O las tribulaciones de una cuarteto con mucha malage
Decía recientemente Sharon que esta era una operación sin retorno, que tras lo ocurrido era imposible volver a situaciones previas a esta penúltima fase de la guerra contra el pueblo palestino. Y tenía razón, a partir de ahora nada será igual.
Las guerras como esta no sólo se libran en el campo de batalla. Hay otra lucha que se está desarrollando en el seno de muchas cancillerías, medios de comunicación y opinión pública que Israel lleva perdiendo desde hace tiempo y de la que, tras sus últimas acciones, es imposible que salga victorioso. La política y la diplomacia son ahora los peores enemigos del sionismo.
La brutal violencia desatada últimamente en Yenin y otras ciudades ocupadas o sitiadas, unida al desprecio de la prensa, de la Unión Europea y de organizaciones humanitarias con la Cruz Roja a la cabeza, puede ser el punto final a las ansias expansionistas del gobierno judío y del sueño unilateral del Eretz-Israel. La proclamación del estado palestino puede y debe estar bien cerca.
Porque ¿qué otra salida le queda a Sharon? Las alternativas son pocas. No puede anexionarse los Territorios Ocupados, ello supondría un vuelco al difícil equilibrio poblacional de Israel y la bomba demográfica palestina iniciaría una inevitable cuenta atrás sin retorno que acabaría con el estado de Israel tal como hoy lo conocemos. La anexión conllevaría igualmente la destrucción definitiva de la débil democracia hebrea, que actualmente nada entre una teocracia fundamentalista y una dictadura militar. Por si ello fuera poco, la convivencia pacífica dentro de un mismo estado de israelíes y palestinos es ahora más imposible que nunca. Las razones son bien obvias.
Soluciones a medias tipo Oslo ya no serán aceptadas por nadie. Si hay algo que socavó peligrosamente el liderazgo de Arafat, fue precisamente su vocación pactista y el conformarse con pocas concesiones y mal atadas. La experiencia de Oslo y el fracaso de Camp David no aconsejarían repetir caminos ya desandados.
Podría pensarse que Israel pueda aspirar a prolongar indefinidamente la situación actual de Palestina, manteniendo a todo un pueblo en reservas indias cercadas por colonos armados, destacamentos militares, alambradas y controles y más controles humillantes para ir de una ciudad a otra. Este escenario, además de provocar gastos militares insostenibles a largo plazo y recortes internos de derechos civiles para controlar la disensión cada vez más patente, provocaría las iras de la población palestina y del mundo árabe. Sin salida política en el horizonte se sucedería una Intifada tras otra y mucha gente no dudaría en entregar por su lucha liberadora su único y más preciado bien: la vida.
Sólo hay que ver lo ocurrido desde la toma del poder por el general Sharon. Desde que se ha negado cualquier solución política a un conflicto que arrastra más de un siglo, la violencia no ha hecho sino aumentar. Y no sólo en los Territorios Ocupados. Sus promesas de seguridad se volatilizaron hace mucho. Muchos israelíes no dudan en abandonar su país en busca de lugares más apacibles donde desarrollar una nueva vida más acorde con sus principios.
Pero su propia brutalidad y arrogancia le va a obligar a aceptar aquello que tanto negó, el estado palestino. Aunque de momento siga usando el antiguo testamento como manual de guerra , la confluencia —esta vez sí— de buena parte de la Comunidad Internacional representada por Naciones Unidas, EE.UU., la Unión Europea y la Federación Rusa, materializada en el famoso cuarteto, hará doblegar la voluntad de Sharon y los cañones de los tanques. No hay otra solución posible.
Pero queda por ver si la unanimidad se mantiene cuando se plantee el desmantelamiento de los asentamientos y el repliegue total a las fronteras del 67, que es lo que exigen las resoluciones internacionales. Si no consiguen detener la agresión y acabar con la ocupación, la verdadera raíz de la violencia, sólo estaremos ante la actuación histriónica de un cuarteto de carnaval gaditano. Pero sin una pizca de gracia.
Copyleft Juan Luis González
Publicado en Ecologistas en Acción Cádiz