Los del PP, sin sentido del ridículo

En su increíble y desmedido afán por abortar cualquier posibilidad de que ETA abandone las armas y que su brazo político opte únicamente por la vía democrática para solucionar definitivamente el conflicto vasco, a María San Gil no le duelen prendas en hacer el ridículo más espantoso ante la opinión pública. Esta señora en rueda de prensa presentó la prueba evidente de que Batasuna era ETA y que además se permitía expresarlo con total desfachatez en el cartel de su próxima asamblea de Barakaldo mediante la exhibición de su anagrama.

Era la prueba definitiva que todos estaban esperando para impedir la reunión en la que Batasuna parece que va a pedir el fin de la violencia. Sin embargo, viendo un poco más de cerca el susodicho cartel, puede verse que en el conjunto de pequeños símbolos que representan las causas batasunas y algunas tradiciones emancipatorias clásicas de la izquierda, no aparece el anagrama de ETA. Lo que la San Gil señalaba con su dedo acusatorio no era otra cosa que el símbolo universal de la salud, la serpiente enroscada sobre el bastón de Esculapio. Joseba Permach, de la organización ilegalizada tuvo que salir al paso de las declaraciones en otra rueda de prensa en la que afirmó que:

la Mesa Nacional nunca hubiera pensado que podíamos ver a María San Gil con el cartel de Batasuna en la mano haciendo el mayor de los ridículos que se puede hacer ante la sociedad vasca, que ha sido capaz de confundir lo que es el símbolo a favor del derecho a la salud que tiene el conjunto de la ciudadanía con el anagrama de ETA.

No se dónde sacan a estos políticos del PP, no se si su ceguera mental es consustancial al partido o es que los escogen así, obtusos congénitos. Son como burros con orejeras que sólo ven lo que tienen enfrente. En mi pueblo dicen de las acémilas que cuando cogen un camino, o se muere la bestia o se acaba el camino. Eso es lo que espero, que se acabe el camino, porque nuestros cerriles pollinos parecen que se sienten demasiado a gusto en él.