Las fuentes españolas del asesino de Oslo: PP y Red Liberal

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Dejando al lado las diferencias de tratamiento de los atentados cuando los cometen gentes de extrema izquierda o islamistas y cuando son obra de la extrema derecha —en los primeros los medios criminalizan a una ideología o una religión, mientras que en el segundo se suele hablar de locos—, creo que puede ser interesante analizar la línea de pensamiento de Anders Behring Breivik para comprender las motivaciones que le llevaron a cometer el atroz ataque contra el laborismo noruego y las referencias que hace a nuestro pía­s en el libro de 1.500 páginas que deja a modo de testamento polí­tico.

Tampoco voy a entrar en la validez o no de las teorías conspiratorias puestas en marcha que hablan de autoatentado, de la coincidencia en el tiempo y en el espacio con un simulacro de ataque terrorista o de la supuesta implicación del Mossad en una venganza contra el gobierno y el partido que lo sustenta por su decidido apoyo al pueblo palestino. Imagino que con el tiempo desatarán ríos de bits o de tinta y seguro que habrá tiempo para analizarlos.

Ciñéndonos a los hechos tangibles, Breivik afirma haber recibido la «ayuda de hermanos y hermanas» de Inglaterra, Francia, Alemania o España, entre otros países, en la elaboración de su libro. Imagino que muchos de ellos se habrán quedado de piedra cuando han visto de lo que era capaz su correligionario, o quizá no. Hay algunas referencias a nuestro país y a su gobierno que no deberíamos pasar por alto. No son nada nuevas, basta ver lo que queda de la TDT Party o revisar las web de la caverna para comprobar las coincidencias ideológicas y la similitud de los análisis e incluso de la terminología. Y es que, aún admitiendo que este tipo pudiera estar realmente desequilibrado, no deja de ser un producto del odio generado por los creadores de opinión de la derechona europea cristofriki, entre la que destaca la patria por su especial virulencia y sus postulados antediluvianos. Racismo, supremacismo, intransigencia y violencia son los frutos que se derivan de tantos años de siembra de pensamiento único, de descalificación de la discrepancia y de las prédicas contra todo lo diferente.

En el testimonio de Breivik se cita textualmente al menos en tres ocasiones a un blog de la cavernícola Red Liberal, concretamente de Yihad en Eurabia (hoy llamado La Sexta Redoma). Concretamente las citas se refieren a la reconquista de Al Andalus y a la retirada de Irak o a la iniciativa de Alianza de Civilizaciones como supuesta reacción a los atentados del 11M.

Pero no es todo, del libro de Gustavo de Arístegui «La yihad en España: la obsesión por reconquistar Al Andalus»,  se cita el siguiente párrafo:

En los colegios del mundo musulmán, los mapas que se usan tiñen a España y Portugal de color verde porque están aún considerados parte Dar al-Islam, es decir, la casa del islam

Que Zapatero ha llegado al poder gracias a al Qaeda, que su política migratoria ha provocado un efecto llamada de inmigrantes, que puso a Chacón como ministra para dar a entender que no se iba a defender de los musulmanes, que los socialistas están en la utopía fantasiosa del multiculturalismo, etc, etc, son algunas de las perlas entresacadas del terrorista noruego que se nos hacen bastante familiares. Demasiado familiares.

 

 

6 Comentarios

  1. Lo peor de todo es que seguro que las tontadas que dices, te las crees:

    «aún admitiendo que este tipo pudiera estar realmente desequilibrado, no deja de ser un producto del odio generado por los creadores de opinión de la derechona europea cristofriki, entre la que destaca la patria por su especial virulencia y sus postulados antediluvianos. Racismo, supremacismo, intransigencia y violencia son los frutos que se derivan de tantos años de siembra de pensamiento único, de descalificación de la discrepancia y de las prédicas contra todo lo diferente.»

    Primero que ya te cuesta admitir que un tipo que ha matado a 90 adolescentes pudiera estar desequilibrado. Dejas caer por ahí gilipolleces del Mossad claramente anti-Israelitas. Pero la demagogia que hay entre comillas es tal que veo que la diferencia de raciocinio entre Anders y el tuyo es que él se lió a tiros, y tú no. Nadie en su sano juicio culparía a las fuentes de un desequilibrado por los atentados de Oslo. De hecho, ninguno de los sitios que leo de izquierdas lo ha hecho, salvo este. Algo me decía que lo harías.

    Tu extremismo toca con el suyo por la puerta de atrás. Pero no te das cuenta, claro.

  2. Es evidente la desesperación del PPSOE 😉

    Que nadie se engañe, un día por determinar y cuando se den las condiciones necesarias, los ciudadanos tendremos que rodear el Congreso a la Islandesa. Punto.

  3. La marchas a SOL es un proceso quemado y aunque las asambleas son catalizadores solo hay una acción posible y sabemos cual es ¿no? Todo o nada.

    30.000 personas son suficientes y pueden hacerse turnos, pero todo lo demás parole, parole… parole.

  4. De como los medios y los gobiernos tratan un atentado dependiendo de si el autor es un fanático religioso, un antisitema o simplemente un psicópata que por casualidad es de derechas

    Durante casi todo el día de ayer, se daba casi por descontado que las masacres de Oslo habían sido ejecutadas por terroristas islámicos. El New York Times lo daba por hecho en portada así como otros grandes rotativos nacionales e internacionales. Sus editoriales echaban espuma por la boca contra el islamismo radical y recordaban otros atentados de dicha autoría.

    Mas tarde, y ante la poca fiabilidad de que fueran islamistas, se empezó a acusar del doble atentado a grupos antisistema.

    La confirmación de que, en realidad, el doble atentado había sido cometido por Anders Behring Breivik, un noruego de ideas antiislamistas vinculado a grupos de extrema derecha y con antecedentes en actividades mas que sospechosas, no solo ha dado un vuelco a la noticia sino que en muchos casos se ha visto como lo contaban con el gesto contrariado algunos medios.

    Incluso algunos como los de interconomía y otros, aún a sabiendas ya de la autoría y signo político del autor de los mismos seguían refiriéndose a él como pertenenciente a algún grupo antisitema.

    Seguro que ni los primeros que señalaban a los islamistas ni éstos que querían cargar el muerto a los antisistema pedirán disculpas por la información dada tan a la ligera sabiendo las gravísimas consecuencias que ello puede acarrear.

    De este atentado, se va sacando como primera conclusión el diferente trato que tienen los medios oficiales, sobre los atentados según los realicen unos u otros.

    En cuanto se ha sabido que el autor era de extrema derecha, rápidamente, le tachan simplemente como un enfermo, monstruo, loco o sicópata. No sé porqué esos apelativos nunca se los he oído decir cuando califican a otro tipo de autoría los atentados.

    De tal manera se explican este tipo de noticias dependiendo de quien las realice, que cuando lo realiza uno de derechas tienden a criminalizar al individuo y cuando el autor es de otro signo cualquiera se tiende a criminalizar al grupo al que pertenece.

    Este razonamiento nos lleva a preguntarnos

    ¿ Porqué se trata, por los medios, de forma tan diferente un atentado dependiendo de su autoría? Y se exige otra ¿Cuando se van a perseguir indiscriminadamente y con todas sus consecuencias a los grupos de extrema derecha en Occidente?

    Ya que aunque estén aparentemente criminalizados estos grupos, gozan con una cierta impunidad e inmunidad ante la justicia que les hace salir casi bien parados de muchas de sus fechorías y tan solo en casos tan sanguinarios como el de hoy, parece que les caiga todo el peso de la ley. Y si nos vamos a los grupos paramilitares como los de Colombia ya el caso es de vergüenza.

    Acontecimientos como el de la masacre de Noruega, el viernes que se cobró unas 100 vidas, , es espantosamente similar al atentado en los EE.UU del edificio Alfred P. Murrah en Oklahoma City en 1995 en el que 168 personas fueron asesinadas y 450 heridas.

    En ambos ataques, los extremistas musulmanes fueron acusados ​​inicialmente de los mismos. Más tarde, resultó ser que estos horribles actos fueron perpetrados por terroristas locales descontentos y simpatizantes de la derecha.

    Los autores de estos atentados rondaban los 30 años.

    Este pequeño detalle ha surgido ahora con Anders Behring Breivik, noruego de 32 años de edad, y que la policía cree que el que hizo estallar una potente bomba en un edificio del gobierno en la capital, Oslo, matando al menos a siete personas.

    Y que dos horas más tarde, vestido de policía fue a un campamento de verano en la isla Utoya en la que segó 80 o más personas.

    Aunque en el caso que nos atañe, según la policía noruega, Anders no estaba afiliado a ninguna organización terrorista internacional y que seguramente ha actuado solo o como mucho, con la ayuda de un cómplice.

    Sin embargo, puede haber habido una conexión política – ya que los dos ataques se produjeron en áreas relacionadas con el partido gobernante, en este caso el Partido Laborista y que el campamento juvenil de la isla está afiliado al ala juvenil del partido.

    La explosión que destruyó el edificio en Oslo era, también, la sede donde trabajaba el Primer Ministro, Jens Stoltenberg, y su administración. Y no le pilló, la misma, de milagro, ya que se había ausentado hacía un rato.

    En el atentado de los EE.UU., Timothy McVeigh, de 33 años de edad, ex-tirador del ejército y guardia de seguridad, detonó un camión llenos de explosivos de fabricación casera frente al edificio Murrah, destruyendo gran parte de su fachada.

    Así como el ataque de Noruega fue el peor ataque terrorista en la historia de ese país, el ataque de McVeigh en 2001 lo fué en los EE.UU. en la que cerca de 3.000 personas perdieron la vida. En ambos casos, los medios empezaron diciendo sin ninguna prueba que había sido Al Qaeda.

    McVeigh dijo que actuó en respuesta al asalto al rancho del grupo religioso Waco, Texas, en 1993.

    Este asalto acabó muy mal cuando los agentes de la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego intentaron entrar provocando un incendio que mató a 76 miembros de la secta de los davidianos, entre ellos mujeres y niños, y debido a su creencia de que el gobierno estaba ilegalmente tratando de interferir en el uso y la propiedad de armas .

    Un psiquiatra que entrevistó a McVeigh después de su arresto, dijo que las acciones de McVeigh fueron el producto de ser intimidado en su juventud y su creencia de que el gobierno “era el matón final.”

    Otro psiquiatra dijo que McVeigh creía que había dado un golpe contra la tiranía y esperaba que sus acciones estimularía a otros elementos contrarios a la forma de actuar del Gobierno.

    Fue declarado culpable de 11 delitos federales y ejecutado por inyección letal el 11 de junio de 2001, exactamente tres meses antes de los ataques a las torres gemelas.

    Otros dos hombres fueron declarados culpables de conspirar con McVeigh en el atentado de Oklahoma City.

    La actitudes radicales de cierta parte de la derecha, como el grupo Tea Party en EEUU como Interconomía aquí en España, instigando a la xenofobia y casi haciendo apología sobre el uso de la violencia en determinados casos ha influido en ciertos sectores de la derecha tradicional. Y de esos polvos vienen estos lodos.

    En el caso de Anders Behring Brevi, podemos comprobar en uno de sus últimos escritos colgados en Documents de Google en Internet como se muestra partidario de importar a Noruega alguna de las tesis que propugna el Tea Party.

    Fragmento del DOCUMENTO del 2010-10-29 14:08:40 por Anders Behring Brevi
    “ debe centrarse el desarrollo del “documento conceptual”, social y organizativamente, a través del desarrollo de este blog a una solución más de redes sociales, que esté vinculado a organizaciones similares en otros países (algo así como un principio de carácter cultural Euro-versión de un movimiento Tea Party).”

    Queda muy reciente el atentado a la congresista de EEUU por un seguidor del Tea Party. Partido conservador que como aquí en España y cada vez más en otras zonas de Europa se dedican a crispar a la gente contra otras etnias o grupos de extranjeros haciéndolos culpables de la situación que atraviesan sus paises.

    Jean-Guy Allard Rebelión

    ” El atentado demuestra la decadencia de la sociedad estadounidense y hasta que punto llegará la extrema derecha para imponer su agenda”, reaccionó la abogada venezolana-estadounidense Eva Golinger, al enterarse del atentado de Arizona contra la representante demócrata estadounidense Gabrielle Giffords ocurrido en Tucson, Arizona

    “Gabrielle Giffords fue víctima varias veces de acoso y vandalismo por parte de militantes del Tea Party y el Partido Republicano porque ella apoyó la Ley de Salud de Obama en 2010. La lideresa del ultra-conservador y reaccionario Tea Party, Sarah Palin, publicó un mapa con una lista de 17 congresistas demócratas “blancos” de su gente, entre ellos, Giffords”, explica Eva Golinger.

    “Palin dijo que habría que “enfocar” y “disparar” para sacarlos del poder. Antes de las elecciones legislativas en EEUU en noviembre pasado, el oponente republicano de Giffords publicó un anunció dónde llamaba a un evento para “Buscar la victoria en noviembre y ayudar remover a Gabrielle Giffords del poder, disparando un automático M16 con Jesse Kelly”.

    OTRO CASO

    Miércoles, 27 de octubre del 2010 – TENSIÓN ANTE LAS LEGISLATIVAS
    Un seguidor del Tea Party pisotea la cabeza de una activista en Kentucky
    Una activista fue agredida tras intentar entregar a un candidato republicano un irónico premio como empleado del mes

    Continuamos…

    En EEUU, hay muchos grupos de ultra derecha. En su mayoría son grupos de blancos que detestan el gobierno sin importarles qué partido está en el poder. Algunos han construido refugios subterráneos, en espera de una eventual guerra con el gobierno o una “guerra santa” con los no-blancos u otros grupos étnicos.

    Se inspiran en los escritos de extremistas como “The Turner Diaries” y “Hunter”, libros que tienen que ver con un baño de sangre guerra racial y el bombardeo de objetivos federales, como la sede del FBI.

    McVeigh tenía una copia de “The Turner Diaries”, cuando fue detenido.

    Algunos grupos extremistas han sido implicados en robos a bancos y otros delitos como el asesinato de algún integrante de otras etnia no blancas.

    También es verdad que el gobierno de los EEUU han frustrado varios ataques que algunos de estos grupos tenían planeados y que la mayoría de ellos están fuertemente vigilados.

    ¿ Pero estarían en libertad si fueran islamistas o según ellos, peligrosos antisistema? ¿ O estarían presos sin ningún tipo de derechos y rutinariamente torturados como en Guantánamo?

    ¿ Y no es verdad,… que esa vigilancia tan exhaustiva es utilizada por los diferentes servicios secretos y el FBI a su propia conveniencia.

    De tal forma que se les deja o no actuar dependiendo del objetivo a conseguir en la influenciable opinión pública?

    ARMAK de ODELOT

    POSDATA

    Estados Unidos tiene la mayor concentración de fundamentalistas

    De acuerdo con un experto que asesora a las empresas que desean mejorar su seguridad y la lucha contra el espionaje, la amenaza de los fundamentalistas de derecha crecerá en los próximos años.

    “Estados Unidos es el país con los fundamentalistas más religiosos, más que en Irán. Desde la elección de Barack Obama, el número de milicias de extrema derecha se ha incrementado de cien a más de 500. Si la situación económica no mejora, el terrorismo nacional tendrá un aumento a gran escala “, advirtió Michel Juneau-Katsuya.

    FUENTE CANOE.CA

  5. Portada :: Opinión
    26-07-2011

    Lo que revela Utøya

    Samuel
    Quilombo

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    En el principio fueron los medios de comunicación. Son ellos los que transmitieron y dieron forma a la noticia del atentado de Oslo y luego de la matanza en la isla de Utøya. Lejos de informar sobre lo que realmente se sabía, los periodistas incorporaron sin recato alguno todo tipo de especulaciones sobre la autoría, reflejo de una agenda política que lleva elaborándose desde hace años. Cuando no se dispone de datos, las hipótesis posibles son infinitas, pero en esta ocasión sólo una se repitió invariablemente: «probablemente» se trataba de Al Qaeda, o un grupo islamista afín al mismo en respuesta a la publicación de las caricaturas de Mahoma o a la participación de Noruega en la ocupación de Afganistán, que tanto da. No hace falta un José María Aznar que llame a los directores de los diarios. El mecanismo se ha interiorizado de tal modo y se ha vuelto tan rutinario que la redacción se vuelve un acto reflejo.

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    No es preciso apoyar la información con datos contrastados. Basta la opinión de los expertos en la construcción ideológica del enemigo. De nuevo su papel fue fundamental a la hora de difundir lo que luego se demostró que era falso. Por lo que toca a España, no hay atentado o suceso atribuido a los islamistas que no motive la publicación inmediata en El País de una pieza de opinión del «investigador principal de terrorismo en el Real Instituto Elcano y catedrático en la Universidad Rey Juan Carlos», Fernando Reinares. Pues bien, tras las masacres de Oslo y Utøya El País digital no tardó en publicar un artículo suyo que vinculaba «la amenaza terrorista contra Noruega» con «los procesos de radicalización yihadista que se observan en algunos segmentos de las comunidades musulmanas del país». Aunque la columna concluía admitiendo que «Esta es una hipótesis plausible sobre lo ocurrido ayer en Noruega, pero no la única», lo cierto es que Reinares se centraba exclusivamente en la tesis Al Qaeda. De ahí que ya no sea posible encontrar el texto: El País lo retiró de la edición digital a petición del propio autor y nunca llegó a ser publicado en la versión impresa*, aunque de momento Google lo mantiene en caché.

    Captura de pantalla del artículo «¿Para qué en Noruega?», escrito por Fernando Reinares, publicado por El País el 23 de julio de 2011 y luego retirado a petición del propio autor.

    Como cuenta Fernando Reinares en respuesta a lo escrito en un blog, el artículo fue redactado «de urgencia» y publicado tras conocerse el atentado en Oslo, pero antes de que tuviera conocimiento de la matanza en la isla. Y antes de que se pudiera confirmar cómo fue cometido el propio atentado de Oslo. Reinares no necesitaba nada más para preparar un cóctail con las palabras «radicalización», «yihadismo global» y «comunidades musulmanas». Si el autor o autores del atentado se hubiera(n) limitado a poner una bomba en Oslo y Anders Behring Breivik no se hubiera dejado ver ametrallando a los jóvenes laboristas congregados en Utøya, el artículo se hubiera mantenido. Tales son los criterios éticos y profesionales que se manejan en los estudios sobre «terrorismo», que fundamentalmente sirven para legitimar la mirada policial frente a la política y para articular «redes» -por usar un término recurrente- que unen a determinados centros de investigación, los gobiernos que los financian, los analistas que trabajan para ambos y los medios que amplifican sus voces.

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    Tras la confirmación de que los atentados fueron obra de un individuo -tal vez asociado con otros- de nacionalidad noruega, blanco y de ultraderecha, la prensa osciló entre la consideración de su acción como el acto aislado de un perturbado (sobre todo en Estados Unidos) y una poco disimulada incomodidad a la hora de seguir calificándola como «terrorista» (sobre todo en Europa). Haciendo de la necesidad virtud, ahora se trata de insistir en el mismo mensaje pero de otra manera. El editorialista de El País brilla en retórica y estilo:

    «los hechos habrían confirmado (…) que la prevención de los ataques terroristas no puede ni debe orientarse solamente hacia el frente yihadista. Hay patologías sociales, quizá con un componente religioso más impreciso, pero recargadas de la fiebre racista, la soledad y la frustración, que pueden aterrorizar a las sociedades más avanzadas. Parte de estas patologías, por su carácter narcisista, se exhiben en las redes sociales. Una vez más, las amenazas latentes en las páginas web no se han tenido en cuenta o, sencillamente, no se disponía de los medios necesarios para controlarlas.»

    Esta vez el editorial del periódico procura no mencionar en su condena de los hechos la religión cristiana de Anders Behring Breivik, sus ideas fascistas, el hecho de que su «fiebre racista» se inspire nada menos que en John Stuart Mill, su admiración por expertos neoconservadores como Daniel Pipes o gobiernos como el de Israel, su inspiración en políticos como Geert Wilders, o sus vínculos con partidos europeos de extrema derecha. La referencia vaga a las «patologías sociales» permite alertar, de otra manera, sobre los peligros de la radicalización, e insistir en la necesidad de controlar Internet y la sociedad en general, con carácter «preventivo». Son frecuentes los comentarios acerca de la «candidez» e «inocencia» de las autoridades noruegas, incapaces de haber previsto lo que por lo general resulta imposible de prever.

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    Si la literatura sobre el «yihadismo global» permite estigmatizar a comunidades enteras en Europa, las variantes sobre el «extremismo» o la «radicalización» permiten recrear a voluntad otras figuras del enemigo y establecer dispositivos de control adecuados a las mismas. Pero si echamos un vistazo a la lista de «ataques realizados, fallados y abortados» en 2010, por Estado miembro y por afiliación ideológica, que elabora anualmente Europol, nos encontramos con lo siguiente:

    En primer lugar, llama la atención la escasa incidencia de acciones calificadas como «terroristas» y vinculadas al islamismo. Cifras que más o menos coinciden con las de años anteriores. En segundo lugar, la inmensa mayoría de los «ataques» aluden a una única organización, ETA, de ahí que Francia y España concentren el grueso de las cifras. Y ello a pesar de que en 2010 el único incidente destacable fue el tiroteo del 16 de marzo que provocó la muerte de un gendarme francés. En realidad, en la mayor parte de los casos se trata de supuestas acciones abortadas por la policía o hechos que tienen más que ver con el mal llamado «entorno» que con la organización armada en sí. En tercer lugar, después de ETA los ataques más reseñados son los atribuidos a la «extrema izquierda» en los países del sur de Europa, y especialmente en Grecia. Finalmente, a la extrema derecha no se le atribuye ni una sola acción, ni realizada, ni fallida, ni frustrada por la policía. ¿Acaso ultraderechistas, neonazis, fascistas y demás se dedicaron en 2010 únicamente a escribir en foros y blogs y a ejercer de trolls en Internet? Por supuesto que no.

    En realidad, las acciones violentas de personas o grupos de extrema derecha suelen ser calificados como acciones «vandálicas» o «ataques racistas», pero casi nunca como «terroristas». Lo cual tiene importantes consecuencias: por las mismas acciones las personas calificadas como «separatistas» o de «extrema izquierda» se enfrentan a penas muy superiores a los considerados como de «extrema derecha», que por otra parte son objeto de un celo policial mucho menor, cuando no coinciden abiertamente en ambientes, foros y objetivos.

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    Políticamente, Noruega no escapa al viraje conservador y racista del resto de Europa, al igual que otros países escandinavos. El Partido del Progreso, con un discurso neoliberal y antiinmigrante, y al que perteneció Breivik, es ya el segundo partido político del país, con un 22,9 % de los votos en las últimas elecciones legislativas. Pero en Noruega, cuya tasa de desempleo es la más baja de todo el continente europeo (3,4%), el nuevo discurso nativista y antiinmigrante permea incluso el gobernante (en coalición) Partido Laborista, que apuesta por endurecer las leyes migratorias, y se apoya no tanto en razones económicas como en argumentos culturales, al tiempo que adopta un individualismo marcadamente hostil contra el Estado del Bienestar. En esta síntesis la educación, la cultura, los valores comunes, la religión, se vuelven criterios de selección y (re)segmentación de las multitudes en el mercado laboral, mientras la promoción de la «guerra de todos contra todos» (contra los bárbaros, pero también contra los que permiten la «invasión») convierte a las multitudes en una turba de de depredadores que se despedazan entre ellos.

    Frente a los Anders Behring Breivik de Europa, o a los que creemos que pueden acabar como él, no caben soluciones policiales. Constituye una inmensa hipocresía, bien explotada por la extrema derecha islamófoba, espantarse por la deriva criminal y racista de algunos mientras los gobiernos «populares» o «progresistas» refuerzan regímenes de semi-servidumbre laboral, niegan derechos ciudadanos a determinados «extranjeros» y consolidan legislaciones antiterroristas incompatibles con las libertades fundamentales. Frente a las opciones genocidas, la única alternativa es política, y se expresa en la construcción de una fuerza democrática arrolladora como la que hoy se ha producido en Madrid.

    * Actualización: Me comentan que el artículo finalmente sí fue publicado en la edición impresa de El País.

    Fuente: http://www.javierortiz.net/voz/samuel/lo-que-revela-utya
    Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

    rCR

  6. Del «terrorista islamista» al «loco»
    Cuando se supo que el asesino era un fundamentalista cristiano de extrema derecha, los medios la atribuyeron simplemente a un enfermo mental  

    PERE RUSIÑOL 30/07/2011 08:00

    A medida que iban trascendiendo detalles atroces de los atentados de Noruega, la mayoría de medios iba señalando la probable autoría del «terrorismo islamista». Pero cuando se supo que el asesino era un fundamentalista cristiano de extrema derecha, los mismos medios la atribuyeron simplemente a un «loco».

    Lo sucedido en Noruega es un «ejemplo clarísimo» de la «obsesión antiislámica» en Occidente, subraya AntoniCastel, del Observatorio de Conflictos de la UniversitatAutònoma de Barcelona, quien añade: «Ante la duda, siempre es culpa de los musulmanes; y cuando se ve que el asesino es uno de los nuestros, entonces es sólo cosa de un loco, despojado de toda responsabilidad política».

    «Hay una asimetría clara porque el islamista es el Otro, el chivo expiatorio», añade Félix Ortega, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid y experto en populismos. A su juicio, en España el liderazgo del populismo de derechas recae en ciertos medios de comu-nicación, que han tratado de sortear que detrás del desequilibrado hay también «ideología de extrema derecha».

    Los ejemplos en la prensa española fueron muy abundantes. El primer día, con la hipótesis islamista aún no descartada, La Gaceta insistía que «es difícil creer que se trate de un desequilibrado», La Razón descartaba un «actoindividual» y apuntaba a «grupos de extrema izquierda» como única hipótesis alternativa al islamismo, mientras que Abc cargaba contra la Alianza de Civilizaciones y aportaba como prueba de cargo de la culpabilidad musulmana que Noruega «tiene una colonia paquistaní considerable».

    El día siguiente, todo cambió: La Gaceta se centraba en la «demencia del psicópata», de quien subrayaba su antigua militancia masónica, La Razón, en la descripción del «desequilibrado», y Abc escrutaba al «loco asesino». Su ideología pasó a un lejanísimo segundo plano y El Mundo incluso puso énfasis en pedir que se respetara.

    «La extrema derecha no se describe [en la prensa] como una amenaza fundamental a la democracia en Europa y se mitiga como formas de populismo que le da casi una legitimación democrática», opina Teun A. van Dijk, de la Universitat Pompeu Fabra y referencia europea en análisis del discurso. Y agrega: «La ironía es que precisamente la extrema derecha ha sido mortífera en la historia europea, sobre todo en el siglo XX». Van Dijk considera, además, que el «racismo cotidiano de las élites» es ignorado sistemáticamente.

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