Ellos y Nosotros. Comunicado Zapatista

0
1169

postales-del-ezln-37-tods-tras-misma-bandera-l-fxvp5s

El Subcomandante Marcos anuncia una nueva etapa de ruptura con la poltica tradicional apoyndose ms en la sociedad. El EZLNno seguir colaborando con aquellos personajes y partidos que aprovecharon de ellos para conseguir rditos electorales sin procurar cambios sustanciales desde la base. Su lucha no es por la de un cambio de gobierno sino por un cambio de mundo, por eso buscarn otros compaeros de viaje que estn lejos de contiendas electorales. Os dejo el comunicado completo:

V.- LA SEXTA.

EJRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIN NACIONAL. MXICO

Enero de 2013.

Para: l@s compaer@s adherentes a la Sexta Declaracin de la Selva Lacandona en todo el mundo.

De: Las zapatistas, los zapatistas de Chiapas, Mxico.

Compaeras, compaeros y compaeroas:

Compas de la Red contra la Represin y por la Solidaridad:

Reciban todas, todos, el saludo de las mujeres, hombres, nios y ancianos del Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional, los ms pequeos de sus compaeros.

Hemos decidido que nuestra primera palabra especialmente dirigida a nuestr@s compaer@s de la Sexta, sea dada a conocer en un espacio de lucha, como lo es el de la Red contra la Represin y por la Solidaridad. Pero las palabras, sentimientos y pensamientos que aqu se dibujan tienen como destinatario tambin a quienes no estn presentes. Y, sobre todo, son para ell@s.

-*-

Quisiramos agradecer el apoyo que han brindado a nuestras comunidades, a nuestros compaeros bases de apoyo zapatistas y a los compas adherentes presos en Chiapas, durante todo este tiempo.

En nuestro corazn estn guardadas sus palabras de aliento y la mano colectiva que se enlaz a la nuestra.

Estamos seguros que uno de los puntos a tratar en su reunin ser, o ha sido ya, el levantar una gran campaa en apoyo al compa Kuy, para denunciar la agresin de que fue objeto y demandar justicia para l y para todos los lesionados en esa fecha, y para exigir la libertad absoluta de todos los detenidos en la Ciudad de Mxico y en Guadalajara en ocasin de las protestas contra la imposicin de Enrique Pea Nieto como titular del ejecutivo federal.

No slo, pero tambin es importante que esa campaa contemple el recabar fondos para apoyar al compa Kuy en los gastos de hospitalizacin, y en los de su posterior recuperacin, que las zapatistas y los zapatistas deseamos pronta.

Para apoyar esa campaa de fondos, estamos mandando una pequea cantidad de dinero en efectivo. Les pedimos que, aunque pequea, la sumen a la que vayan reuniendo para nuestro compaero de lucha. En cuanto podamos reunir ms, se la haremos llegar a quien ustedes designen para ese trabajo.

-*-

Quisimos aprovechar esta reunin que tienen, no slo para saludar su empecinamiento, tambin y sobre todo, para saludar, a travs de ustedes, a todos los compas en Mxico y en el mundo que se han mantenido firmes en ese lazo que nos une y que llamamos la Sexta.

Sepan que ha sido un honor tenerlos como compaeroas.

Sabemos que parece una despedida, pero no lo es. Slo significa que hemos dado por terminada una etapa en el camino que nos seala la Sexta, y que pensamos que hay que dar otro paso.

No han sido pocos los sinsabores que hemos padecido, a veces juntos, a veces cada quien en su geografa.

Ahora queremos explicarles y comunicarles algunos cambios que haremos en nuestro caminar y en el que, si estn de acuerdo y nos acompaan, volveremos, pero de otra forma, al dilatado recuento de dolores y esperanzas que antes se llam la Otra Campaa en Mxico y la Zezta Internazional en el mundo, y que ahora ser simplemente La Sexta. Ahora iremos ms all, hasta…

El Tiempo del No, el Tiempo del S

Compaeras, compaeros:

Definido el quines somos, nuestra historia pasada y actual, nuestro lugar y el enemigo al que nos enfrentamos, como est plasmado en la Sexta Declaracin de la Selva Lacandona, sigue pendiente el acabar de definir el por qu luchamos.

Definidos los «no», falta acabar de delinear los «s».

Y no slo, faltan tambin ms respuestas a los «cmo», «cundo», «con quin».

Todos ustedes conocen que nuestro pensamiento no es el de construir una gran organizacin con un centro rector, un mando centralizado, un jefe, sea individual o colegiado.

Nuestro anlisis del sistema dominante, de su funcionamiento, de sus fortalezas y debilidades, nos ha llevado a sealar que la unidad de accin puede darse si se respetan lo que nosotros llamamos «los modos» de cada quien.

Y esto de «los modos» no es otra cosa que los conocimientos que cada uno de nosotros, individual o colectivo, tiene de su geografa y calendario. Es decir, de sus dolores y sus luchas.

Nosotros estamos convencidos que todo intento de homogeneidad no es ms que un intento fascista de dominacin, as se oculte en un lenguaje revolucionario, esotrico, religioso o similares.

Cuando se habla de «unidad», se omite sealar que esa «unidad» es bajo la jefatura del alguien o algo, individual o colectivo.

En el falaz altar de la «unidad» no slo se sacrifican las diferencias, tambin se esconde la supervivencia de todos los pequeos mundos de tiranas e injusticias que padecemos.

En nuestra historia, la leccin se repite una y otra vez. Y en cada vuelta del mundo, siempre es para nosotros el lugar del oprimido, del despreciado, del explotado, del despojado.

Las que llamamos las «4 ruedas del capitalismo»: explotacin, despojo, represin y desprecio, se han repetido a lo largo de toda nuestra historia, con diferentes nombres arriba, pero nosotros somos siempre los mismos abajo.

Pero el actual sistema ha llegado a un estadio de locura extrema. Su afn depredador, su desprecio absoluto por la vida, su deleite por la muerte y la destruccin, su empeo en instalar el apartheid para todos los diferentes, es decir, todos los de abajo, est llevando a la humanidad a su desaparicin como forma de vida en el planeta.

Podemos, como alguien pudiera aconsejar, esperar pacientemente a que los de arriba acaben por destruirse a s mismos, sin reparar en que su insana soberbia lleva a la destruccin de todo.

En su afn de estar ms y ms arriba, dinamitan los pisos de abajo, los cimientos. El edificio, el mundo, terminar por colapsarse y no habr a quin culpar como responsable.

Nosotros pensamos que s, que algo anda mal, muy mal. Pero que si, para salvar a la humanidad y la maltrecha casa en que habita, alguien se tiene que ir, deben ser, tienen que ser los de arriba.

Y no nos referimos a desterrar a las personas de arriba. Hablamos de destruir las relaciones sociales que posibilitan que alguien est arriba a costa de que alguien est abajo.

Los zapatistas, las zapatistas sabemos que esta gran lnea que hemos trazado sobre la geografa del mundo no es nada clsica. Que esto del «arriba» y el «abajo» molesta, incomoda e irrita. S, no es lo nico que irrita, lo sabemos, pero ahora nos estamos refiriendo a esta incomodidad.

Podemos estar equivocados. Seguramente lo estamos. Ya aparecern los policas y comisarios del pensamiento para juzgarnos, condenarnos y ejecutarnos… ojal slo sea en sus flamgeros escritos y no escondan su vocacin de verdugos detrs de la de jueces.

Pero as es como los zapatistas, las zapatistas vemos el mundo y sus modos:

Hay machismo, patriarcado, misoginia, o como se diga, pero una cosa es ser mujer de arriba y otra completamente diferente serlo de abajo.

Hay homofobia s, pero una cosa es ser homosexual de arriba y una muy otra es serlo de abajo.

Hay desprecio al diferente s, pero una cosa es ser diferente arriba y otra serlo abajo.

Hay izquierda como alternativa a la derecha, pero una cosa es ser de izquierda arriba y algo completamente distinto (y opuesto, agregamos nosotros) serlo abajo.

Pongan ustedes su identidad en este parmetro que sealamos y vern esto que les decimos.

La identidad ms tramposa, de moda cada que el Estado moderno entra en crisis, es la de «ciudadana».

No tienen nada en comn y s todo de opuesto y contradictorio el «ciudadano» de arriba y el «ciudadano» de abajo.

Las diferencias son perseguidas, arrinconadas, ignoradas, despreciadas, reprimidas, despojadas y explotadas, s.

Pero nosotros, nosotras vemos una diferencia ms grande que atraviesa esas diferencias: el arriba y el abajo, los que tienen y los que no tienen.

Y vemos que esa gran diferencia tiene algo sustancial: el arriba est arriba sobre lo de abajo; el que tiene posee porque despoja a los que no tienen.

Siempre segn nosotros, esto del arriba y el abajo determina nuestras miradas, nuestras palabras, nuestros odos, nuestro pasos, nuestro dolores y nuestras luchas.

Tal vez haya otra oportunidad para explicar ms de nuestro pensamiento sobre esto. Por ahora slo diremos que miradas, palabras, odos y pasos de arriba tienden a la conservacin de esa divisin. Claro que eso no implica inmovilidad. El conservadurismo parece estar muy lejos de un sistema que descubre ms y mejores formas de imponer las 4 heridas que el mundo de abajo padece. Pero estas «modernizaciones» o «progresos» no tienen otro objetivo que conservar arriba a los de arriba de la nica forma en que es posible, es decir, sobre los de abajo.

La mirada, la palabra, el odo y los pasos de abajo, segn nosotros, son determinados por el cuestionamiento: Por qu as? Por qu ell@s? Por qu nosotr@s?

Para imponernos respuestas a esas preguntas, o para evitar que las hagamos, se han construido catedrales gigantescas de ideas, algunas ms o menos elaboradas, las ms de las veces tan grotescas que no slo admira que alguien las haya elaborado y alguien las crea, tambin que se hayan construido universidades y centros de estudios y anlisis sostenidos en ellas.

Pero siempre aparece un aguafiestas que arruine los sucesivos festejos de la culminacin de la historia.

Y es@ malora responde a esas preguntas con otra: «podra ser de otra forma?»

Esa pregunta tal vez pueda ser la que detona la rebelda en su acepcin ms amplia. Y puede serlo porque hay un «no» que la ha parido: no tiene por qu ser as.

Disculpen si este confuso rodeo los ha irritado. Achquenlo ustedes a nuestro modo, o a nuestros usos y costumbres.

Lo que queremos decir, compaeras, compaeros, compaeroas, es que lo que nos convoc en la Sexta fue ese «no» rebelde, hereje, grosero, irreverente, molesto, incmodo.

Llegamos ac porque nuestras realidades, nuestras historias, nuestras rebeldas nos llevaron a ese «no tiene por qu ser as».

Eso y que, intuitiva o elaboradamente, nos hemos respondido «s» a la pregunta «podra ser de otra manera?»

Falta responder a las preguntas que se atropellan despus de ese «s»:

Cmo es esa otra manera, ese otro mundo, esa otra sociedad que imaginamos, que queremos, que necesitamos?

Qu hay que hacer?

Con quin?

Tenemos que buscar las respuestas a esas preguntas si no las tenemos. Y si las tenemos, debemos darlas a conocer entre nosotr@s.

-*-

En este nuevo paso, pero en el mismo camino de la Sexta Declaracin de la Selva Lacandona, como zapatistas que somos trataremos de aplicar algo de lo que aprendimos en estos 7 aos y haremos cambios en el ritmo y la velocidad del paso, s, pero tambin en la compaa.

Saben ustedes, uno de los muchos y grandes defectos que tenemos las zapatistas, los zapatistas, es la memoria. Recordamos quin estuvo cundo y en dnde, qu dijo, qu hizo, qu call, qu deshizo, qu escribi, qu borr. Recordamos los calendarios y las geografas.

Que no se nos malinterprete. No juzgamos a ningun@, cada quin se construye como puede su coartada para lo que hace y deshace. El necio rodar de la historia dir si fue un acierto o un error.

Por nuestra parte, los hemos visto, los hemos escuchado, de tod@s hemos aprendido.

Ya vimos quines fueron los que slo se acercaron para sacar provecho poltico propio de la Otra Campaa, quines van brincando de una movilizacin a otra, seducidos por las masas, y paliando as su incapacidad para generar algo por s mismos. Un da son anti electorales, otro da despliegan sus banderas en la movilizacin de moda; un da son maestros, al otro estudiantes; un da son indigenistas, al otro da se alan con finqueros y paramilitares. Claman por el fuego justiciero de las masas, y se desaparecen cuando llegan los chorros de agua de los tanques antimotines.

No volveremos a caminar junto con ellos.

Ya vimos quines son los que aparecen cuando hay templetes, interlocuciones, buena prensa, atencin, y se desaparecen a la hora del trabajo sin bulla pero necesario, como la mayora de quienes aqu escuchan o leen esta carta lo saben. En todo este tiempo, nuestra mirada y nuestro odo no fueron para quienes estaban arriba del templete, sino para los que lo levantaron, los que hicieron la comida, barrieron, cuidaron, manejaron, volantearon, se la rajaron, como se dice por ah. Tambin vimos y escuchamos a quienes sobre los dems se treparon.

No volveremos a caminar junto con ellos.

Ya vimos quines son los profesionales de las asambleas, sus tcnicas y tcticas para reventar reuniones de modo que slo ellos, y quienes les siguen, queden para aprobar sus propuestas. Reparten derrotas por donde se aparecen dirigiendo mesas moderadoras, haciendo a un lado a los «fresas» y «pequeo burgueses» que no entienden que en el orden del da se juega el futuro de la revolucin mundial. Los que ven mal cualquier movimiento que no termine en una asamblea conducida por ell@s

No volveremos a caminar junto con ellos.

Ya vimos quines son los que se presentan como luchadores por la libertad de los presos y presas en los eventos y campaas, pero que nos demandaron abandonar a los presos de Atenco y continuar el recorrido de la Otra Campaa porque ya tenan su estrategia y sus eventos programados.

No volveremos a caminar junto con ellos.

-*-

La Sexta es una convocatoria zapatista. Convocar no es unir. No pretendemos unir bajo una direccin, ni zapatista ni de cualquier otra filiacin. No buscamos cooptar, reclutar, suplantar, aparentar, simular, engaar, dirigir, subordinar, usar. El destino es el mismo, pero la diferencia, la heterogeneidad, la autonoma de los modos de caminar, son la riqueza de la Sexta, son su fuerza. Ofrecemos y ofreceremos respeto, y demandamos y demandaremos respeto. A la Sexta un@ se adhiere sin ms requisito que el «no» que nos convoca y el compromiso de construir los «s» necesarios.

-*-

Compaeroas, compaeros, compaeras:

Por parte del EZLN les decimos:

1.- Para el EZLN ya no habr una Otra Campaa nacional y una Zezta Internazional. A partir de ahora caminaremos junto a quienes invitemos y nos acepten como compas, lo mismo en la costa de Chiapas que en la de Nueva Zelanda.

As que el territorio de nuestro accionar est ahora claramente delimitado: el planeta llamado «Tierra», ubicado en el llamado Sistema Solar.

Seremos ahora lo que somos de por s: «La Sexta».

2.- Para el EZLN, ser de la Sexta no requiere afiliacin, cuota, inscripcin en lista, original y/o copia de una identificacin oficial, rendicin de cuentas, estar en el lugar del juez, o el jurado, o el acusado, o el verdugo. No hay banderas. Hay compromisos y consecuencias de esos compromisos. Nos convocan los «no», nos mueve la construccin de los «s».

2.- Quienes, con el resurgimiento del EZLN, esperen una nueva temporada de templetes y grandes concentraciones, y las masas asomndose al porvenir, y los equivalentes a los asaltos al palacio de invierno, se desilusionarn. Es mejor que se vayan de una vez. No pierdan el tiempo, y no nos hagan perder el tiempo. El andar de la Sexta es de tranco largo, no para enanos del pensamiento. Para acciones «histricas» y «coyunturales» hay otros espacios donde seguramente encontrarn acomodo. Nosotros no queremos slo cambiar de gobierno, queremos cambiar de mundo.

3.- Ratificamos que como EZLN no nos aliaremos a ningn movimiento electoral en Mxico. Nuestra concepcin ha sido clara sobre eso en la Sexta y no hay variacin. Entendemos que haya quienes piensen que es posible transformar las cosas desde arriba sin convertirse en uno ms de los de arriba. Ojal y las desilusiones consecutivas nos los lleven a convertirse en eso contra lo que luchan.

4.- Nuestra palabra que les proponga iniciativas organizativas, polticas y de difusin ser EXCLUSIVA para quienes nos lo requieran y aceptemos, y enviadas por el correo de la pgina electrnica a las direcciones que tenemos. Tambin aparecern en la pgina de Enlace Zapatista, pero slo podr accederse a su contenido completo por medio de una contrasea que ir cambiando continuamente. Esa contrasea se las haremos llegar de algn modo, pero ser fcil de deducir para quien lee con atencin lo que s se ve y para quien ha aprendido a descifrar los sentimientos que se hacen letras en nuestra palabra.

Cada individu@, grupo, colectivo, organizacin o como se llame cada quin, tiene el derecho y la libertad de pasarle esa informacin a quienes crea conveniente. Tod@s l@s adherentes a la Sexta tendrn el poder de abrir la ventana de nuestra palabra y de nuestra realidad a quien deseen. La ventana, no la puerta.

5.- El EZLN les pide paciencia para irles dando a conocer las iniciativas que, durante 7 aos, hemos madurado, y cuyo principal objetivo ser que estn en contacto directo con las bases de apoyo zapatista en la forma que, en mi humilde opinin y larga experiencia, es la mejor, es decir: como alumnos.

6.- Por ahora slo les adelantamos que quienes puedan y quieran, y que sean invitados expresamente por la Sexta-EZLN, vayan juntando el varo, la plata, el money o como le digan a la moneda de cambio en cada parte del planeta, para estar en posibilidades de viajar a tierras zapatistas en fechas por precisar. Ms despus les diremos ms detalles.

Para terminar esta misiva (que, como es evidente, tiene la desventaja de no tener un video o una rola que la acompae y complete en su versin leda), queremos mandar el mejor de nuestros abrazos (y slo tenemos uno) a los hombres, mujeres, nios y ancianos, grupos, organizaciones, movimientos, o como cada quin se nombre a s mismo, que en todo este tiempo no nos alejaron de sus corazones, y resistieron y apoyaron como compaeras, compaeros y compaeroas que somos.

Compas:

Somos la Sexta.

Nos va a costar mucho.No sern menos nuestros dolores alabrirnos a los que en el mundo duelen. El camino ser mstortuoso.

Batallaremos.

Resistiremos.

Lucharemos.

Moriremos tal vez.

Pero una, diez, cien, mil veces, siempre venceremos siempre.

Por el Comit Clandestino Revolucionario Indgena-Comandancia General del Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional

La Sexta-EZLN.

Subcomandante Insurgente Marcos.

Chiapas, Mxico, Planeta Tierra. Enero del 2013.

 

[mapsmarker marker=»11″]