El sentir mayoritario sobre la responsabilidad de la actual crisis de Oriente Medio recae en el debe de Israel. La brutalidad e indiscriminada réplica a los ataques de Hamas o Hezbollah sitúa al estado hebreo en el mismo plano que dos organizaciones consideradas como terroristas, pero con el agravante de que se trata de un estado supuestamente moderno y democrático y que su poder destructivo sobrepasa al del resto de grupos terroristas de todo el mundo juntos.
No es de extrañar que Adolfo Pérez Esquivel, Nóbel de la Paz y persona no sospechosa de antisemitismo, haya tildado a Israel de estado terrorista. Vargas Llosa, amigo tradicional de ese país ha dicho sentir vergüenza de serlo ante la brutalidad puesta en práctica por su gobierno y sus fuerzas armadas. A pesar de que el apoyo a los bombardeos es bastante mayoritario, Internamente también han llovido críticas veraniegas por las operaciones de castigo colectivo contra los pueblos palestino y libanés y por los crímenes de guerra allá cometidos. Gideon Levy, Uri Avnery o gentes del movimiento pacifista israelí han expresado hasta la saciedad que esta nueva guerra no es en su nombre o que su estado ya no se diferencia de una banda terrorista.
¿Qué sucede pues para que, salvo honrosas excepciones, los dirigentes occidentales apenas si han alzado la voz contra esta suerte de asesinatos desde el aire? No hay un solo motivo que lo explique, la sumisión o complicidad con Estados Unidos, las relaciones comerciales con Israel, el uso del recuerdo del holocausto sabiamente explotado y la mala conciencia de algunos estados europeos, la fortaleza de algunos lobbys de presión que condicionan las políticas, etc., etc. Así que, una vez más, se aparta la mirada del horror y se deja a los sionazis que sigan asesinando a centenares de personas y reduciendo a cenizas a dos países en aras de una “lucha contra el terrorismo” con la que pretenden tapar crímenes de guerra, crímenes contra la Humanidad y violaciones de derechos humanos de todo tipo.
Para ello es necesario denostar a la víctima y negarle cualquier atisbo de derecho. Estados Unidos ya lo hizo inventándose la denominación de combatiente extranjero para evitar aplicarle las convenciones de Ginebra propias de los prisioneros de guerra y desmontada felizmente por el Tribunal Supremo casi un lustro después. Israel lo tiene más fácil, simplemente tilda a todos los que están en contra del sionismo de antisemitas sin son occidentales y de terroristas si son árabes que no están dispuestos a vivir bajo la bota militar hebrea.
Por supuesto que para Israel y sus cómplices Hamas y Hezbollah son los responsables de esta escalada bélica. Claro, ellos han sido los que han acabado con la paz en la zona con los actos de secuestro de soldados de las IDF. Además son unos ingratos, han despreciado los pasos de Israel hacia la paz y la convivencia con los vecinos al retirarse de Gaza y el sur de Líbano. Sólo desean echar a los israelíes al mar y destruir a su estado. Además, queda para ellos demostrado que las dolorosas retiradas no sirven al propósito de la seguridad de las fronteras, objetivo largamente perseguido oficialmente por Israel. Simplemente debemos aplicar con nuestros vecinos la lógica de la guerra. Brillante, ¿verdad?
Quizá sea porque Israel no entienda el significado de la palabra paz como la vemos aquí. Ellos hablan de shalom y
… shalom y paz no son exactamente lo mismo. De hecho difieren mucho. Mientras que shalom se refiere a la libertad conseguida a partir de un conflicto hasta llegar a alcanzar una sensación general de seguridad, el término paz tiene un significado mucho más amplio. La paz supone un propósito auténtico. La paz es la búsqueda de la armonía entre los pueblos. La paz es ante todo reconciliación. Gilad Atzmon
El motivo principal que mueve a este conflicto —en sus dos vertientes— no es otro que la ocupación, la ocupación de Palestina, de Gaza, de la Cheba y de los Altos del Golán. Las dolorosas renuncias que Israel ha hecho de manera dadivosa simplemente han sido, bien irreales, bien incompletas o inexistentes. No se ha retirado de Gaza, mantiene el absoluto control de la vida de sus habitantes en una cárcel gueto invivible. No se ha retirado completamente del Líbano, queda una pequeña zona que sus habitantes consideran como un importante agravio y un tema de dignidad nacional. Por supuesto no lo ha hecho del Golán. Pero lo peor es que no hay expectativas de retirada de Cisjordania, más bien al contrario. El principal problema de Israel es que quiere apropiarse de territorios ganados en el 67 por la fuerza y que sitúa ese deseo de robo por encima de la vida de la gente y de las ansias de paz que dice tener y en las que nadie cree.
Dice Meir Margalit, pacifista y ex dirigente del partido Meretz que:
Los orígenes están claramente ubicados en el maldito día de junio de 1967 en el que Israel conquistó los territorios palestinos de Cisjordania. Fue en aquel entonces cuando comenzó este proceso de deterioro cotidiano que nos está costando a todos –israelíes y palestinos– sangre, dolor y lágrimas.
Cuando Israel retiró sus tropas del Líbano a finales de 1999, creyó que Hizbulá se iba a dar por satisfecha e iba a dejar las armas. Lo que no comprendió en aquel entonces –y parece que tampoco entiende ahora– es la íntima relación entre Hizbolá y la lucha del pueblo palestino. Hizbulá no combatía solo para echar al Ejército israelí del territorio libanés, sino también por la retirada israelí de los territorios palestinos ocupados, y por ende la lucha en la frontera norte no acabaría con la retirada del Líbano.
Los acontecimientos en el país de los cedros y en Gaza están tan íntimamente ligados que no habrá tranquilidad en la frontera norte hasta que no reine la tranquilidad en Gaza y Cisjordania.
Está claro que no había paz en ambas zonas. No hay paz sin justicia. Y aunque haya habido sensación de seguridad, estaba basada en pilares tan poco sólidos que ha bastado una minucia para hacer saltar todo por los aires. Si, una minucia. ¿Qué supone el secuestro de uno o tres soldados cuando hay miles y miles de palestinos encarcelados? ¿Cuando Guantánamo parece un juego de niños si lo comparamos con los campos de concentración (internamiento) que tiene Israel? Basta con contextualizar las noticias para poder compararlas en su verdadera dimensión. Pero me temo que harían falta multitud de cursos de ética periodística para que el tratamiento de la información fuese veraz.
¿Qué tal si los medios hubieran hablado de dos actos brillantes de legítima defensa de guerrilleros de dos países ocupados en lucha contra el despiadado y terrorista invasor? ¿Por qué mayormente han sido considerados como actos terroristas? Aunque la táctica usada ha sido la de guerra de guerrillas, el objetivo en ambos ha sido puramente militar, dada la abismal diferencia entre las milicias y un ejército regular de los más poderosos del mundo. En otras condiciones hubiera sido ensalzado por la prensa como un acto cuasi heroico, una reedición del David contra Goliath pero adaptada a los nuevos tiempos o cualquier cosa que se nos ocurra.
¿Y si los medios hablaran de terribles matanzas desde el aire contra un pueblo indefenso? ¿de asesinatos masivos a placer? Israel no está atacando a Hezbollah, está disparando contra infraestructuras de transporte, barrios residenciales del sur y del norte del Líbano (donde la milicia no tiene apoyos), fábricas de leche, hospitales de campaña, centrales eléctricas, carreteras usadas para evacuación de civiles, cuarteles militares del ejército regular que no han entrado en acción… ¿dónde encontramos testimonios fiables de la sangría provocada por las IDF?
Otro gallo cantaría, seguro. Nadie dudaría de dónde se sitúa la responsabilidad de lo que está sucediendo. O al menos las crónicas no serían tan sesgadas y a los políticos les daría vergüenza hablar como hablan o jugar a darle tiempo a Israel a que complete el trabajo sucio. Que no es otro que castigar a las gentes de a pie de Líbano y Palestina, a unos por mantener a una milicia ramada hostil y a otros por haber votado a un partido que no reconoce al estado de Israel como ellos mismos hacen con el estado Palestino.
Carta abierta a Mr. Jackie Eldan, portavoz de la Embajada de Israel en España
Enrique Álvarez Barros
Rebelión
Apreciado demócrata e insigne aliado contra el terrorismo.
Me dirijo respetuosamente a usted para, por fin, rendirme a la evidencia y reconocer la inapelable realidad de un conflicto que nos explica siempre tan generosamente. Nosotros, hasta hoy, no habíamos querido entenderle. Ya no volveré a manifestarme cuando pase usted por nuestra ciudad, pues hemos de reconocerle como portavoz del más fiel valedor de la paz y la democracia en el planeta. Perdónenos: no sabíamos lo que hacíamos…
Hay que reconocer que sus enemigos son malvados, no quieren ni la paz ni reconocen al estado que lleva décadas derribando sus casas, arrasando sus tierras, levantando muros, encarcelando niños… Qué malos son: “secuestran” a un pobre e indefenso soldado armado hasta los dientes mientras Israel mantiene presos a 11.000 palestinos, incluidos varios centenares de menores de edad.
Sigan adelante, Mr. Jackie Eldan, diga que sí: las casi 5.000 muertes de palestinos que ha visto ya el siglo XXI son necesarias para la paz y la democracia mundial, como lo son las iraquíes, las afganas o las neoyorquinas… usted sabe de qué hablamos.
También es necesario seguir hablando de “radicalismo islámico” hasta que el planeta entero se convenza de que cada metro cuadrado del mundo árabe es malo, requetemalo… y cuidado con hablar de “radicalismo sionista”: eso es delito. Cualquiera sabe que ser antisionista es, en realidad, ser antisemita. Menos mal que usted y sus paisanos son tan listos y no se dejan engañar por delincuentes como los que apoyamos la lucha del pueblo palestino. A ver si nos enteramos de que los terrorismos de estado como el sionista, sus socios capitalistas mundiales y su “Auswitz nuestro de cada día” no tienen la culpa de nada. La culpa es de los terroristas moros malos que brotan como setas e ignoran los virtuosos valores de occidente.
Combatamos el terrorismo, admirado filántropo-diplomático. Pero no el terrorismo que ha asesinado a más de cincuenta palestinos en el último mes, una decena de ellos niños, sino el de los peligrosos pobladores de esa cárcel a cielo abierto llamada Gaza. Corten la luz y las comunicaciones y lo que sea. Acepten la democracia sólo cuando les convenga, que para eso está. Ahora ya sabemos para qué sirvió la famosa “retirada” de Gaza.
Disparen a discreción y destrocen puentes y edificios, pues no en vano son ustedes los campeones mundiales en armamento para la destrucción masiva. Ustedes, USAmérica y la Unión Europea que se calla, les vende, disimula, les compra y se vuelve a callar. Ustedes y sus cómplices.
Sigan adelante con sus justas razones: Israel, USAmérica o la Europa del capital y la guerra son buenos para el mundo. Los malos son los que resisten la ocupación desde hace medio siglo y demuestran con su sangre lo fácil que resulta violar todas las normas internacionales habidas y por haber. Los malos somos también nosotros, perversos extremistas de izquierda y filoterroristas. Quién nos mandará ponernos del lado de quien no tienen tanques, ni aviones, ni tratados comerciales preferentes, ni imperios de manipulación mediática, ni siquiera luz o agua, pero cuya supervivencia cotidiana es el más grande ejemplo de dignidad y coraje.
Quién nos mandará hacer uso de la libertad de expresión para gritar:
¡Viva Palestina Libre!
Muy atentamente.
Enrique Álvarez Barros es miembro del Foro Palestina Libre de Zaragoza.
Explicar y entender lo inadmisible
Lo que está ocurriendo en Gaza, Líbano y Israel es inaceptable. Los ataques israelíes y, en menor medida, los cohetes que lanza Hezbolá han provocado ya más de 250 muertes civiles inútiles. Se están bombardeando las infraestructuras civiles de un país que con mucho esfuerzo se estaba recuperando de una larga guerra y, para colmo, se está consiguiendo que el odio de árabes y musulmanes hacia israelíes-occidentales-americanos se acreciente todavía más.
Sin embargo, las personas inocentes muertas o heridas sólo son, al fin y al cabo, personas anónimas que van sumando un número global que crece cada día en los medios. Un pequeño o gran peso en nuestra conciencia, imágenes ensangrentadas que vemos en el televisor. Sus familias, amigos y conocidos, que son los que realmente sienten el dolor y el miedo, los lloran por todos nosotros.
Y nosotros a lo nuestro. Porque a los que nos interesa la política internacional, a los que seguimos los conflictos e hipotizamos las respuestas de los diferentes líderes e instituciones que forman lo que llamamos “la comunidad internacional” nos interesan ahora las respuestas de los innumerables actores que reaccionan ante la crisis. Poco importa si Israel está violando el Derecho Internacional, del mismo modo que no pasa nada cuando lo hace la gran superpotencia mundial.
La declaración final del G-8, por descafeinada y previsible, no da mucho de sí. Tampoco tiene mucho interés el hecho de que muchos líderes hayan pedido la vuelta a la diplomacia ni de que Annan haya propuesto una fuerza de paz internacional en la frontera cuando finalicen las hostilidades, porque de momento no se habla de tregua.
Seguramente lo más interesante del análisis de los conflictos sea el porqué. ¿Por qué se ha iniciado esta espiral de violencia y muerte sin ton ni son? Los que sostienen que Israel se ha excedido en sus respuesta militar a los secuestros de sus tres soldados argumentan que su nuevo presidente y su nuevo ministro de defensa, los pobres, han de mostrarse fuertes ya que no tenían experiencia militar.
Hay otros analistas, sin embargo, que sencillamente no ven el exceso israelí ni las víctimas por ninguna parte. Después de todo, cualquier conflicto internacional o guerra genera muchas víctimas y no es interesante pensar en estas personas anónimas que han muerto por conceptos como el “poder” o por las consecuencias de acciones descerebradas. Los cambios en el panorama estratégico internacional, las alianzas y las traiciones son mucho más atractivas para un estudioso, de eso no hay duda.
Y ahora lo que nos interesa es saber qué grado de responsabilidad tienen los dos grandes países acusados, Siria e Irán. ¿Han sido ellos los que se han dedicado a financiar y a dar armamento a Hamas y Hezbolá para que éstos desestabilicen la región y mantengan la atención occidental en Oriente Próximo? ¿Han ideado y preparado los líderes iranís los secuestros para, a la sombra, poder fabricar en secreto sus armas nucleares? ¿Se han aprovechado del afán de notoriedad del líder de Hezbolá y del estrangulamiento económico internacional de Hamas para comprar a estos partidos y usarlos como una marioneta?
Las tesis son de lo más variopintas y reconozcámoslo, fascinantes. Menos mal que Bush no ha perdido el hambre y que tiene muy claro cómo resolver esta mierda, así que mandará a Condoleeza -ET- Rice a hablar con los sirios para que acaben con este asunto. Más que nada porque ya han caído varios Katiuskas de esos en Israel y ya han muerto 12 civiles y 12 militares. A ver si la lobby judía-estadunidense se va a enfadar.
Mientras tanto ya pueden seguir cayendo bombas sobre Gaza y sobre Líbano, territorios de segunda categoría que albergan a víctimas de tercera clase. Desgraciadamente en la guerra al terrorismo ya no se distingue entre civiles y combatientes, pagan justos por pecadores, y hay lugares que parecen condenados a desaparecer ante la pasividad internacional.
18-07-2006
Nueva crisis en Palestina
El frenesí destructivo de Israel
Lisandro Otero
Rebelión
La renovada furia destructora de Israel contra los patriotas de Hezbolá amenaza con acentuar la inestabilidad del Oriente Medio. El régimen de Tel Aviv plantea que los atentados de Hezbolá han merecido esta represalia indiscriminada e intensiva. ¿Es posible que Israel haya olvidado su propia historia? El Holocausto organizado por los nazis costó las vidas de seis millones de seres de su propio pueblo.
¿Cómo es posible que Israel mantenga esta permanente agresividad contra los estados árabes, en imitación de los salvajes métodos nazi fascistas que tanto daño le causaron? ¿Cómo es posible que Israel olvide que fueron organizaciones hebreas, como el Irgún, las que desataron el terrorismo en el Cercano Oriente? ¿Han olvidado la brutal explosión en el Hotel Rey David que causó centenares de víctimas? El terrorismo no es una solución. Causa homicidios inocentes y está históricamente demostrado que sus efectos políticos son opuestos a los fines que se pretenden.
Pero Israel ha practicado el terrorismo de Estado con su siniestra organización de contraespionaje, el Mossad. A partir de 1948 casi un millón de árabes abandonó su patria, en Palestina, al decretarse la instauración del estado de Israel. En 1956 los israelitas atacaron Egipto y se apoderaron de parte la península del Sinaí. En 1967 desataron la llamada Guerra de los Seis Días y terminaron de ocupar todo el Sinaí, Gaza, la orilla Este del canal de Suez y las alturas de Golán, en Siria.
En 1973 Israel atacó de nuevo, en la llamada guerra del Yom Kippur. En 1978 Israel invadió el sur del Líbano. En 1981 los aviones israelíes bombardearon reactores nucleares iraquíes, también atacaron Beirut. Israel debe recordar las lecciones de la historia, incluso de su propia historia.
Cuando Ariel Sharon asumió la jefatura de gobierno en Israel todos los observadores del mundo árabe asumieron que empezaba una etapa de crisis, de extrema violencia e intransigencia. Sharon hablaba el lenguaje de los energúmenos y desconocía las posibilidades del diálogo. Como una fiera enloquecida lanzó sus tanques y sus aviones, proporcionados por Estados Unidos, contra los inermes adolescentes árabes que solamente poseían como armamento sus piedras y su fervor patriótico.
Fue Sharon quien desató una etapa de hostilidades con su presencia provocadora en la plaza de las mezquitas, rodeado de esbirros y
matones. Fue él quien indujo la atroz masacre cometida en los campamentos de refugiados de Sabra y Shatila, en 1982, en la cual se asesinaron a
mujeres y niños por igual. Una comisión investigadora israelí lo halló culpable y lo obligó a renunciar a su cargo de Ministro de Defensa. Israel se aprovecha ahora del clima belicista desatado por Bush y de los fuegos de la guerra que arden en su cercanía para proceder a los extremismos más atroces.
El partido Likud, siempre ha sido partidario de resolver los problemas por la brusca hostilidad. Clinton tenía a Netanyahu como un serio enemigo de la política norteamericana pues en más de una ocasión acudió a la Casa Blanca, se comprometió en proyectos de paz y luego se burló de sus promesas y volvió a incentivar su belicismo. Los tigres israelitas son partidarios de eliminar a sangre y fuego a los árabes de aquellas tierras. Durante años las hostilidades se han mantenido entre ambas naciones con un cuantioso resultado de víctimas, un alto costo en operaciones militares y la animación de sectores terroristas, de ambas
partes.
La sangrienta masacre desatada en Palestina pretende borrar esa nación y desautorizar e incluso aniquilar a su dirección política. El pueblo palestino no será puesto de rodillas y mientras corra la sangre tanto más se inflamará el ardor nacionalista y los deseos de venganza en los hijos de los mártires. Los palestinos tienen derecho a ocupan una parte de ese territorio que ha pertenecido desde siempre, a sus antepasados.
El equipo de gobierno de Israel está integrado por una caterva de homicidas, ofuscados por el aborrecimiento, que tratan de aplastar a sangre y fuego al pueblo palestino, y a su dirección, creyendo que así extinguirán el espíritu patriótico. No se percatan que ese furor destructivo que han desatado es el mejor caldo de cultivo para una combatividad infinita. La resistencia palestina será cada vez más encarnizada mientras sientan que sus derechos, su patria y su individualidad estén siendo humillados y destruidos por el uso de la fuerza bruta.
Las escenas que nos muestra la televisión internacional son desoladoras. Niños con hematomas, desgarramientos y mutilaciones. Ancianos con laceraciones. Mujeres en pánico. Largas caravanas de emigrantes que huyen con sus más indispensables pertenencias. Son los pobladores del Líbano, aterrados por los incesantes bombardeos de la aviación israelí. La evacuación masiva, que ha saturado todas las carreteras, es una declaración de repudio al obsesivo frenesí destructivo israelita.
todo esto es horrible un pais como israel con tanta historia religiosa teniendo una actitud como esta hace llorar a cualquier ser humano aunq no viviera en palestina o libano y todo por unos dirigentes q son una mi…da es lo peor …hace como tres semanas empeze a rezar un poco por esos paises se q no aliviara mucho o nada a las personas de ese lugar pero no se de otra cosa q este ami alcanse …q hacer para q todo esto acabe ,,quien sabe???..solo dios sabe…escribanme porfa—
LO UNICO QUE PUEDO DECIR ES QUE LOS PROTAGONISTAS DE CREAR LA GUERRA NO LES ALCANZARA ESTA VIDA NI LA OTRA PARA PEDIRLE PERDON A NUESTRO DIOS.