Es curioso observar que el país que más le debe a Naciones Unidas es el que más desprecia sus instituciones, sus reglas de juego y sus resoluciones. Quizá sea porque el único organismo supranacional que tiene la suficiente autoridad moral para ejercer de árbitro imparcial en los conflictos o de hacer prevalecer la justicia internacional frente a actos de guerra o conquista, violación de fronteras, injerencias en asuntos internos o cualquier alteración del orden internacional establecido.
Justamente por ello la ONU es igualmente ninguneada u odiada por aquellas naciones que pretenden situarse por encima de la legalidad vigente o que ven en ella una limitación a sus ansias de unilateralismo sin límite. Obviamente es el imperio quien puede tratar de permitirse ese lujo, bueno, realmente, el imperio y sus protegidos. Si cualquier estado disidente de la línea política, militar o comercial imperial intenta hacer lo mismo, inmediatamente pasa a ser considerado como estado terrorista, se le niegan sus derechos fundamentales y es probable que acabe invadido, bloqueado, acosado o destruido.
De otra parte andan los países que critican a la ONU por su sumisión a los estados más poderosos y la incapacidad para imponer el orden en las relaciones internacionales pero que ven en ella la única posibilidad de que impere cierto grado de ecuanimidad en el mundo. Abogan por una reforma en profundidad de la organización para que asuma unas normas más democráticas de funcionamiento y supere la esclerosis heredada del equilibrio bipolar surgido tras la II Guerra Mundial.
En la opinión pública mundial se reproducen estos mismos esquemas. Los neocons y la derecha se alían indefectiblemente con el imperio usamericano, mientras que la izquierda, por lo general, siempre ha sido partidaria del multilateralismo y de normas internacionales más participadas que se sobrepongan a intereses particulares.
Es en este contexto donde debe encuadrarse la reacción del tándem USA-Israel ante la posibilidad de cualquier salida negociada al conflicto palestino y libanés basada en el marco del respeto a las resoluciones internacionales. Si acaso se nos recuerda la necesidad de desarme de Hezbollah o acaso su integración en el ejército libanés, pero se obvian muchas otras, desde la eliminación de las armas de destrucción masiva de la región, la retirada todos los territorios ocupados, el regreso de los refugiados, etc.
Y es justamente aquí donde hay que situar los intentos por apartar a la ONU de la solución de ambas guerras y sustituirla por la OTAN con mandato de uso de la fuerza para echar a Hezbollah de la nueva franja de seguridad que Israel pretende imponer en el sur de Líbano. Tanto EEUU como Israel pretenden recrear la antigua invasión permanente del «país de los cedros» pero sin posibilidad de que se reedite el Vietnam hebreo, un nuevo fracaso militar y una sangría humana y económica inabordable. La ONU, la representación de la justicia internacional, es una presencia molesta, por eso hay que echarla del lugar. No pueden quedar testigos incómodos para las atrocidades que están cometiendo.
Así las cosas, Bush y Rice han apostado en lo militar por darle tiempo a Israel para que termine su trabajo de destrucción total de las aldeas shiitas situadas junto a su frontera norte y ubicar la nueva franja de seguridad en una zona totalmente arrasada donde el edificio más alto sea reducido a una pila de escombros. En lo político pretenden que Europa le haga el trabajo sucio de ocupación y que además sean los paganos de los platos rotos del último berrinche israelí, tal y como están acostumbrados a hacer en Palestina. En suma, alineados como están con la política belicista y colonial de Israel, pretenden la derrota total de cualquiera que se oponga a sus intentos de dominación regional, en este caso Hezbollah.
Pero no se lo van a poner fácil, están demostrando que lucharán cada palmo de terreno y están infringiendo un buen número de bajas al Tsahal a pesar de la infinita superioridad tecnológica y destructiva. Hoy mismo han decretado que no habrá avance por tierra hasta que la aviación haya reducido a cenizas y a montones de tierra a las aldeas sureñas libanesas. Sin embargo los daños a la población civil seguirán siendo mucho más grandes que a la propia Hezbollah y contribuirán a deteriorar más —si cabe— la imagen de Israel en el mundo a la vez que se encumbra a la milicia como la organización más popular en el mundo árabe, donde se la considera, no como un grupo terrorista, sino como una heroica guerrilla de liberación. No en vano los habitantes de la región conocen que el ataque que desencadenó esta brutal represalia se inició dentro del Líbano en una zona ocupada por Israel para tratar de liberar a los cientos de presos libaneses capturados por Israel y en solidaridad con la lucha de Hamas por la excarcelación de los miles de secuestrados palestinos que permanecen en campos de internamiento y cárceles hebreas.
Sin el beneplácito de Hezbollah tampoco será fácil instalar una fuerza militar extranjera, así no harían nada más que alentar una nueva guerra de liberación que Europa no va a estar dispuesta a afrontar. Cuanto antes se pongan de acuerdo las partes en litigio, mejor para todos. Están equivocados si piensan que la milicia shií va a aceptar condiciones de derrota y claudicación humillantes. A su público tendrán que presentar resultados satisfactorios como tendrá que hacer Israel.
No habrá solución definitiva por vía militar en Líbano ni en Palestina, ya ha sido probada en numerosas ocasiones y no ha traído ni paz ni seguridad para nadie. Mientras se mantenga la ocupación de Palestina, Siria y Líbano será imposible estabilizar la región. El problema no son los katiushas, no comenzaron a caer sobre Israel hasta que éste no inició sus bombardeos sobre la población civil y las infraestructuras libanesas. Como siempre, el problema es la ocupación y las ansias israelíes de consolidar el robo de tierras de los países vecinos por la fuerza. Cuanto antes se den cuenta de ello, menos sacrificios para todos.
¿Que comentario te merece esto?
http://hurryupharry.bloghouse.net/archives/2006/07/26/what_happens_in_war.php
La badera de la ONU junto a la de los terroristas de Hizbula.
Sabes que los 2 soldados fueron secuestrados a menos de 400 metros de alli y que las unidades de la ONU hicieron la vista gorda¿
Con ello no quito hierro al asunto de que se ha matado a cuatro miembros de la ONU, pero hemos de entender que Hizbula usa muy bien de los medios de que dispone, y uno de ellos es usar como escondite instalaciones de la ONU.
Pues que algún libanés la ha colgado allí, es el sur de Líbano, una zona shií. Es tan fácil como eso.
O quizá… oh dios! Hezbollah y la ONU son la misma cosa y por eso hay que matarlos a todos!.
Gracias Israel, gracias
Bueno, y los dos soldados fueron secuestrados en Líbano, eso ante todo.
La última de los terroristas, asesinos y sanguinarios militares y gobernantes de Israel:
En fin, hay que seguir asesinando, es su trabajo.
Sabes que los 2 soldados fueron secuestrados
De secuestrados nada. Prisioneros de guerra
a menos de 400 metros de alli
En territorio libanés. Yo no los mandé
y que las unidades de la ONU hicieron la vista gorda
De lo que la ONU hae la vista gorda es de lo que su hijo malparido, el Estado de Israel hace en la región. Fue la ONU la que les endosó a los pobres palestinos y libaneses ese indeseable vecino que nadie quisiera para su país, ahora que se haga cargo de ponerlo en vereda. Pero no, lo que hace es respetar el derecho a veto del matón de la cuadra y cambiar su tímida condena por una «preocupación». Bueno, la preocupación se la pueden metar en el culo. Si la ONU y los países centrales no se preocupan por esa gente, no se agarren la cabeza después cuando se pliegan a Hezbollah y companía