a llevar la credibilidad de la democracia, del sistema judicial y la de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, es el precio que están dispuestos a pagar por erosionar al PSOE.

¿Triste, verdad?