Alrededor de diez mil personas han acompañado a los jornaleros del Sindicato Andaluz de Trabajadores en su llegada a Cádiz. Sin el apoyo de partidos políticos ni de los sindicatos mayoritarios convocar a tantos manifestantes —en horario de trabajo— es todo un logro para el SAT y para el conjunto del movimiento anticapitalista gaditano. No obstante, muchos trabajadores y trabajadoras han salido al paso de la marcha a manifestar su solidaridad con los revolucionarios en lucha. Especialmente emotivo fue el encuentro con los obreros de la factoría de astilleros Navantia, uno de los más combativos de la zona en permanente conflicto para evitar su desaparición definitiva, quienes pararon la faena para aclamar al movimiento jornalero. Lo mismo hicieron a su paso por el hospital, por algunos centros educativos y por muchos otros centros de trabajo. Por el contrario, resultó patético cuando se atravesó por el edificio de los sindicatos de la provincia, los de UGT y CCOO literalmente se escondieron sus sedes. Sin embargo, muchísima gente se fue sumando al paso de la comitiva hasta multiplicarla al final del recorrido en la Subdelegación del Gobierno.
Una fortísimo dispositivo policial cubrió toda la marcha de algo menos de 20 kilómetros, con efectivos a pie para evitar las acciones sorpresa a la que nos tienen acostumbrados los activistas sindicales y por las que han logrado titulares destacados en toda la prensa nacional e incluso en la internacional. La protección a los múltiples establecimientos bancarios de la principal avenida de Cádiz ha sido especialmente chistosa, con agentes de seguridad literalmente saltando de sucursal en sucursal a medida que la marcha avanzaba por la ciudad entre amagos de intentonas de ocupación por parte de algunos manifestantes bromistas. Las fuerzas de seguridad jugaron, como siempre, a la provocación al no permitir a los manifestantes entrar al casco antiguo de Cádiz, impidiendo incluso a mucha gente acercarse a sus casas y pidiendo en ocasiones el carné de identidad para dejarles atravesar las Puertas de Tierra, la antigua entrada del recinto amurallado de la ciudad. La desorbitada presencia policial, junto con algunos intentos de provocación en la cabecera de la marcha para buscar un titular que desacreditara la acción de hoy, han sido los únicos aspectos negativos de un gran día festivo de convivencia revolucionaria antisistema.