TECs Tertulias en Cuarentena en directo: HABLANDO CON… LUIS GONZALO SEGURA: Exteniente del Ejército español expulsado por denunciar corrupción, abusos, privilegios anacrónicos y predominio ultraderechista. Autor de las novelas Un paso al frente (2014) y Código rojo (2015) y los ensayos El libro negro del Ejército español (2017), En la guarida de la bestia (2019) y El Ejército de Vox (2020).
JUEVES 3 DE JUNIO 2021.
A LAS 19:30 HORA ESPAÑA, 12:30 Venezuela, Chile, 13:30 Argentina, Brasil
DIÁLOGO CON JUANLU GONZÁLEZ, ROSA MORO Y TXEMA SÁNCHEZ.
fragmento del artículo:
«… Luis denunció ante la justicia militar prácticas corruptas y despilfarro en el Ejército. Sus denuncias nunca fueron atendidas y se cerraron sin hacer ninguna investigación, pero mientras, el acoso crecía sobre él y las advertencias de que no siguiese con sus denuncias.
Como fruto de la impotencia al no ver atendidas sus denuncias, escribe un libro, “Un paso al frente” (2014) en el que novela la corrupción, el abuso, el acoso y el fraude en los cuarteles. La consecuencia fue un total de cinco meses de arresto de los que cumplió los últimos días en un hospital militar debido a las consecuencias de una huelga de hambre de 22 días.
Su segundo libro “Código Rojo” (2015), supone su inmediata expulsión del Ejército. En 2017 publicó su tercer libro: “El libro negro del Ejército español”.
Esa es la historia formal y aséptica de los hechos pero bajo la que subyace un problema cronificado en las Fuerzas Armadas (FFAA): la falta de democracia interna de un sistema que no admite las denuncias, sean del tipo que sean, de un “inferior” a un “superior” o de un miembro hacia la estructura miitar. Con toda probabilidad, una persona militar que denuncia por algún motivo a otro miembro de las FFAA será sometido a acoso y si persiste será víctima de una expulsión. Lo hemos visto muchas veces en casos de acoso sexual denunciados por mujeres militares sobre sus compañeros o superiores o en otros casos, en los que el componente ideológico entra en juego, un componente del que el caso de Luis Gonzalo Segura no está exento.
El teniente Segura no solo denuncia las malas prácticas en el Ejército, además no es un franquista monárquico por lo que resulta un “cuerpo extraño” e incómodo en un sistema en el que la democracia no ha entrado en estos últimos 40 años y que Luis se cuestiona y tiene además la “desfachatez” de hacerlo públicamente en entrevistas televisadas como la que realizó para “El Intermedio”.
Un Ejército democrático debería no solo escuchar y atender las denuncias de malas prácticas sino proteger a quien denuncia para mejorar la institución. La realidad está bien lejos de ser esta.
La Transición democrática iniciada en 1975 ─calificada siempre por la derecha de “modélica”─ inició un proceso más o menos democratizador de las estructuras del Estado desde un estado dictatorial a un estado de derecho. En ese proceso, las Fuerzas Armadas quedaron fuera y así hoy nos encontramos con una estructura de corte franquista, en la que aun prevalecen los valores de la dictadura en su funcionamiento diarios, que tiene un incómodo encaje en un estado de derecho y que entre los pequeños cambios que ha hecho está el de cambiar el cuadro del dictador que colgaba en la pared por el del actual jefe del Estado.
Las Fuerzas Armadas han admitido la entrada de la mujer pero sin habilitar la igualdad de género entre sus valores y así nos encontramos con muchas mujeres que al denunciar acoso o agresiones sexuales se han visto expulsadas ellas y no su agresor.
Hemos visto como militares ─como el cabo Santos─, que han alzado su voz para defender los valores democráticos dentro de las FFAA frente a un manifiesto en defensa del dictador Francisco Franco han sido expedientados.
Por esto, las sanciones al teniente Luis Gonzalo Segura y su expulsión del Ejército suenan a “limpieza ideológica” y a eliminación sin más de voces discrepantes que exponen la verdad.
Luis Gonzalo Segura ─como todos los denunciantes de corrupción en el ámbito militar o civil─, es una persona que ha señalado los puntos de corrupción del sistema para mejorarlo. Esto es un acto de dignidad ante una sociedad que debe agradecerlo y, como se hace en cualquier democracia digna, establecer mecanismos de protección para evitar que quien denuncia un caso de corrupción sea víctima de acoso y revancha por parte de los corruptos.
En el caso de Luis Gonzalo Segura es el propio estamento militar, dependiente del Estado, quien ejerce ese acoso y lo expulsa del Ejército. Mucho tiene que avanzar y madurar nuestra joven democracia…»