40 años de ocupación

0
469

Hoy se cumplen 40 años desde que una ONU manipulada por las potencias coloniales regalaron Palestina a ciudadanos extranjeros y expulsaron de las mismas a sus habitantes legítimos en una arbitraria decisión que pasará a la historia como uno de los mayores errores cometidos por el organismo internacional. Pero el error ya dura demasiado y no hay visos de que vaya a ser subsanado. Por eso sorprende que la ONU celebre hoy mismo una jornada especial en recuerdo de las millones de personas que viven bajo el yugo sionazi, en un auténtico apartheid que apenas si suscita la repulsa de los gobiernos occidentales, cómplices del continuado genocidio y la limpieza étnica que los sucesivos gobiernos judíos practican a diario en Cisjordania y Gaza.

En este sentido Amnistía Internacional ha publicado un completo informe en PDF de más de 50 páginas que bajo el título de Soportando la Ocupación, analiza las condiciones de vida de uno de los pueblos más machacados y abandonados del planeta.

Aunque los de Amnesty no son del todo santos de mi devoción y discrepo con ellos en algunos temas, para los más vagos, aquí os dejo algunos párrafos del informe, (los encabezados son míos):

Extranjeros en su propia tierra
>Mi hijo Khaled tenía dificultades respiratorias. Llamé a un vecino que tenía coche y, con mi esposa y el niño, salimos inmediatamente hacia el hospital de Ramallah. Era más rápido que esperar hasta que una ambulancia llegara al pueblo. Estaban a punto de dar las doce y media de la noche. En otras ocasiones en que Khaled había tenido ataques similares, lo habíamos llevado al hospital, donde lo metían en la tienda de oxígeno, y siempre se recuperaba.

>Llegamos al control de seguridad de Atara a la una menos cuarto de la madrugada. Desde allí, faltaban 10 minutos más para llegar al hospital. Los soldados nos detuvieron. Había cinco. Les dije que mi hijo estaba enfermo, y que necesitaba llegar urgentemente al hospital de Ramallah. Les hablé en hebreo. Nos pidieron nuestros documentos de identidad. El conductor y yo les dimos los nuestros, pero mi esposa, al salir deprisa, había olvidado el suyo en casa. Se lo comunicamos a los soldados, pero ellos nos respondieron que no podíamos pasar sin su documento de identidad.
Les rogué que nos dejaran pasar. Inspeccionaron el coche, y vieron que no había nada y que el niño tenía dificultades para respirar y que le temblaban las extremidades. Les dije que cada minuto, cada segundo, era importante; que el niño necesitaba oxígeno urgentemente. Nos ordenaron esperar, y yo seguí suplicándoles.

>Luego, el niño murió. Eran la una y cinco de la madrugada. Se lo dije a los soldados, que introdujeron una linterna en el coche y vieron que ya no se movía. Entonces nos dejaron pasar. Fuimos al hospital de todos modos, donde nos confirmaron que Khaled había muerto.

Las cifras de la Intifada
>Desde el principio de la Intifada en septiembre de 2000, la violencia palestino-israelí ha ido en aumento. Las fuerzas israelíes han matado a unas 4.000 personas palestinas, en su mayoría civiles desarmados, entre ellos unos 800 menores. Muchas murieron como consecuencia de ataques aéreos, fuego de artillería y otros ataques contra campos de refugiados y zonas residenciales densamente pobladas de todos los Territorios Palestinos Ocupados. Otras fueron ejecutadas extrajudicialmente en ataques que acabaron con la vida de decenas de transeúntes. En el mismo periodo, grupos armados palestinos han matado a más de 1.100 israelíes, entre ellos unos 750 civiles, incluidos 120 menores, por medio de
atentados suicidas con bomba y ataques con armas de fuego contra autobuses, restaurantes, centros comerciales y otras zonas frecuentadas por población civil.

Una ocupación temporal
>5.600 km2 de superficie en total: unos 130 km de norte a sur y 65 km de este a oeste.
>Más de 200 asentamientos y “puestos de avanzada” israelíes ilegales.
>Más de 500 bloqueos y controles de seguridad militares israelíes.
>700 km de carreteras prohibidas para los palestinos.
>700 km de valla/muro, el 80 por ciento de ella en tierras palestinas.

Más del ilegal muro de la vergüenza
>La valla/muro no se está construyendo entre Israel y Cisjordania, siguiendo la “línea verde” (línea del armisticio de 1949 que separa el Estado de Israel de la Cisjordania ocupada). En torno al 80 por ciento de ella se encuentra en territorio
palestino, dentro de Cisjordania, por lo que separa, unas de otras, ciudades, pueblos, comunidades y familias palestinas; impide el acceso de los agricultores palestinos a su tierra; dificulta el acceso a los centros de enseñanza y de salud y a otros servicios esenciales, y separa a comunidades palestinas de embalses y fuentes de agua limpia.(…) Si se completa la valla/muro de acuerdo con el último trazado previsto, de 2006:

>60.500 palestinos, residentes en 42 localidades de Cisjordania, vivirán entre la valla/muro y la “línea verde” o en zonas cerradas;

>12 de estas localidades y alrededor de 31.400 palestinos quedarán completamente rodeados por la valla/muro;

>Más del 10 por ciento de la tierra palestina de Cisjordania (unas 57.518 hectáreas) quedará al otro lado de la valla/muro;

>Más de medio millón de palestinos vivirán en una franja de un kilómetro desde la valla/muro.

>Los soldados israelíes han empleado a menudo fuerza excesiva e innecesaria contra palestinos y contra activistas pacíficos israelíes y de otras nacionalidades que protestaban contra la valla/muro. Sólo en la localidad de Bil’in, donde se vienen celebrando este tipo de manifestaciones todos los viernes desde hace dos años, cientos de manifestantes han
resultado heridos. El 8 de diciembre de 2006, una delegación de Amnistía Internacional presenció cómo soldados israelíes, apostados en el tejado de una casa civil del pueblo, disparaban en dirección a unos menores que les estaban tirando piedras a poco distancia, pero que no constituían una amenaza grave. Dentro de la casa, una familia aterrorizada, con niños pequeños, aseguró a Amnistía Internacional que la presencia de soldados en su tejado suponía un peligro para ella.

Haciendo la vida imposible
>Las restricciones aumentaron durante la década de 1990 y han alcanzado niveles sin precedentes desde el estallido de la Intifada en septiembre de 2000. Han privado a la población palestina no sólo de su libertad de circulación, sino también de otros derechos humanos, en especial, de su derecho al trabajo y a tener un medio de subsistencia para sí mismos y sus familias y de su derecho a la salud y a la educación.

>Isma’il Sa’id Ibrahim al-Sifi, de 44 años de edad, murió el 12 de diciembre de 2006 cuando lo trasladaban al hospital de Nablús desde su pueblo, Tel, situado a pocos kilómetros de distancia. Murió minutos antes de llegar al hospital, después de que el vehículo en el que viajaba se hubiera visto obligado a dar un largo rodeo por una carretera sin asfaltar que
atravesaba las montañas. Los soldados israelíes habían bloqueado la carretera principal y no dejaron pasar al taxi, aunque Isma’il estaba inconsciente y necesitaba atención médica urgentemente. El hospital de Nablús estaba sólo a 10 minutos del control de seguridad, pero el viaje por las colinas, por un camino lleno de baches, demoró más de media hora. Este tipo de muertes no son una novedad…

Las colonias, el verdadero y único problema
>Desde el principio de la ocupación de Israel en 1967, se han establecido en Cisjordania, incluida Jerusalén Oriental, unos 135 asentamientos israelíes oficialmente reconocidos y unos 100 “puestos de avanzada” (asentamientos no autorizados, pero auspiciados por el Estado y financiados por ministerios del gobierno israelí), lo que supone una violación del derecho
internacional y desafía resoluciones de la ONU. Los colonos israelíes ascienden a 450.000, aproximadamente, de los que unos 200.000 viven en asentamientos de Jerusalén Oriental y alrededores. Algunos asentamientos tienen menos de 100 residentes, mientras que otros, como Ariel, Maale’ Adumim y Pisgat Ze’ev, entre 15.000 y 30.000 residentes, por lo que se han convertido en localidades asentadas y bien abastecidas.

>(…) Al construir una red de asentamientos y carreteras de “circunvalación” alrededor de todas las ciudades y los pueblos palestinos, Israel ha eliminado la posibilidad de que exista una contigüidad territorial palestina en Cisjordania, ha limitado el crecimiento de las localidades palestinas y se ha hecho con el control real de toda Cisjordania, y de la vida de los más de dos millones de palestinos que viven en ella.

Las futuras colonias
>Además de los 135 asentamientos israelíes reconocidos oficialmente, se han construido alrededor de otros 100 de diferente tamaño con la aprobación tácita, más que oficial, de las autoridades israelíes. Más de la mitad de éstos, denominados por lo general “puestos de avanzada” de asentamientos, se han creado en los últimos seis años. A pesar de que los “puestos de avanzada” no están autorizados, el ejército israelí les facilita protección durante las 24 horas del día, y se ha permitido a muchos de ellos conectarse a la red eléctrica, telefónica y de abastecimiento de agua y construir vías de comunicación con las carreteras principales y otros asentamientos. Muchos de los asentamientos reconocidos oficialmente empezaron siendo “puestos de avanzada” no autorizados, pero después se les dio carácter oficial. Otros empezaron siendo escuelas religiosas o bases militares.

En el marco del plan de paz conocido como la “hoja de ruta”, puesto en marcha en 2003 bajo patrocinio internacional, el gobierno israelí prometió en repetidas ocasiones desmantelar y evacuar todos los “puestos de avanzada” no autorizados, establecidos después de 2001. Sin embargo, se ha hecho poco o nada a este respecto, salvo algunos intentos poco entusiastas de desmantelar “puestos de avanzada” que a menudo se han reconstruido poco después. Mientras tanto, se han seguido construyendo otros nuevos en territorios palestinos ocupados ilegalmente.

El segundo deporte favorito de los militares judíos: derribar casas palestinas
>Israel no permite que los palestinos construyan fuera de las ciudades principales ni de los límites de las zonas ya edificadas de los pueblos. El ejército israelí derriba con frecuencia las casas y las propiedades construidas por los palestinos en los terrenos que poseen en el interior o alrededor de las localidades de Cisjordania. Sólo en los seis últimos meses, excavadoras del ejército israelí han destruido las casas y los corrales de decenas de familias palestinas en
localidades como Funduq, Hayya, Yinsafut y Hares (zona de Salfit y Qalqilya), Qawawis, Imnezeil, Um al-Kheir y otros pueblos próximos (zona sur de los montes de Hebrón) y Sawahreh, Nu’man y Walajeh (zona de Belén y Jerusalén Oriental). Otros miles de palestinos corren el peligro de que derriben sus casas o de que los desalojen por la fuerza sin avisarlos con la suficiente antelación, sin el debido proceso legal (incluida la oportunidad de impugnar la orden de desalojo o derribo) y sin indemnizaciones ni garantías de un alojamiento alternativo adecuado.

Los colonos, mercenarios de la ocupación racista
>Los palestinos acusados de ataques contra colonos israelíes son juzgados por tribunales militares israelíes, que les imponen penas muy duras. En algunos casos son víctima de homicidio a manos de las fuerzas israelíes. En cambio, no se enjuicia casi nunca a los colonos israelíes que atacan a palestinos y que destruyen sus propiedades, y en las pocas ocasiones en las que se les persigue judicialmente se les imponen penas que no están en consonancia con la gravedad del delito.

>En los últimos años, defensores internacionales e israelíes de los derechos humanos han acompañado a agricultores palestinos a trabajar sus tierras en zonas próximas a asentamientos israelíes. Han acompañado también a menores palestinos a la escuela en zonas situadas cerca de asentamientos israelíes. En algunos pueblos pequeños y aislados, activistas por la paz internacionales han mantenido una presencia permanente. Entre estos pueblos se encuentran Yanun, al noreste de Nablús, que colonos israelíes atacaron en 2002 obligando a huir a todos sus habitantes, y Tuwani y otros pequeños pueblos situados en la zona sur de los montes de Hebrón. Defensores de derechos humanos han estado presentes también en la ciudad de Hebrón, donde colonos israelíes han atacado en repetidas ocasiones a palestinos dentro de sus hogares. Los colonos israelíes han reaccionado intensificando su violenta campaña contra los activistas internacionales y, en algunos casos, israelíes de derechos humanos en un intento de poner fin a su presencia y de privar a los lugareños palestinos incluso de esta forma limitada de protección y solidaridad. Los colonos han centrado sus ataques y amenazas en personas que filman vídeos.

>En septiembre y octubre de 2004, colonos israelíes, encapuchados y armados con piedras, palos de madera y cadenas de metal, agredieron a dos miembros estadounidenses de los Equipos Cristianos de Acción por la Paz, a un miembro italiano de la organización para la paz Operación Paloma y a integrantes de una delegación de Amnistía Internacional cuando
acompañaban a unos menores palestinos a una escuela primaria situada cerca del pueblo de Tuwani, en la zona sur de los montes de Hebrón. Las víctimas denunciaron los hechos a la policía israelí, pero hasta la fecha no se tiene noticia de que se haya puesto a nadie a disposición judicial.

Recomendaciones a la comunidad internacional
>- Desplegar un mecanismo internacional efectivo de seguimiento de los derechos humanos, tanto en Israel como en los Territorios Palestinos Ocupados, con el fin de vigilar el cumplimento por ambas partes de sus respectivas obligaciones según el derecho internacional, informar públicamente y recomendar las medidas correctoras que habrán de adoptar ambos bandos, otros países u organizaciones internacionales.

>- Garantizar la rendición de cuentas de ambas partes, con arreglo a sus obligaciones según el derecho internacional humanitario y las normas internacionales de derechos humanos. Investigar a los responsables de crímenes de guerra o de otros delitos comprendidos en el derecho internacional y, cuando sea posible, perseguirlos judicialmente mediante el ejercicio de la jurisdicción universal.

>- Garantizar que todo proceso de paz incluya disposiciones concretas para abordar las cuestiones fundamentales de derechos humanos que se encuentran en la raíz del conflicto, como el desmantelamiento de los asentamientos israelíes de los Territorios Palestinos Ocupados, el derribo de la valla/muro en el interior de Cisjordania, la eliminación de las clausuras, el fin de la impunidad por graves violaciones del derecho internacional humanitario y de las normas internacionales de derechos humanos y, a un plazo más largo, la búsqueda de una solución justa del problema de los refugiados.

>- Los Estados Partes en los Convenios de Ginebra deben cumplir la obligación recogida en el artículo 1 del Convenio IV de Ginebra de «respetar y hacer respetar» este Convenio, lo que incluye perseguir judicialmente las infracciones graves contempladas en el artículo 147.

>- Garantizar que Israel, como potencia ocupante, cumpla la obligación de asegurar la protección y el bienestar de la población palestina, así como de abstenerse de imponer sanciones que menoscaben el suministro de ayuda humanitaria a dicha población. La comunidad internacional y los Estados donantes que facilitan ayuda humanitaria a la Autoridad Palestina, en especial Estados Unidos y los países de la Unión Europea, deben adoptar medidas inmediatas para minimizar el impacto negativo que ha tenido sobre los derechos humanos la suspensión del suministro de fondos. Deben procurar que la ayuda de emergencia –esencial para la realización de los derechos humanos fundamentales– no se utilice nunca como instrumento de negociación para el logro de objetivos políticos.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.