Expulsado el embajador norteamericano de Bolivia (y Venezuela, y Honduras…)

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En el 35º aniversario del golpe de estado norteamericano contra Allende y en el 7º del autogolpe  en EEUU, los gringos están inmersos en el proceso de desestabilización de Bolivia agitando a la oligarquía y a minorías racistas contra el gobierno Evo Morales. Recién refrendado en las urnas y, ya que por métodos democráticos pudieron tumbar al indio, creen que es el momento de usar métodos violentos para agitar la secesión o, en su defecto, el derrocamiento del presidente. Para ello nadie mejor que Philip Goldberg, experto en guerras civiles de sangriento curriculum en los Balcanes —especialmente en Kosovo— y reputado sionista neocon. La gota que ha colmado el vaso de Evo ha sido la reunión mantenida con un prefecto opositor justo en el momento del inicio de las revueltas y los atentados contra infraestructuras energéticas del país en una especie de golpe petrolero a la venezolana. Con varios incidentes similares protagonizados por el diplomático en los últimos meses, Morales ha decidido expulsar al embajador en un acto que, sin duda, va a agravar aún más las tensas relaciones entre ambos países desde que Bolivia decidió poner sus recursos naturales al servicio de la población más desfavorecida e inició procesos nacionalizadores que le han permitido disponer de recursos para mejorar la calidad de vida de la porción mayoritaria de la población secularmente olvidada a su suerte. Y eso es algo absolutamente imperdonable para los EEUU como fácilmente se puede comprobar tras una ligera ojeada a la historia reciente de Latinoamérica.

Actualización:

EEUU ha hecho lo mismo. Venezuela se apunta al carro y enciende los ánimos, Honduras le sigue la estela.