Otro nuevo frente se le abre al gobierno de los EEUU en su cruzada iraquí. Turquía ha dado su visto bueno definitivo al envío de tropas (10.000 hombres) para colaborar con la invasión norteamericana. Sin embargo, el gobierno interino iraquí, designado a dedo por la potencia ocupante, ha rechazado tal posibilidad de manera unánime enfrentándose formalmente a ella en un acto de alcance desconocido. Ni kurdos, ni chiitas, ni sunitas presentan excesivas simpatías por los turcos que en muchas ocasiones en los últimos años se han atrevido a invadir el norte de Irak para represaliar a las gentes del kurdistán. Difícil panorama se le presenta ahora a la administración republicana, que veía en Turquía una de sus tres grandes bazas para aflojar la presión sobre su ejército y así ahorrar costes en metálico y en vidas humanas. Resta saber si la oposición de los títeres norteamericanos no es un acto de cara a la galería, e incluso si, por el contrario, puede desembocar en una renuncia colectiva de los miembros del gobierno iraquí, lo que dejaría a los invasores en una situación todavía más complicada.