Lanza, Daga, Espada…. y ahora Cimitarra. Estos son los nombres de las sucesivas campañas lanzadas por los EEUU en el último mes en la provincia iraquí de Al Anbar —donde se sitúa la archiconocida Faluya— y a pesar de las masacres perpetradas aún se producen violentos combates. Pronto se les acabarán los nombres de armas blancas y poco o nada habrá cambiado sobre el terreno. Si acaso, los libertadores se habrán granjeado más y más odio que sólo les propinará más violencia en el futuro.
De los frentes abiertos nos llegan continuas informaciones de crímenes de guerra, de bombardeos de pueblos enteros e imágenes de lo que parecen ser ejecuciones sumarias. Concretamente la imagen que adjunto, sacada de Iraq Solidaridad forma parte de una serie de 9 fotos de cadáveres, algunos con tiros en el entrecejo, que posteriormente se repiten situando armas junto a cada uno de los jóvenes una serie de armas (siempre las mismas) para demostrar que no son civiles, sino peligrosos combatientes. Un asunto más que sospechoso.
El problema es que Irak ya no está en el punto de mira principal de las rotativas —menos aún tras los atentados de Londres— y todo esto pasa bastante desapercibido para la opinión pública, sobre todo cuando los gobiernos otrora díscolos tienen pactado con el imperio su apoyo incondicional más o menos soterrado a la política de invasión y saqueo de los recursos del pueblo iraquí.