Ciudadanos: el arma del IBEX contra el cambio

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yoyas

Cada día que pasa es más patente que Ciudadanos es un producto de ingeniería política nacido en las cocinas del régimen para atar una temporada más el pútrido régimen del 78. Cuando la casta empresarial y mediática comprendió que su estatus de privilegio corría serio peligro, cuando la irrupción de Podemos o la progresión de IU hacían temblar los corruptos canales que vinculan la política con los poderes económicos, en un golpe de efecto, surge un partido casi de la nada que ocupa los espacios en los medios de comunicación antes reservados a la formación violeta y que, de pronto, todos alaban, miman y protegen.

Da igual que sus líderes provengan de la derecha más rancia. Da igual que sus filas estén llenas de ultraderechistas y falangistas. No importa que hace unos años se coaligaran con un partido xenófobo de extrema derecha nacionalista jacobina. Tampoco importa que su programa económico ultraliberal sea más de derechas que el del propio Partido Popular o que haya sido redactado con el inestimable apoyo de los aznaristas de FAES. Para la Brunete mediática, Ciudadanos es un partido de centro o incluso de centro izquierda que concita las simpatías de las hordas de tertulianos que invaden e intoxican el espacio radioeléctrico patrio.

La esperanza de los caballeros del IBEX35 es convertir la opinión publicada en opinión pública, como no puede ser de otra manera. Por eso, mientras se esconde el pasado y las verdaderas intenciones de Ciudadanos, se manipula hasta lo indecible todo lo relacionado con Podemos para hacerlos culpables hasta de la muerte de JFK. Si presentan, como han hecho, un descafeinado programa económico de corte socialdemócrata, renunciando a muchas de las esencias del 15M, la Brunete dirá que se trata de un programa digno de la Rusia soviética o cualquier otro exabrupto extemporáneo para movilizar el miedo entre parte de la población más «como dios manda». No van a dejar de ninguna de las maneras que la realidad les estropee sus titulares, máxime cuando han sido dictados de antemano en alguna sala de juntas con el concurso de esos prohombres, propietarios de medios de comunicación, paladines de la libertad de prensa.

Y a fe que lo están consiguiendo. El desencanto de los votantes del PP ya no desemboca en Podemos, por mucho que se sitúen tácticamente en la centralidad, tienen otro partido más afín donde manifestar su enfado y depositar un voto de «castigo»: Ciudadanos. Al menos eso es lo que les están haciendo creer a tenor de los resultados de las últimas encuestas conocidas. El plan de los empresarios que han comprado durante décadas a políticos que encarnaban el bipartidismo parece que está dando sus frutos. A la izquierda real lo único que le queda es internet y las redes sociales, aún lo suficientemente libres como para sucumbir a los monopolios mediáticos.

Ciudadanos es la garantía del establishment para que todo siga igual. No cabe duda que será la muleta del PP e incluso del PSOE para darle una legislatura más al bipartidismo. Tenemos bien cerca el ejemplo de Grecia, cuando el pueblo comprenda que realmente representan la auténtica tapadera contra el cambio, dirigida por los que verdaderamente gobiernan este país sin presentarse a las elecciones, será el turno de la izquierda con mayúsculas. Sé que a muchos decepcionará que esta lamentable situación social y económica perdure durante otra larga legislatura, pero tampoco podemos obviar que nos enfrentamos a las fuerzas que han patrimonializado el país, casta política incluida, desde mediados del siglo pasado.

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