A tenor de la reacción de Israel a las palabras de Hillary Clinton puede inferirse que algo puede estar cambiando en la Casa Blanca y el Pentágono en relación con la artificial crisis nuclear iraní. Ayer la secretaria de estado norteamericana dijo en Bangkok que su país no iba a dejar a su suerte a los aliados regionales si, finalmente, Irán desarrolla armamento nuclear. Afirmó que iba a emplearse a fondo en instalar paraguas defensivos en la zona y que iba a desplazar poderío militar para intimidar a Teherán.
Concretamente sus palabras fueron estas:
Queremos que Irán tome en cuenta esto: si Estados Unidos extiende su defensa en la región, si aumenta su apoyo a la capacidad militar de sus socios en el Golfo, Teherán no podrá ser más fuerte o más seguro porque no será capaz de intimidar o dominar como aparentemente cree poder hacer una vez que alcance un arma nuclear
¿Qué se desprende de ellas? Pues que de la amenaza con sanciones o de una intervención militar a gran escala, el imperio parece optar por métodos más indirectos para detener el programa nuclear civil iraní. En resumidas cuentas que, aunque no le guste, EEUU baraja la posibilidad de que Irán desarrolle armas atómicas y no tratará de evitarlo por la fuerza al contrario de lo que Bush decía un día sí y otro también. La reacción de Israel es fácil de imaginar y no ha sido precisamente de loas y alabanzas a Clinton…
Ni que decir tiene que el programa nuclear de enriquecimiento de uranio iraní sigue técnicamente en niveles civiles y nadie puede aportar pruebas de lo contrario. De lo que se trata es de evitar a toda costa que Irán tenga acceso a la tecnología nuclear porque en un futuro podría desviarla para fines bélicos, algo que ocurre de manera similar con todas las naciones del planeta sin que nadie solicite la renuncia a ese derecho inalienable o que se busquen extrañas fórmulas para lograr el abastecimiento de combustible atómico. Mirad si no la acogida que tuvo la propuesta de Baradei a la creación de un banco de combustible controlado por la AIEA del que todas las naciones podrían abastecerse con estricta supervisión internacional y total transparencia de uranio enriquecido. ¿Adivinan la respuesta por ejemplo de EEUU?