El Mandela israelí, de nuevo encarcelado

Reactor nuclear de Dimona

El mismo día que murió Arafat, cuando la atención internacional estaba fijaba en la muerte del rais y en el futuro del pueblo palestino, Mordechai Vanunu fue arrestado nuevamente. Este señor, técnico nuclear por más señas, fue quien desveló que Israel era la sexta potencia nuclear del mundo, tras su paso por la central nuclear de Dimona en el desierto del Neguev.

Su detención en el 86 fue digna de una película de Le Carré. Una espía del Mosad se lo ligó en Gran Bretaña y le convenció para viajar con ella a Italia. Allí fue drogado y otros agentes lo introdujeron en un barco de carga que lo llevó a Israel. Allí permaneció 17 años en la cárcel hasta que hace unos meses, en abril de 2004, fue puesto en libertad con severas limitaciones que incluían el tener contacto telefónico o personal con extranjeros, ni entrar en embajadas, acercarse a fronteras, puertos y aeropuertos, usar internet o un teléfono móvil. Después de una entrevista a la BBC y afirmar que el Mossad estaba detrás del asesinato de JFK, fue detenido tras un espectacular asalto al recinto eclesiástico anglicano de Jerusalén donde había fijado su residencia en los últimos tiempos.

Es improbable que Vanunu disponga de informaciones relevantes diferentes a las que ya transmitió en su día. Pero se ha convertido en un símbolo de la lucha por los derechos humanos y la desnuclearización del mundo. De hecho ha sido nominado en varias ocasiones para el Nobel de la Paz. Por eso, el gobierno democrático de Israel, no puede permitir que Vanunu siga teniendo proyección pública internacional. Ello supondría poner de actualidad el que Israel no quiere suscribir los tratados internacionales sobre control de armamentos, que viola las mismas resoluciones de la ONU que se usaron para justificar la invasión de Irak que obligaban al desarme de ADM de toda la región… y que es la principal amenaza para la paz en la región.

Me gustaría saber dónde están ahora esos defensores de la democracia y la libertad de prensa que estaban tan escandalizados con la prisión de Raúl Rivero y la «falta de libertades» en Cuba.