La Justicia es un cachondeo (x2)

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Esta conocida frase, que popularizó un destacado político andaluz en los años 90, se ha escuchado hoy bastante en las tertulias de café, de tapitas o sobremesa. La gente está indignada con lo sucedido con el caso Mari Luz, la niña que murió asesinada porque un un pederasta llevaba dos años en la calle al no ejecutarse la sentencia que lo  condenaba penas de privación de libertad. La resolución del procesamiento del juez Tirado por el Consejo General del  Poder Judicial con una multa de 1500€ en un caso de tanta alarma social, ha soliviantado a políticos, periodistas y otros creadores de opinión en nuestro país.

Mucho se está hablando de corporativismo, del fallo general del modelo de gobierno de los jueces, como un poder del estado intocable, gobernado por ellos mismos y con poco control democrático. Las comparaciones con la responsabilidad civil de otros gremios profesionales son inevitables en cualquier conversación que se precie. En cierta manera, no deja de ser natural como reacción a un verdadero escándalo: ¿cómo pueden tasar la vida de una niña en 1.500 euros?, ¿cómo es posible que ese juez siga ejerciendo tan tranquilo? —se apostilla no sin cierta dosis de fácil demagogia.

Pero no es un tema tan simple como eso, el gobierno del PSOE ha anunciado un cambio legislativo para acotar la responsabilidad y el régimen sancionador de los jueces, posiblemente porque las normas actuales fuesen insuficientes. La carrera judicial está de uñas contra todo, incluso se han atrevido a anunciar una huelga de celo en febrero para que el sistema reviente. La falta de medios materiales y humanos es, para muchos de ellos, la responsable de todos los males de la justicia. Dinero, dinero y más dinero.

Sin embargo, apenas si se suele atacar la raíz del asunto. El poder omnímodo que ejerce la casta judicial es un grave peligro para la sociedad. El modelo de jueces gobernados por jueces debe ser sustituido por otro donde exista más control popular, y no me refiero a un sistema de repartos de cuotas de profesionales del ramo nombrados por partidos, sino a algo parecido al concepto de jurado popular independiente que evalúe en cada caso la conducta de los supuestos profesionales, cualquier cosa con tal de que sea más democrática que lo que ahora sufrimos.

De todos es sabido que la mayoría de la judicatura es conservadora por naturaleza. Mucho de los más retrógrado de nuestra sociedad está refugiado bajo las togas. Basta observar otro relevante y mediático caso resuelto hoy día con la inhabilitación temporal de un juez que trató de impedir la adopción de una niña porque no le gustaba la orientación sexual de la compañera de su madre biológica, ni la de esta misma, claro. Para este individuo, sus fuertes convicciones religiosas están por encima de las propias leyes emanadas del estado, razón de más para que esté apartado de la carrera judicial de por vida. Ahora dios le tendrá preparado un trabajo mejor e incluso ha amenazado con dedicarse a la política durante el periodo de inhabilitación.

¡Ojalá sigan su camino todos los talibanes que pueblan los juzgados del estado!, son una de las grandes lacras de este simulacro de democracia en la que vivimos. ¿No hay test psicotécnico que revele las taras mentales de este tipo de gentes antes de que alcancen trabajos de responsabilidad tan relevantes para el conjunto de la sociedad? Mucho nos quejamos de aquellos que tachamos de fundamentalistas religiosos en Irán, en Palestina o en Afganistán, mucho hablamos de la separación de estado y religión cuando se trata de modelos políticos ajenos. Pero nuestros frikis religiosos patrios no parecen incomodar a nadie, no en vano seguimos siendo parte de aquella reserva espiritual que tanto alababan a partes iguales nuestro dictador fascista local y el papa vaticano de turno.

4 Comentarios

  1. Voy a empezar por las coincidencias. El mundo del derecho es, sobre todo, de derechas, ¿cuanto más no lo será la judicatura? que después de terminar la carrera se tiene que estar entre dos y tres años para prepararse las oposiciones en una academia o con un preparador-a. (o sea, familia de pasta).
    La multa al juez Tirado, desde luego, es pequeña, pero no se debe confundir la sanción por una falta disciplinaria con la cantidad que correspondería por la responsabilidad civil. Hasta el momento no he leido que se le fuera a reclamar al juez, pero lo debería ver la familia. Ésta última cantidad sí sería proporcional a los perjuicios causados (la muerte de Mari Luz). También hay otros responsables de los que no se habla; sí los políticos y no es sólo cuestión de dinero. No se puede incumplir la ley y no desarrollar el modelo de oficina judicial, y permitir que el número de procedimientos por juzgado exceda, en la mayoría de ellos de lo razonable para que no se cometan demasiados errores. Los intereses partidistas por controlar el órgano de gobierno del poder judicial (el Consejo General) que se reflejan en el retraso por renovar los vocales, dan idea de la importancia que tiene controlar a quienes nombrar a los presidentes del Supremo o Tribunales Superiores. (Que pueden juzgarlos a ellos). Es de gran complejidad cambiar el modelo de gobierno, sobre todo cuando, creo que la mayoría de la gente no quiere formar parte de jurados y la participación en las posibles elecciones sería muy escasa, pues además lógicamente no conocemos a la mayoría de los que se presenten. Hay que empezar por democratizar las elecciones al parlamento que son quienes hacen las leyes o eligen a quienes nos gobiernan.

  2. Hola Juanjo, no tengo elementos de juicio para interpretar la conducta del CGPJ, si ellos mismos discrepan unos de otros, imagínate para un lego, técnicamente parece que puede caber de todo… Sin embargo, el modelo de jueces gobernados por jueces y con cuotas parlamentarias se copió de sistemas franceses e italianos similares donde ya estaban fracasando manifiestamente. Desde luego existen muchas otras maneras de organizar todo este cotarro y seguro que algunas están mas vinculadas al poder popular que este que nos han dado los padres de la patria

  3. Más allá del asunto de la sanción, escasa o no, me gustaría sacar a la palestra un tema que actúa como mar de fondo de todos estos «sucesos». Yo nacido en los 70, crecí oyendo con frecuencia aquello de la cárcel y la pena como medio de reintegrar al individuo en la sociedad, no de ejercer una mera venganza, comprensible (hasta cierto punto) desde el punto de vista humano, pero poco admisible en una sociedad que se autodenomina civilizada.
    El caso es que en los últimos años, la reinserción es un tema totalmente aparcado y la venganza ha cobrado un papel cada vez más fuerte. Hay varios ejemplos, algunos permanentes como el de la AVT (creen tener razón en todo por el hecho de ser víctimas) y otros coyunturales, como el de Sandra Palo. La recientemente aplicada «Doctrina Parot» es una de sus tangibles consecuencias. El propio Enrique Gimbernat ha cuestionado su legalidad.
    Todo esto, como no podría ser de otro modo, amplificado al máximo por nuestros medios de comunicación. Las noticias del tipo «sale a la calle con nosecuantos delitos» y sus variantes se cuentan entre las preferidas de cualquier medio. Tengamos en cuenta que esto es una victoria ideológica (otra más) de la derecha cuya visión del mundo es del tipo «muerto el perro se acabó la rabia» o «por la caridad te entrará la peste». El caso es que ya hace tiempo que Prisa también se sumo con entusiasmo a este tipo de informaciones.
    Si seguimos por este camino, no me sorprenderá lo más mínimo que se vuelvan a oir voces pidiendo la pena de muerte.
    Por no extenderme más. Esta tendencia que aquí describo es la que le está pasando factura al juez de marras y que creo importante tenerla muy presente al analizar asuntos relacionados con la justicia. Sin más.

    Feliz año 2009 a todos

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