Mañana se vota en el Congreso de los Diputados la Iniciativa Legislativa Popular para impedir los desahucios presentada por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Esta ONG ha conseguido 1.400.000 firmas, casi el triple de las necesarias, a pesar del proceso torticero que impone la ley española para impedir la participación ciudadana en asuntos políticos. Es, con diferencia, la más apoyada de todas las ILPs de la democracia española. Aún así, todo apunta a que el Partido Popular, con su aplastante mayoría absoluta conseguida con apenas el 25% de los votos posibles de las últimas elecciones, tumbará la iniciativa. Probablemente anuncie algunas medidas suplementarias a las que ya ha tomado al dictado de la banca, medidas que no han servido absolutamente para nada; pero la dación en pago retroactiva, la moratoria de todos los desalojos y el alquiler social de las viviendas vacías en poder de los bancos, quedarán en agua de borrajas.
Probablemente, jueguen con lo que algunos llaman neolenguaje, dirán que la dación en pago es asumir la pérdida de la casa y eso es malo para la ciudadanía, que lo que el Partido Popular desea es que se garantice el derecho a la vivienda cuando sus códigos de buenas prácticas y sus laxas normas siguen echando a la calle a miles de ciudadanos cada año. Dirán que ya han puesto en marcha viviendas de alquiler, aunque con un parque de unas 6.000 casas no se llega a cubrir ni una mínima parte de las necesarias. Dirán que Europa no dejaría adoptar medidas de este tipo porque nuestra banca está rescatada y ello supondría un agravamiento de su ya precaria situación, cuando es una medida bastante generalizada en países de nuestro entorno. Dirán que ya paralizan los desahucios, aunque la moratoria de dos años dictaminada en algunas ocasiones sea sólo una especie de aplazamiento de la condena de muerte civil a la que están empujando a los más débiles de nuestra sociedad.
Pero, digan lo que digan, el desgaste político de la derecha será difícil de evitar, diría que mas bien imposible de evitar. La sociedad española está más que sensibilizada con el tema, son demasiadas las personas que han perdido la vivienda, muchas familias que han tenido que reagruparse o hacinarse, mucha gente que está en la calle, que vive de la caridad, mucha gente sin vivienda pero hipotecada de por vida por unas leyes injustas, criminales, redactadas para favorecer a la banca y sin parangón en ningún otro país europeo.
No es ya sólo el tema de los suicidios, la punta del iceberg del problema, es mucho más que eso. Cuando Rajoy ha hecho público su patrimonio habiendo mentido u ocultado dinero al Congreso. Cuando se ha conocido su sueldo real y cómo fue subiendo a la par que crecía la crisis, mientras él mismo pedía moderación salarial. Cuando todo el mundo ha podido apreciar cómo la casta política dominante vive a expensas de lo público arruinando a la ciudadanía. Cuando se constata que aquí quien paga a hacienda es la depauperada clase media. mientras que los pudientes, incluido al parecer nuestro querido presidente, se las ingenia para no pagar o evadir la solidaridad más elemental… La gente esta demasiado cabreada como para admitir pulpo como animal de compañía. O se toman medidas claras de apoyo al 99% de la ciudadanía en detrimento del 1%, o el PP se hundirá en el mismo ostracismo en el que ahora está el PSOE.
Pero aún hay más. Mañana se estudiará otra Iniciativa Legislativa Popular, esta vez para declarar las corridas de toros como bien de interés cultural, apoyada por unas 600.000 firmas y que cuenta con el apoyo previo del PP y la abstención del PSOE. Si aprueban sin más esa tontada para contentar a la caverna y a lo más rancio y cutre del país y paralelamente se niegan a tramitar una medida que aliviaría la vida de centenares de miles de personas, la derecha se pondrá ella solita —otra vez— a los pies de los caballos. Allá ellos, cuanto antes consigan la desafección total del pueblo, antes descansaremos del peor gobierno que jamás ha tenido este país.
