La opinión pública de Estados Unidos anda escandalizada porque un nuevo espía israelí ha sido pillado trabajando en el Departamento de Defensa, justo en el lugar en donde se diseñan las políticas hacia Oriente Medio y más concretamente las orientadas a Irán. La gente con la que he comentado la noticia invariablemente ha esbozado una sonrisa al oírla, uno de ellos incluso comentó: ¿pero no estaba la mitad del gobierno norteamericano infiltrado por sionistas? ¿cuál es el problema?. Esa es la diferencia entre los europeos y los norteamericanos medios. No se por qué nos llamaban euroidiotas cuando lo de la guerra. Está claro quién es el que conocía o intuía la verdad y a quién se le engañó como un verdadero idiota.
La cuestión, como tantas otras veces, parece ser sólo formal. No importa que se invada un país para robarle el petróleo y favorecer la posición de Israel aunque se mienta hasta la saciedad. El problema es que se sepa y que se descubra que existen cauces informativos al margen de los oficiales. En teoría este affaire puede socavar las relaciones bilaterales entre los dos países, pero la administración americana está tan penetrada por elementos projudíos que seguro que será algo a tapar cuanto antes mejor sin más repercusiones.