Los libertadores

0
278

Todos y todas recordamos las excusas usadas para justificar la invasión de Irak. En un principio se trató de evitar de que pudiera lanzar un ataque con ADM químicas o nucleares contra nuestro territorio en unos pocos minutos. Se demostró que era falso, las armas de destrucción masiva vendidas, entre otros, por los EEUU ya se habían gastado contra Irán y contra los kurdos o habían caducado. Los intentos del régimen de Sadam para conseguir uranio enriquecido, denunciados por los cruzados antes de la guerra eran un burdo montaje puesto al descubierto rápidamente. Las conexiones con Al Qaeda no eran sino una burda mentira que ya ha sido admitida como tal por todos los gobiernos de occidente. Otra cosa diferente es que la adocenada mayoría de los norteamericanos sigan pensando que el líder iraquí ordenara los atentados del 11S. Las promesas de democratización de todo Oriente Medio y la solución final del conflicto palestino, mirándose en el espejo de la democracia iraquí, chocan con la macabra realidad. El problema palestino nunca ha estado peor, la Hoja de Ruta ha muerto bajo los bulldozers sionistas y el muro del apartheid.

Únicamente les queda a los voceros del imperio y sus coros de voces celestiales la excusa de acabar con un dictador peligroso que vulneraba los derechos humanos de su pueblo. Para lograrlo, no dudaron en acabar con la vida de entre diez mil y quince mil civiles inocentes, en destruir las pocas infraestructuras que quedaban en pie del estado iraquí, en acabar con la identidad nacional permitiendo el expolio de los restos de su pasado milenario, en eliminar todo vestigio de organización social o militar. Han usado técnicas medievales de sitio, cercando ciudades e impidiendo el suministro de alimentos, de agua, de luz… atacando ambulancias, evitando el acceso a hospitales y bombardeando barrios poblados de civiles.

Algunos bien intencionados dirán que se trata de efectos colaterales justificables por la santa misión de expandir la democracia a todos los rincones del mundo. Pero esta vez han ido demasiado lejos. Las fotos divulgadas en un prestigioso programa norteamericano en prime time pueden hacer estallar a los pocos iraquíes que aún no se han decidido a combatir a los cruzados. Prisioneros desnudos, sometidos a agresiones o a tratos vejatorios de naturaleza sexual son para la cultura árabe graves afrentas y humillaciones que difícilmente podrán olvidar. Imagino que en los próximos días irán apareciendo en diferentes medios de prensa y televisión árabes y se concretarán las reacciones sobre el terreno. La bajada de pantalones de Faluya no va a ser suficiente para calmar los ánimos de una población cada vez más enfervorecida y decidida a expulsar al invasor. A Bush y a los suyos se les están acabando las excusas y amontonando la faena. Menos mal que la soldadesca de la Plus Ultra ya ha emprendido el necesario camino a casa. ¿Qué se inventarán ahora?

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.