La historia de Israel está llena de guerras, muerte, de destrucción y de desprecio por el derecho internacional. Israel es un estado fallido, desde sus orÃgenes han practicado el terrorismo de estado y han evitado delimitar sus fronteras para conquistar a todos los paÃses vecinos y asà construir el Gran Israel, su sueño imperial que, poco a poco, están logrado ante la pasividad internacional. Israel mantiene ocupadas zonas de Siria, LÃbano y Palestina, está aliado con el terrorismo yihadista y es el origen, directa o indirectamente, de multitud de conflictos en todo el mundo.
El estado sionista es un paÃs que ha institucionalizado la polÃtica de apartheid, se sustenta en leyes racistas y religiosas discriminatorias, viola sistemáticamente los derechos humanos y está realizando una limpieza étnica en toda Palestina y, especialmente, en Jerusalén. Las polÃticas que desarrolla este estado genocida son asimilables a las practicadas por los nazis, como han denunciado multitud de defensores de los derechos humanos, intelectuales y activistas por la paz de todo el mundo.
El desprecio por las resoluciones de la ONU, la institución que —aún sin competencias para hacerlo— le dio carta blanca para fundar un estado en tierras palestinas es proverbial. El control que ejercen sobre Estados Unidos le permite violar cualquier tipo de legislación internacional sin que se les condene por ello. Por eso han iniciado el enésimo genocidio en Gaza, porque saben que no existe la justicia internacional y son inmunes a cualquier tipo de condena.
El ficticio pueblo de Israel, una amalgama creada en fechas recientes con religiosos integristas extranjeros de medio mundo para justificar la invasión de Palestina, está tan radicalizado que es imposible distinguir las polÃticas ejecutadas por el gobierno de lo que pide y desea la población. Sólo hay que estuadiar lso resultados electorales para comprobarlo. No quieren la paz y asà lo han manifestado en multitud de ocasiones.
Israel se ha convertido en un cáncer para todo Oriente Medio y para todo el planeta. Si alguna vez tuvo derecho a disponer de un estado propio —un auténtico disparate eso de dar un paÃs a una religión—, lo ha perdido con creces. Lo ha demostrado con creces una y otra vez. Los paÃses y los ciudadanos y ciudadanas libres de todo el mundo debemos manifestarnos contra el derecho a existir de un estado terrorista, racista, asesino, genocida y criminal.
La solución de dos estados, con la que alimentar un proceso de paz inexistente, es solo una maniobra para aumentar la ocupación y desintegración de Palestina. No hay espacio fÃsico para ubicar dos estados en la Palestina histórica con el grado de colonización existente sobre el terreno. La comunidad internacional deberÃa apostar por la creación de un único estado multicultural, pluriconfesional y democrático al que pudieran volver todos los millones de exiliados palestinos que viven dispersos por la región a la espera de que se cumplan los dictados internacionales.
Sólo con este tipo de manifestaciones y posicionamientos públicos se podrán parar genocidios como el que ahora acontece en Gaza o acabar con los guetos en los que los palestinos viven desde hace decenas de años. ¡Viva Palestina Libre!
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Si Israel no tiene derecho a existir como Estado por ser un supervillano fascista. Estados Unidos tampoco merece conservar su derecho a seguir existiendo como país por ser un país criminal bélico que mantiene con vida a varias organizaciones criminales como el Departamento de Estado de Estados Unidos, cuya existencia data de 1789; el Partido Demócrata que data de 1824 que viola el derecho a la posesión de armas de fuego verdaderas y patrocina la legalización de las drogas; el Partido Republicano que data de 1854 que tiene criminales políticas antimigratorias contra civiles indocumentados y belicistas y la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos que data de 1924.