Ante la grave situación que acontece en Oriente Medio, con una escalada de violencia que no parece tener fin, y ante el desprecio del gobierno israelí de las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y a los llamamientos a la paz de la Comunidad Internacional Ecologistas en Acción quiere manifestar lo siguiente:
1. Frecuentemente se equiparan en los medios de comunicación o en las opiniones de los mandatarios occidentales las acciones violentas de los combatientes palestinos con las ofensivas militares del ejército hebreo en un ejercicio de ecuanimidad alejado de toda realidad. No debemos olvidar que Israel es la potencia ocupante y los palestinos el pueblo que desde el 48 y desde el 67 sufre la ocupación injusta y violenta de su territorio.
La Carta de las Naciones Unidas reconoce el derecho de los pueblos de hacer frente al invasor con los medios a su alcance. Ninguna convención internacional ampara las ansias expansionistas de Israel.
2. El responsable último del proceso de violencia que se vive en la región no es otro que el actual primer ministro israelí, Ariel Sharon, que fue el detonante de la II Intifada con su provocación en la explanada de las mezquitas. La actitud de suspender desde su llegada al poder cualquier salida política y evitar cualquier negociación en este sentido, responde a un deseo de acabar militarmente con la resistencia palestina, cuestión que se ha demostrado absolutamente imposible.
3. Los suicidas palestinos son el fruto de la lucha desigual entre ocupante y ocupado, así como un reflejo de la falta de esperanza en una salida justa al contencioso. Nadie duda que si la ANP u otros movimientos de la resistencia dispusiesen de F16, Helicópteros Apache o misiles como los israelíes, usarían piedras, hondas o sus propios cuerpos como forma de lucha contra el invasor.
4. Hacer responsable a Arafat de los atentados terroristas de Hamas o la Yihad es tanto como responsabilizar a Aznar o Jospen de los atentados de ETA, un absurdo injustificable. Máxime cuando Arafat está confinado en Ramala sin libertad de movimientos y con la infraestructura pública de la ANP reducida a escombros.
5. Los sistemáticos ataques de Israel a la autoridad Palestina obedecen a una estrategia tradicional del sionismo para alentar la radicalización de las posiciones e impedir cualquier salida negociada al conflicto. Con su cerril negativa a estudiar soluciones políticas simultáneamente a las de seguridad, Israel no hace sino fortalecer a los grupos más violentos que, con sus actos, justifican la escalada bélica sionista y contribuyen a la espiral de acciones de defensa y sus sucesivas represalias, único terreno en el que un criminal como Sharon parece sentirse cómodo.
6. El mayor obstáculo para la solución del conflicto árabe-israelí y la prueba más inequívoca de la nula voluntad de superación del mismo, la constituyen los más de 400.000 colonos instalados en Gaza y la Ribera Occidental. Para que un estado palestino sea viable es condición sine qua non el abandono de todos los asentamientos, incluidos por supuesto los de Jerusalén este.
La política de asentamientos protegidos por guarniciones militares y colonos armados es la manera más directa de mantener la ilegal ocupación del territorio, de fragmentarlo para que nunca pueda acoger un estado real viable.
7. La polarización del parlamento israelí en manos de partidos bisagra de carácter fundamentalista religioso, en su mayor parte apoyados por los colonos de los asentamientos, hace inviable cualquier solución que se apoye en la clase política hebrea. Sólo con presiones internacionales puede resolverse la dramática situación por la que atraviesa el pueblo palestino.
8. La tibia Resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobada recientemente que reconoce el derechos del pueblo palestino de poseer un estado propio, a pesar de significar un cierto avance en la actual situación, constituye también un retroceso en el sentido de obviar cualquier mención a otras Resoluciones, como la 242 que promulgaba la retirada total de los territorios ocupados en el 67. Esta Resolución es la base del plan de paz Saudí apoyado por la Liga Árabe y de las conversaciones de Oslo que Israel ahora se niega a cumplir o retomar.
Por todo ello, Ecologistas en Acción de Cádiz, federación que acoge a diferentes colectivos ecologistas y pacifistas de la provincia, ha presentado al presidente del gobierno español y presidente de turno de la Unión Europea un documento con nuestra visión del conflicto, así como una serie de peticiones que deben constituir sin eufemismos ni tibiezas la postura unitaria de la UE ante los organismos internacionales en los que está representado. Siendo conscientes de que sin una solución justa es imposible una paz real y duradera, estas son las medidas mínimas, amparadas en el derecho internacional, que deberían adoptarse de inmediato:
1. Retirada total israelí de los territorios controlados sobre el papel por la ANP en virtud de los acuerdos de Oslo que es preciso recordar que sólo es el el 18% de Cisjordania y el 60% de Gaza.
2. Envío de cascos azules de la ONU y observadores internacionales para evitar más enfrentamientos y proteger a la población civil.
3. Inicio inmediato de conversaciones políticas para la constitución inmediata del estado palestino con capital en Jerusalén.
4. Cese de cualquier venta o ayuda militar al estado hebreo mientras dure la ocupación de Palestina y Siria (Altos del Golán). No debemos olvidar que la UE incluye a Israel en el conjunto de países que en el Informe Anual de Derechos Humanos de 2001 cita como transgresor de los mismos, lo cual bastaría para hacer realidad una posibilidad que el estado español y otros europeos han obviado durante los últimos años.
5. Derogación del Acuerdo de Asociación de la UE con Israel mientras no se retire a las fronteras del 67.
6. Progresivamente, retirada total israelí de todos los asentamientos, que pasarían a manos de la ANP en concepto de pago por los daños causados durante los ataques a las infraestructuras públicas palestinas, así como de todos los territorios ocupados en 1967.
7. Activación de un programa de ayudas que permita la superación del actual proceso de empobrecimiento del pueblo palestino agravado por las recientes acciones militares contra objetivos civiles.
8. Vuelta de los más de 4 millones de refugiados que así lo deseen a Israel y Palestina según indica la Resolución 194 de NN.UU. o, en su caso, articular indemnizaciones justas por el robo y destrucción de sus casas y tierras.
9. Liberación de los presos políticos que aún permanecen en cárceles israelíes.
Sólo bajo estas premisas, Israel podrá vivir en fronteras seguras, reconocidas internacionalmente y con relaciones políticas y comerciales normalizadas en la esfera internacional.
Ecologistas en Acción Cádiz
30 de marzo de 2002