«Si la realidad no nos agrada, nos inventamos otra, no vaya a ser que nos joda algún titular». Esta parece ser la máxima de nuestro actual y patético gobierno. Desde que el Partido Popular la emprendió a hachazos contra los derechos sociales y el conato de estado de bienestar del que disfrutábamos —tomando el relevo a un mucho más tímido pero igualmente «reformista» PSOE— siendo consciente de que tenía perdida la batalla de la opinión pública, optó por adoptar la propaganda como otra arma política más de control de la ciudadanía. Juanjo Millás, lleva meses desde sus lúcidas columna en El País, desenmascarando la sarta de mentiras con que día sí, día también, nos agasaja la rancia derecha que nos desgobierna. En su artículo «Un Sindiós» retrató magistralmente estas prácticas goebbelianas que, salvo un cada vez más exiguo coro de incondicionales, ya todo el mundo tiene asumidas como parte de la acción de gobierno.
El punto de inflexión más claro en la política de relaciones públicas del equipo de Rajoy fue el anuncio de que destinarían 4 millones de euros —con la que está cayendo— para glorificar una reforma laboral que, por sí sola, ya ha comenzado a destruir más de medio millón de empleos y que sólo será efectiva cuando la economía vaya bien. ¡Como si para ese viaje se necesitaran alforjas! La propaganda, la manipulación y la mentiras son ya consustanciales a este gobierno. Afortunadamente, ya no está todo escrito en el aire, contamos con hemerotecas on-line, y con registros de las imágenes y las voces de nuestros políticos para que cada vez sea más difícil engañarnos.
Pero hoy han llegado aún más lejos. Después de acudir obligado a una rueda de prensa tras el revuelo protagonizado por la comparecencia de De Guindos anunciando el rescate de la banca, nuestro presidente campeón ha dicho que el solito ha doblegado a toda Europa y ha conseguido el objetivo que perseguía: las ayudas de la UE a la banca. Un gran triunfo que hay que achacar a las magníficas reformas que ha hecho en los 5 meses que lleva de gobierno y a la credibilidad internacionalice se ha ganado su gestión. Alucinante, veamos por qué:
- Si las dos reformas financieras que el PP ha llevado a cabo hubieran servido para algo ¿por qué ha sido necesario el rescate?
- Si el estado fuera tan creíble como dice Rajoy ¿por qué no se ha buscado el dinero en los mercados como hicieron otros gobiernos?
- ¿Por qué lo vende como un triunfo personal cuando hasta hace un par de días sostenía que eran los bancos los que tenían que pedir el rescate y no el estado, que es lo que ha tenido que hacer finalmente?
- ¿Quién si no el estado pagará los intereses del préstamo que podrían llegar a los 3.000 millones de euros? Más déficit, más impuestos, más recortes… más recesión, más paro. Eso es lo que toca.
- ¿Y si los bancos no pueden devolver el dinero recibido? ¿Acaso el avalista no es el propio país?
- En teoría dicen que no va a haber nuevas imposiciones macroeconómicas, pero se habla de una monitorización más fuerte de la economía, se habla de la subida del IVA… ¿Cómo habría que llamarlas?
- Guindos y Rajoy sostienen que es un préstamo ventajoso, no un rescate. Lo mismo se podría decir de la ayuda a Grecia, a Portugal o a Irlanda, basta un poco de maquillaje para vestirla de lo que se quiera.
Pero lo peor para Rajoy no será el rescate en toda regla que se anunció ayer, lo peor es que le han jodido un día que tenia íntegramente dedicado al fútbol…
Rescate: Se consuma el engaño
JUAN TORRES LÓPEZ MADRID 10/06/2012 13:21
Solo de 2000 a 2007, los bancos multiplicaron el crédito total destinado a la actividad productiva por 3,1, el dirigido a la industria por 1,8, el de la construcción por 3,6 y por 9 el dirigido a la actividad inmobiliaria. Y eso que cada vez disponían de menos depósitos para generarlo: en 2000 la banca española recibía 1,43 euros en depósitos por cada euro que concedía a crédito, mientras que en 2007 solo 0,76 euros.
No contentos con los beneficios que les daba el negocio inmobiliario que condenaba al monocultivo a la economía nacional, impusieron políticas de bajos ingresos y recortes salariales para que las familias y pequeños empresarios vivieran en el filo de la navaja y tuvieran que endeudarse hasta las cejas.
Pero no contentos con obtener beneficios normales, los bancos utilizaron a sus tasadores para aumentar artificialmente los activos sobre los cuales iban a dar créditos, para así generar más deuda y cobrar comisiones más suculentas y recurrieron a todo tipo de prácticas comerciales predatorias para fomentar el consumo: manejaban a su antojo los índices de referencia, incluían la abusiva cláusula que autoriza al banco a vender el piso en subasta notarial si se produce el impago de la deuda, reclamaban importes elevadísimos por cuentas que creían canceladas, cobraban comisiones leoninas (más que en cualquier otro lugar de Europa) por cualquier cosa, giraban una y otra vez un recibo inatendido por el cliente generando múltiples gastos de reclamación por una misma deuda, embargaban saldos en cuentas corrientes sin respetar lo establecido en la ley… hasta cuatro folios me ocupa el listado de malas prácticas que han recopilado las asociaciones de usuarios, es imposible consignarlas todas aquí. Y eso, por no hablar de las estafas estrella, que han podido suponer un auténtico robo de entre 12.000 y 15.000 millones de euros, si no más, mediante las participaciones preferentes, las cláusulas suelo, etc.
Mientras sucedía todo esto, las autoridades dejaron hacer, consintieron las tropelías bancarias y permitieron que se inflase la burbuja sin cesar, haciendo oídos sordos a todas las advertencias.
El actual Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, decía en 2003: «no existe una ‘burbuja inmobiliaria’ (…) el concepto de burbuja inmobiliaria es una especulación de la oposición que habla insensatamente de la economía de ladrillo y olvida que la construcción es un sector fundamental para la economía del país y en el que trabajan cerca de un millón de personas» (El Mundo 2 de octubre de 2003). Y el más tarde Ministro de Economía, Pedro Solbes, afirmaría que quienes auguraban el riesgo de recesión por esa causa «no saben nada de economía» (El País, 11 de febrero de 2008).
Los dirigentes de uno y otro partido negaban lo que hiciera falta, por muy evidente que fuese para el resto de los españoles, con tal de dejar que los banqueros y los grandes empresarios de la construcción literalmente se forraran a costa de todos los españoles.
El gobernador del Banco de España que había colocado el PP, Caruana, se pasaba por el arco del triunfo la denuncia de sus inspectores que en 2006 le señalaban formalmente que no se hacía nada frente a un endeudamiento creciente y muy peligroso de la banca española. Pero eso sí, no había declaración suya o más tarde de su sucesor, el socialista Férnandez, en la que no reclamasen moderación salarial y recortes de gasto social.
Pero gracias a todo ello, los bancos españoles se convirtieron en los más rentables del universo, justo, eso sí, en la misma medida en que situaban a nuestra economía entre las más vulnerables.
Cuando estalló la burbuja y ya no se iba a poder disimular lo que había pasado, el inmenso negocio que los bancos habían hecho a costa de la deuda, todos consintieron en disimular.
Permitieron que los bancos declarasen en balance los activos dañados a precios de adquisición siendo cómplices así de un engaño descomunal que hirió de muerte la credibilidad de nuestra economía porque, por mucho que Zapatero dijese en septiembre de 2008 -como le dictaban Botín y compañía- que el sistema financiero español era «el más sólido del mundo», los inversores y prestamistas internacionales sabían lo que de verdad había hecho la banca española.
Los dos grandes partidos, a los que se suman los de los nacionalistas de derechas de Cataluña y el País Vasco, colocaron en las cajas de ahorros a sus amigos y militantes y crearon una red de oligarquías provinciales que alentó la especulación, extendió la corrupción y que comenzó a llevar al desastre a la gran mayoría de las entidades, al convertirlas en clones de los bancos privados, sin tener capacidad real ni naturaleza legal para serlo.
Y para facilitar la recuperación de los bancos mas grandes y dejarles a ellos todo el mercado consensuaron la ley de cajas que las llevaba a su bancarización forzada, para provocar cuanto antes su caída y el reforzamiento por esa vía de los bancos más grandes.
Claro que, a cambio, esos mismos partidos han recibido cientos de millones de préstamos para ir ganando las elecciones, ahora uno luego otro, que no devuelven, y han podido colocar en sus consejos de administración, o en los de empresas participadas, a docenas de ex dirigentes o socios.
Luego, cuando el sistema saltaba por los aires porque a los alemanes les consumía el ansia de cobrar los préstamos que con la misma compulsión habían dado a los bancos españoles, todos se concitaron para negar que iban a pedir un rescate. Diez días hace que lo negaba rotundo el presidente Rajoy: «no va a haber ningún rescate de la banca española» (EFE 28 de mayo).
Y cuando lo han pedido, niegan lo que efectivamente han pedido: 100.000 millones de euros para entregar a la banca y que vamos a pagar todos los españoles. Niegan que vaya a tener efecto sobre el déficit y la prima de riesgo, cuando será el Estado quien tenga que devolverlo (¿cómo lo harían unas entidades que se capitalizan precisamente porque no tienen dinero?) y tratan de hacer creer que es algo positivo y una ayuda generosa: «Las noticias que traemos hoy son positivas», dijo el Ministro de Guindos cuando empezaba la rueda de prensa que dio ayer para anunciar el rescate.
Nos han engañado a todos cuando dicen que van a rescatar a España cuando lo que van a hacer es hundirla para años. Nos han engañado los bancos, nos han engañado los gobiernos del PSOE y del PP. Nos han engañado los dirigentes europeos que están borrachos de ideología neoliberal y no se dan cuenta de que las medidas que toman llevan al desastre a los países que las aplican (¿o acaso es que está mejor la economía de Portugal, por no hablar de los ciudadanos portugueses, desde que fue «rescatada»?). Nos ha engañado el Fondo Monetario que se ha sacado de la manga un informe deprisa y corriendo solo para justificar la decisión ya tomada y en el que cifra las necesidades de financiación de la banca española en una horquilla que sitúa, nada más y nada menos, que entre 45.000 millones y 119.000 millones de euro. ¿En qué quedamos?
Y nos engañarán esta tarde el presidente Rajoy y el Príncipe Felipe si es que definitivamente se han ido a ver el partido de fútbol cuando griten ¡España, España!, porque lo que están demostrando es lo contrario: España, los españoles de abajo, les importamos un pepino. Ellos y el resto de los políticos que han permitido lo que acabo de señalar, junto a los banqueros y los grandes beneficiarios de la burbuja y de la crisis, que tendrían que vivir 500 años más para disfrutar de todo lo que han ganado a costa de los españoles, son los responsables de este engaño descomunal. Hay que pedirles cuentas a todos y echarlos para siempre.
Juan Torres López, Catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla
La lógica va mas allá, si tu nacionalizas un banco, y luego a ese banco le dan dinero desde Europa; Yo entiendo que le dan el dinero a la nación
Si B pertenece a A y C le da dinero a B
Entonces es lo mismo que C le da el dinero a A
O igual yo no me enterado y Bankia no recibe un duro de europa
si ha sido un credito a interés cero, de puta madre,
Rescate, en lenguaje naval, significa que cuando pides la ayuda, pierdes lo que tengas en las bodegas, osease: se quedan con el botín.
¿por qué creeis que se ha usado oficialmente ese término?
Lo malo es que cuando acabaron con lo que había en las bodegas, ya nos han quitado las velas y hasta los remos…