La marea roja hoy es más imparable que nunca. Como ya sucedió hace apenas unos pocos días, el miedo a quedarse encerrados en una pequeña bolsa rodeada por el ejército sirio y sus aliados, ha hecho cundir el pánico entre los terroristas, que están huyendo en masa de los barrios del noreste de la zona ocupada, y está permitiendo la rápida liberación de más y más distritos. Los últimos en caer en manos de los sirios han sido los de Karam al Myassar y Dahret Awwad, pero no se descartan nuevos avances a muy corto plazo. Es muy probable que toda la zona al norte de la Ciudadela de Alepo caiga en breve en manos del pueblo.
La retirada al sur puede tener otro objetivo, algunas facciones terroristas han anunciado que van a tratar romper el cerco desde fuera de la ciudad como ya intentaran —con poco éxito— hace unas pocas semanas. Quizá traten de atacar a la vez desde ambas partas para poder establecer un corredor por dónde huir definitivamente de Alepo o por el que recibir refuerzos y defender lo que les queda de la ciudad. No obstante, dada la concentración de fuerzas del ejército sirio, de Hezbollah, los palestinos de Liwa al Quds y las milicias iraquíes, esta opción se nos antoja harto complicada. Sobre todo porque el cerco por el sur se está cerrando muy rápidamente y los yihadistas andan en retirada también por ese área. Así que, o se rinden, o serán capturados o aniquilados. No les queda otra.
El fin de la presencia terrorista en Alepo es cuestión de días. La pretensión del eje de la resistencia es que la operación haya terminado antes de la toma del poder por Donald Trump en enero, algo que, a la vista de los hechos parece perfectamente plausible.