La guerra de invasión de Libia se extiende a Mali

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África es el próximo escenario donde las potencias hegemónicas van a continuar la partida de El Gran Juego 2ª parte. Uno de los motivos por los que se puso en marcha la invasión de Libia era el manifiesto panafricanismo de Gadafi. Con los réditos del petróleo estaba poniendo en marcha en todo el continente vastos programas de telecomunicaciones con los que superar el dominio occidental en este campo y abaratar los altos costos que suponían el no perder para siempre la posibilidad de entrada en el mundo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. El lanzamiento del primer satélite africano hubiera sido algo imposible sin el dinero libio. La creación del Banco Africano de Inversión en Libia y del Fondo Monetario de África en Camerún eran también iniciativas muy molestas para antiguas naciones coloniales que pretenden seguir ejerciendo para siempre el papel de únicos dueños de los recursos naturales y geoestratégicos del continente.

Era bastante obvio que la práctica desaparición de Libia como país iba a traer consecuencias desastrosas en los países de su entorno. Gobiernos como el argelino advirtieron de esta posibilidad y se negaron siempre a la intervención extranjera justamente por problemas como los que ahora sufre Mali. Libia acogía a centenares de miles de inmigrantes de los países más pobres de su entorno, que vivían en el país disfrutando de nacionalidad, plenos derechos y de unas condiciones de vida envidiables e inimaginables en sus estados de origen. Durante y después de la guerra de agresión contra Trípoli, la mayoría de ellos, de raza negra, fueron expulsados, cuando no asesinados, torturados o encarcelados por su apoyo al régimen que les salvó de la muerte segura o de una vida indigna por decenas de años.

Otra parte de ellos eran de etnia Tuareg —musulmanes pero no árabes— y procedían de Mali, adonde volvieron tras el asesinato de Gadafi y la caída de Libia a manos de la OTAN. Volvieron al norte de un país sumamente pobre y totalmente inestable tras la destrucción del país de la Yamahiriya. Allí compartieron territorio con muchos salafistas argelinos de al Qaeda (cercanos al Frente Islámico de Salvación) que habían sido armados por EEUU y la monarquías dictatoriales del Golfo para arrasar con Libia, al menos con los que no enviaron a las fronteras sirias para continuar su trabajo. Esos tuaregs son gadafistas convencidos y sólo persiguen vivir como nómadas en paz en su desierto sin fronteras. Los integristas, por el contrario, buscan la independencia de la región, de hecho proclamaron unilateralmente el estado de Azawad con capital en la legendaria Tombuctú. Muchos medios opinan que los wahabistas y salafistas se han aliado a los tuaregs, pero es algo extraño sabiendo fehacientemente que provienen justo bandos contrarios y que se enfrentaron a muerte en suelo libio hace sólo unos meses. Seguramente habrá tuaregs luchando contra el gobierno provisional de Mali, pero es improbable que sea algo generalizado.

Lo que no parece casual es que, a la vez, la presencia de los salafistas se esté convirtiendo en la excusa ideal para justificar la intervención de la OTAN. Nuevamente Qatar, Arabia Saudí y Kuwait se están encargando de financiar al extremismo islámico y, como es natural, no lo hacen sólo con una agenda propia, sino poniéndose al servicio de los Estados Unidos y sus aliados, entre ellos, la Francia neonapoleónica ahora representada por Hollande y antigua potencia colonial del país. Es difícil conjugar la amalgama de intereses de cada uno de los actores regionales en el conflicto, a veces sinérgicos y otras antagónicos incluso entre aliados estratégicos, pero una cosa es segura, si la OTAN invade Mali por la presencia de Al Qaeda en el Magreb Islámico y la proclamación de un estado integrista, es obvio que no permitiría que los salafistas estén tomando el poder en algunas localidades de la frontera turco-siria o lo hayan hecho de facto en Libia. Al Qaeda, de nuevo, es un instrumento de las potencias occidentales para lograr sus objetivos políticos coloniales…

¿Cuáles serían los réditos de hacerse con el control de toda Mali? Si el oro y el uranio no parecen razones suficientes, la posibilidad de que exista petróleo o gas son muy altas, cuatro preciados materiales indispensables en el mundo actual. Francia, por sus lazos «históricos» con Mali se ha aprestado a pegar los primeros tiros en esta nueva guerra, marcando el terreno para estar en la pole position del expolio del país. Pero seguramente le seguirán otros por su cuenta y riesgo, cuando, en teoría debería ser un asunto de la propia ONU o la Unión Africana.

El Pentágono anunció que enviaría este año 2013 hasta 35 misiones militares al continente africano, sólo estamos a 12 de enero y ya tenemos la primera ocasión para comprobarlo. Con permiso de Medio Oriente, 2013 será un año eminentemente africano en el contexto de la política internacional.