Eso al menos dice la Audiencia Nacional en una sentencia que, seguramente, traerá bastante polémica y será recurrida en breve. Mantiene que son asociaciones ilícitas con el mismo ideario que ETA, pero que no son ETA. No es que comulgue con Jarrai, ni mucho menos, pero debe ir cundiendo el ejemplo y desligarse la idea, sobre todo entre la opnión pública y la clase política, que cualquier cosa que se mueva en Euskadi con tintes alternativos y nacionalistas es puro y detestable terrorismo. Esa simplificación, maximizada en los tiempos peperos, iba por el camino de criminalizar a cualquier tipo de nacionalismo centrífugo y bloquear así toda posible salida, de hecho sus líderes manifestaron en múltiples ocasiones las supuestas connivencias y la coordinación de estrategias entre el PNV y ETA («unos agitan el árbol y otros recogen las bellotas»).
ETA puede tener —por suerte cada vez menos— cierto apoyo social, pero no todo el movimiento abertxale es terrorismo. Hace tiempo comentaba en este blog como un miembro del movimiento ecologista, de ideología y modo de vida noviolento, estuvo en la cárcel muchos meses sólo por promover el carné vasco. Este tipo de cosas no puede volver a suceder, los déficit democráticos vividos en Euskadi no hacen sino agravar el problema vasco e impedir su normalización. El caso Itoiz también puede ser paradigmático de lo que digo.
Esperemos también que ETA deje de jugar con los goteos de tregua que está anunciando estos días y declare el abandono definitivo de las armas para que no interfiera más contra la solución política definitiva del conflicto, que no tiene otra salida si no es con la soberana capacidad de decisión del pueblo vasco. Que ya es hora.