Pareciera que nos han retrotraído a aquella España negra del siglo pasado, que nos gobiernan los tipos del NO-DO. Los populares más impopulares de la historia de nuestro país nos conducen a una ruina sin retorno, a un negro abismo. Negro como el dinero de los sobres que todos sus grandes líderes han cobrado procedentes de sobornos de la casta empresarial. Negro como las tarjetas con las que pagaban en clubes de alterne para después pagar con las mismas en tiendas religiosas y tratar de lavar sus negras conciencias. Negras como las cuentas en Suiza de los más patriotas de los patriotas. Negro como el futuro que les espera a millones de españoles y españolas convertidos en auténticos esclavos pobres por obra y gracia de sus contrarreformas laborales. Negros como los nubarrones que se han cernido y aún se ciernen sobre la sanidad, la educación o la cultura. Negros como los trajes de esos malhadados europeos que vigilan el cumplimiento del sacrosanto austericidio comunitario.
Llevamos mucho tiempo sobreviviendo fundidos a negro, demasiado. Pero no cabe duda que 2015 será un año colorido. Muchas luchas, muchas banderas, muchas mareas, muchas movimientos, muchas agrupaciones y plataformas, muchas iniciativas de toda índole y condición han echado fuertes raíces y florecerán el año que ahora comienza como un prado multicolor en primavera que desterrará por muchos años a tanto anodino, corrupto e inútil que rige, queramos o no, buena parte de nuestro destino.
Queda muy poquito, no podemos cejar ahora en este empeño colectivo. Empecemos 2015 con fuerzas renovadas para darles el empujón que resta para arrastrarlos al agujero de la ignominia del que esperemos que tarden mucho en salir. Que cada uno o cada una enarbole el color emancipatorio que más le guste o convenga, ya sea el rojo, el negro, el violeta, el blanco, el verde… y pintemos cada rincón del país con una y mil mareas y tsunami de colores indelebles que hagan imposible la vuelta a la España negra en que nos han querido sumir de por vida esta panda de enemigos del pueblo. Nunca lo hemos tenido tan cerca y es probable que nunca lo volvamos a tener tan a nuestro alcance.
Personalmente, como siempre, seguiré al pie del cañón en los biTs RojiVerdes y en aquellos lugares, físicos o digitales, donde pueda ser útil al proceso de cambio ya iniciado e imparable. Que nos veamos codo con codo en las calles y en las redes en 2015, será, sin duda, buena señal.