La explosiva reconversión de Abraham Burg

2
433

Me han enviado un enlace que no puedo dejar de comentar. Es de la Agencia Judía de Noticias y, aunque no conocía al protagonista, su relevancia en la vida política israelí y en el sionismo mundial lo hace al menos digno de mención. Recomiendo encarecidamente su lectura o al menos las citas que he entresacado. Merecen la pena.

Abraham Burg fue presidente del parlamento judío y de la Agencia Judía y la Organización Sionista Mundial. Hace algunos años que se desmarcó de la política oficial de Israel, pero cada vez va más lejos: compara a los judíos de Israel con los nazis de Hitler, algo que suele molestar mucho a los sionistas, doy fe de ello. En su último libro (2006) «Vencer a Hitler» llega a decir que la identidad de Israel está definida por el nazismo y que es algo que hay que superar. Os dejo algunas de sus declaraciones más granadas a Haaretz y a otros medios:

-El sionismo es la creencia en la creación y la existencia de un Estado nacional judío. ¿Tú ya no crees en un Estado nacional judío?
>No en su actual definición. El Estado es a mi entender sólo un instrumento, una herramienta, un medio gentil indiferente por completo a la carga espiritual, mística o religiosa. Definir a Israel como Estado judío y agregarle las palabras escogido, florecimiento o redención, suena demasiado bombástico. Además, agregarle a todo eso el intento de mantener un sistema democrático, es imposible.

-Lo que significa que ya no aceptas el tema de un Estado judío.
>No puede funcionar. Definir el Estado de Israel como Estado judío es la llave para su final. Estado judío es bombástico. Es un material muy explosivo.

-¿Y un Estado judío-democrático?
>Para la gente suena muy cómodo esto; es bonito, es nostálgico, es retro. Brinda una sensación de plenitud. Pero judío-democrático es como nitroglicerina.

-Oye, no es sólo el asunto sionista. Tu libro es anti israelí en el sentido más profundo. Es un libro que demuestra desprecio por todo lo israelí.
>En mi infancia fui judío en los términos que aquí circundan: estudié en un Jeder, me enseñaron los maestros religiosos de entonces. Posteriormente, la mayor parte de mi vida fui israelí: idioma, señales, olores, gustos, lugares, todo. Hoy en día no me es suficiente. En la situación actual estoy mas allá de lo israelí. Dentro de las tres identidades que me componen – la humana, la judía y la israelí – siento que el fundamento israelí discrimina a las otras dos. Por eso, lo israelí no me es suficiente. Me siento obligado a volver a mi lugar judío. Pienso que las estructuras israelíes actuales son amenazas.

-Comparas Israel con Alemania y lo repites continuamente. ¿Esta comparación es justa? ¿Hay suficiente base para la analogía israelí-alemana?
>No es una ciencia exacta pero describiré algunos hábitos que hacen al monje: La enorme sensación de ofensa nacional; la sensación de rechazo del resto del mundo; los fracasos inexplicables en las guerras. Y como resultado de ello, la centralidad del militarismo en la identidad, el lugar de los oficiales de reserva en la sociedad, la cantidad de ciudadanos armados que caminan por las calles en Israel. ¿Hacia dónde se dirige ese enjambre de hombres armados? Los manifiestos callejeros que preconizan: ¡Fuera los árabes!.

-¿Tú temes que haya una incursión fascista en Israel?
>Yo pienso que ya está aquí.

-¿Y piensas en realidad que los lemas racistas que aparecen en las paredes de Jerusalén son similares a los lemas de los años treinta en Alemania?
>Veo que nosotros no desechamos estas expresiones con toda la fuerza posible. Además, oigo las voces tajantes desde Sderot: ‘Les destruiremos el barrio, les destruiremos la ciudad, los exterminaremos, los mataremos y los expulsaremos’. Actualmente en el Gobierno hay quien habla de trasladar poblaciones árabes. Cruzamos tantas líneas rojas en los últimos años. Entonces te preguntas a ti mismo cuáles serán las próximas líneas rojas que deberemos cruzar.

>pada; mi espada es el ítem; envainada o fuera de ella. Y no así nomás nos comparo con Alemania, porque nuestra obligación de vivir empuñando constantemente la espada surge de Alemania. Lo que ellos nos quitaron en doce años de nazismo necesita una espada gigante».

«Mira la cerca de seguridad. La cerca de separación es el muro contra la paranoia. Y ella nació en mí, en mi templo, en el Haim Ramón que habita dentro de mí. ¿Y cuál es el pensamiento? Que edificamos un gran muro y el problema de los palestinos se solucionará porque ya no los veremos más.

-¿Tu sostienes que nosotros nos ahogamos aquí por falta de aire?
>Por supuesto. Ya estamos muertos. No nos avisaron pero estamos muertos. Esto ya no funciona. No va más.

-¿Nos estamos arrastrando a crímenes de guerra?
>No queda otro camino que verlo así. Especialmente si no hay perspectivas de diálogo. El israelí es en estos casos demasiado tranquilo; un árabe más, un árabe menos; todo en orden. Pero al final la pila se va amontonando. El número de víctimas inocentes es tan grande que será imposible sostenerlo. Entonces nuestra explosión, la de ellos y la del mundo será interminable. Lo veo frente a mis ojos. Veo el montón de cuerpos palestinos cruzando el muro que establecimos para no verlos más.

—–
Más de Abraham Burg en 2004

EL HOLOCAUSTO NO LO JUSTIFICA TODO

>Si el sionismo significa hoy el «Gran Israel», entonces yo no soy solamente possionista, sino antisionista. Si este movimiento son las colonias, soy antisionista. No acepto el tipo de sionismo que se ha apoderado del judaísmo y de su belleza para transformado en este culto a las piedras…», declaraba Abraham Burg, ex presidente de la Organización Sionista Mundial y del Parlamento israelí, a la periodista Judy Clarke, del diario Haaretz, uno de los más importantes de Israel.

>Pienso que no vemos lo que pasa bajo nuestras ventanas. Por la mañana, cuando recorro las colinas que rodean mi pueblo, veo cómo los niños palestinos que buscan un trabajo se esconden detrás de los matorrales y las rocas, asustados por la llegada de un jeep de la policía de fronteras. No creo que podamos seguir diciendo que la belleza y la moral están de nuestra parte porque padecimos un genocidio hace sesenta años. No pienso que sea licito decir eso porque hayamos sido perseguidos durante dos mil años.»

-¿Se ha convertido Israel en un Estado del mal?
>No. No somos ni un Estado del mal ni una sociedad del mal, pero hemos perdido el sentido del mal … Hace poco visité un Instituto situado cerca de Jerusalén. Muchos alumnos decían cosas pasmosas: «Cuando seamos soldados, mataremos a viejos, mujeres y niños. Los expulsaremos. Los meteremos en aviones y los mandaremos a Irak. Expulsaremos a cientos de miles, a millones». Y la mayoría aplaudía. En vano les insistía que ésa era la forma en que se hablaba de nosotros en Europa hace sesenta años. Estaba realmente espantado…

2 Comentarios

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.