Hoy hace 25 años que el Parlamento de Madrid, que es como los nacionalistas andaluces lo llamábamos en aquella época, era asaltado por la benemérita. En aquel tiempo estudiaba en el Instituto Isla Verde, el masculino de Algeciras. Haciendo un poco de esfuerzo memorístico recuerdo que la crispación presidía la vida política y social del país. Al menos del cachito de país en el que vivía. En esta ciudad quedaban aún muchos nostálgicos del franquismo perfectamente organizados que se resistían a cualquier avance aperturista de nuestra sociedad. Acosaban a todo profesor que se atreviese a hablar con libertad y a insuflar ese espíritu al alumnado.
Recuerdo también cómo usaban la denuncia permanente para amedrentar a los docentes en el uso de la libertad de expresión. Durante ese curso los padres fachas denunciaron al profesor de religión por asegurar que la masturbación no era mala para la salud, que eso de quedarte ciego o deficiente mental era un simple bulo con intención represiva. El cura osó decir que aquello era un acto natural y por poco le cuesta el puesto, hoy es Defensor del Pueblo de Andalucía. También el profesor de filosofía pasó ciertos apuros, con aficiones poéticas escribió en la revista del Insti un poema titulado «soldaditos tontos» en el que instaba a los soldados a abandonar las guerras para que dejaran a los generales eso de matarse. Eran los tiempos de los relojitos con la bandera española preconstitucional, de carteles de la Falange y pegatinas por las farolas que poco después dieron lugar a los neonazis de la CEDADE que tuvieron cierta presencia el la Al Yazira peninsular hasta mucho tiempo después.
El 23F, como hoy, llovía, tras salir de clase y pillar el autobús, la radio estaba sintonizando extrañamente una cadena de noticias y el chófer, que normalmente no paraba de charlar con los pasajeros de las primeras filas y contar chistes para todo el pasaje, estaba extrañamente callado. Allí pude oír de manera entrecortada, cuando el desvencijado motor no rugía con toda su potencia, los pormenores de aquella delicada situación.
Al llegar a casa, el improvisado taller de costura que mi madre tenía montado con sus amigas y vecinas estaba inusitadamente inactivo. Sus caras eran de velatorio.
¿Sabes que ha pasao? —me preguntaron.
Sí —les dije— unos picoletos han entrao el Parlamento y en Valencia han sacao los tanques a la calle. Están locos, no durará mucho, ya mismo los enchironan a todos.
No te rías de esto. Tú no has vivido la guerra ni el tiempo de la jambre —me contestó la mayor de mis vecinas con cara apesadumbrada y visiblemente asustada.
La televisión y, sobre todo, la radio presidieron la casa durante toda la tarde, la noche y parte de la madrugada. Hasta que el rey no apareció leyendo el mensaje que lo aupó a las altas cotas de popularidad y lo desvinculó ante la opinión pública de su pasado franquista no acabó la noche. Al volver al Instituto ya no era tan cool ser facha, creo que el golpe los atenazó una buena temporada.
Poco después del golpe y del macrojuicio subsiguiente comenzaron a surgir las dudas. Revistas anarquistas hablaban ya ese mismo año de las implicaciones del rey en el golpe, en otro golpe simultáneo al de Tejero y Milans. Curiosamente esas teorías las leí también en casa de un compañero cuyo padre tenía filiación joseantoniana y revistas del gremio. Poco a poco se fue abriendo paso la tesis del golpe del rey y la creación de un gobierno de concentración nacional en el que incluso el PSOE podría estar representado a tenor de las negociaciones de gente como Enrique Múgica, quien se reunió con la cúpula militar para preparar la asonada semiconstitucional (muchos amigos socialistas opinan que iba sólo en su nombre y no en el del partido). Los militares que no estaban de acuerdo con ese tipo de dictablanda se supone que se adelantaron para provocar un gobierno formado exclusivamente por uniformados. Algo que, afortunadamente no llegó a ocurrir y que frenó la otra intentona, la buena.
25 años después se oye hablar más abiertamente de esta versión de la historia, algunos incluso la llevan mucho más lejos. A tenor del cabreo esta misma mañana de Miguel Ángel Aguilar han debido publicarse en esta efemérides más de un artículo poniendo en duda la versión oficial, rosa y edulcorada. Uno puede recordar lo que vivió aquel día pero no saber lo que realmente sucedió entre bambalinas, algún día quizá nos enteraremos de la verdad. Pero lo que nos han contado es poco más que una milonga.
estoy interesado en la presencia de cedade en algeciras,asi como de los antiguos BBAA ya que lo mencionas me gustaria que contactaras conmigo a traves del email y me comentaras.muchas gracias