Irán debe abandonar el Tratado de No Proliferación Nuclear

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La crisis diplomática que está enfrentando Irán desde hace varios años y con mucha más intensidad estos últimos días, hay que valorarla en el contexto de las inestables relaciones en Medio Oriente y en el desequilibrio que la invasión angloamericana de Irak ha provocado en la zona.

Aunque no haya reconocimiento oficial, se estima que la capacidad nuclear israelí no es inferior a las doscientas ojivas. Un ingeniero de la central nuclear de Dimona, Mordechai Vanunu, filtró detalles del programa armamentístico atómico sionista y enfrentó por ello primero un secuestro en Italia y una larga pena de cárcel en Israel. En estos días la BBC ha divulgado un documental acerca del apoyo del Reino Unido a Israel en la fabricación del combustible nuclear mediante la venta de varias toneladas de agua pesada. Ni que decir tiene que Israel no es signatario del Tratado de No Proliferación. ¿Alguien conoce las presiones que enfrenta este país para que lo firme y acabe con su arsenal atómico? No existen. ¿Por qué entonces se están cebando con Irán?

Obviamente se trata de evitar que países díscolos con la política del imperio posean armas de destrucción masiva, pues se supone que sólo el autoproclamado eje del bien puede tener acceso a ellas. Pero, por otro lado, Estados Unidos ha demostrado en la praxis que no ataca a enemigos que posean este tipo de armamento. El caso iraquí y el norcoreano son la demostración patente de esta afirmación. Pero claro, tales argumentaciones no son válidas cuando se enfrentan a soberanías nacionales o se plantean en contextos regionales amplios. El subcomité regional de no proliferación de Oriente Medio está bloqueado desde el año 2000 por la negativa de los EEUU de aplicar el mismo rasero a Irán y a Israel. Y obviamente no podrá lograr su objetivo de liberar todo el área de armas atómicas si el único país que en la actualidad las posee no se adhiere al Tratado y se compromete a destruir todo su arsenal en un plazo razonable de tiempo.

Pero es que todo el TNP en su integridad lleva muchos años en crisis y se ha demostrado inútil en los términos actuales, desde la propia ONU se ha afirmado en múltiples ocasiones que está obsoleto y que hay que actualizarlo para que tenga validez. Otros dirigentes y analistas lo han dado por muerto, ya que se ha demostrado inútil en sus dos objetivos básicos: impedir que nuevos países desarrollen armas nucleares y destruir progresivamente los arsenales existentes. Corea del Norte abandonó en 2003 el Tratado y afirma ahora que posee armas atómicas. India se negó siempre a firmarlo aduciendo que el tratado impone más restricciones a los países que han tenido acceso reciente a la tecnología nuclear que a las potencias nucleares consolidada y ha desarrollado su propio programa frente al de su vecino y secular enemigo Pakistán. Pero lo peor es que desde el 2000 apenas si se ha producido avance alguno en el proceso de desarme.

La máxima potencia nuclear, Estados Unidos, ha anunciado que iniciará nuevos programas de armamento nuclear con bombas pequeñas en violación flagrante de los objetivos y principios del Tratado, fundamentalmente en los trece pasos prácticos para alcanzar el desarme total de la Conferencia de Revisión del año 2000 que desarrolla el artículo VI. Rusia y los Estados Unidos se niegan a establecer sistemas de verificación internacional de la destrucción de sus arsenales. Para colmo, desde el 11S, norteamérica se ha reafirmado en la posibilidad del uso de sus armas de destrucción masiva y en la destrucción de los arsenales enemigos, en lo que se ha venido en llamar eufemísticamente la doctrina del derecho preferente. Reino Unido ha iniciado un proceso de producción de nuevas armas para renovar todo su arsenal en choque flagrante con la obligatoriedad de trabajar por el desarme total. Así las cosas, no estaría de más que Irán le asestara el toque de gracia definitivo al abandonar un acuerdo que habría que reelaborar desde sus inicios para que sirviera a los propósitos para los que fue diseñado y que continúan siendo plenamente vigentes.

Como puede verse, el Tratado de No Proliferación queda únicamente para el ámbito de la retórica política y no para el desarme real. Como ha afirmado el ex-presidente Carter, si los Estados Unidos pretenden ser firmes con Irán, deben serlo en primer lugar con sí mismos dando ejemplo prácticos de congelación de su armamento y de progresión en el proceso de desarme real. Pero también tienen que ser firmes con Israel, la única potencia nuclear de la zona más caliente del planeta y que posee armas nucleares fuera de las obligaciones y cautelas que impone el TNP. De lo contrario, les podrá asistir la fuerza bruta y los escuadrones mediáticos, pero no la razón, la justicia o la ecuanimidad.

Valgan las líneas precedentes en el hipotético caso —no demostrado— de que Irán desee la puesta en marcha de su programa de enriquecimiento de uranio en Isfahán para fines bélicos, el Tratado reconoce ampliamente el derecho de cualquier país firmante a implementar programas civiles dentro del ejercicio de su soberanía. En este último caso EEUU y la UE estarían presionando vilmente a Irán, exigiéndole una inaceptable humillación internacional y una renuncia a actuar dentro de sus lícitas competencias y su jurisdicción estatal. Y eso sólo sirve a los propósitos de desestabilizar aún más la región, de subir los precios del petróleo e iniciar una escalada de imprevisible desenlace.

2 Comentarios

  1. Delicado el tema de la energía nuclear, sobre todo por lo complicado que resulta distinguir entre fines civiles (generación de energía) y fines bélicos, que usualmente se solapan (tiene españa armas nucleares).
    Como usualmente, el problema se acaba reduciendo a la falta de consecuencia de los que crean las «reglas de los juegos» a la hora de aplicarlas. Una simplificación sería: «Si eres mi amigo te las puedes saltar, si no me ajunto contigo no me creo que vayas a respetarlas» Resulta complicado esperar que Irán quiera respetarlas, no investigando en usos militares de la energía nuclear (lo que creo que hace el 99,99% de los estados con acceso a material nuclear), pero también me parece injusto limitar el acceso a una fuente de energía a un país necesitado de ella.
    Si sólo gastáramos la mitad de lo que gastamos en investigación con fines bélicos en fuentes de energía renovables!

  2. […] Por otra parte, también resulta cuando menos curioso que un país no signatario del Tratado de No Proliferación Nuclear, no sometido a ningún tipo de inspecciones o control internacional y poseedor de un programa nuclear militar, pretenda que Irán sea duramente castigado con sanciones económicas y operaciones militares de castigo si no se aviene a rebajarse a aceptar límites insostenibles a su soberanía como estado y renunciar a enriquecer uranio para uso en principio civil. Hace no mucho tiempo que dije que, para evidenciar este tipo de contradicciones, Irán debería abandonar el TNP y terminar de apuntillarlo definitivamente, ya que ha mostrado su inoperancia para lograr el progresivo desarme atómico de los países poseedores de la bomba y para evitar que otros estados logren poseerlo, tales como India, Pakistán y, cómo no, Israel. […]

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