El ISIS trae un trozo de las guerras del imperio a Europa

0
650
bruselas
Hoy los pueblos de Europa están de luto, el yihadismo ha alcanzado el corazón del viejo continente. No es fácil mantener la templanza viendo las terribles escenas que han pasado hoy por TV o por Periscope. Pero ahora, más que nunca, es necesario pararse a reflexionar qué está pasando. Los atentados de Bélgica pueden ser un error de los servicios de inteligencia belgas, pueden ser también un error de coordinación en la inteligencia europea, sin duda tienen que ver con los recortes del estado del bienestar europeo, así como con graves fallos de integración de personas nacidas aquí cuyos padres o abuelos llegaron a Europa desde tierras lejanas; puede tener que ver con fenómenos de radicalización en las redes sociales, en determinadas mezquitas o en las cárceles… hasta ahí de acuerdo con los análisis de los expertos de cámara que inundan nuestros medios de comunicación.
Sin embargo, hay otros hechos a tener en cuenta. EEUU, Europa e Israel han usado al terrorismo yihadista como marionetas para derrocar gobiernos que no eran de su agrado. Las guerras de la OTAN y sus aliados han apedreado avisperos que se encontraban en relativa calma hasta provocar las catástrofes humanitarias que estamos viendo en Irak, Siria, Libia, Afganistán o Yemen. Nuestros gobiernos no son inocentes. En el mejor de los casos miraron para otro lado cuando el Estado Islámico conquistó tierras en Irak y Siria, dejaron que vendieran el petróleo robado o que desmontaran fábricas completas y las vendieran a Turquía. No les importó que consolidaran sus feudos ocupados, que cobraran impuestos, vendieran mujeres y montaran un pseudoestado, porque así amenazaban a países díscolos e independientes de las políticas de occidente. En el peor de los casos les proporcionaron armas, equipamiento, uniformes, entrenamiento, le pagaron sueldos y les dieron drogas para evitar sentir dolor, frío o cansancio en la batalla.
Por eso, pretender ahora que ese fenómeno se circunscriba al ámbito donde sirven a los espurios intereses de la OTAN, es como querer parar una ola con un castillo de arena. Deben dejar en paz a Siria y a Irak para que ganen las guerras a los terroristas, ejerciendo una labor de presión contra Turquía y Arabia Saudí para que dejen de apoyar a los yihadistas. Es necesario también estabilizar Libia, el país más próspero de África hasta la llegada de la OTAN, convertido hoy en un lodazal donde el ISIS ya controla extensas regiones costeras y amenaza con extenderse aún más hacia el interior. Deben para los bombardeos sobre Yemen, esa guerra olvidada porque a los medios no le interesa que veamos a Arabia Saudí matando niños o provocando millones de desplazados que no salen en los telediarios.
Nada es casual, nada es gratuito. Hoy, una pequeña parte de las guerras atizadas por Europa ha llegado al viejo continente. Es un escándalo, es muy doloroso, han muerto muchos inocentes que no saben ni comparten lo que sus gobiernos hacen a miles kilómetros de distancia. Pero sólo es una mínima porción de lo que nuestros mayores han provocado en Oriente Medio o en África: podemos acordarnos del más del centenar de civiles masacrados en el mercado bombardeado por Arabia Saudí en Yemen en días pasados, o de los más de 50 inocentes recientemente masacrados en Aleppo por las bandas terroristas, o de los últimos asesinatos cometidos por el régimen israelí.
Europa hoy se ha asomado tímidamente a la cotidianidad impuesta por sus alianzas militares y geoestratégicas en muchos lugares del planeta y se ha sentido sacudida, conmocionada, en estado de shock. Imaginemos por un segundo lo que nos sucedería si tuviésemos que vivir diariamente bajo el yugo del Daesh, bajo sus bombas, con la amenaza de sus cuadrillas de decapitadores. ¿Sería insoportable, verdad? Pues apliquémonos el cuento, lloremos a nuestros muertos, pero exijamos a nuestros gobiernos que dejen de injerir para derrocar gobiernos y organizar guerras por el mundo para imponer a tiranos afines bajo la excusa de expandir la democracia.
No a las guerras, no a la OTAN.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.