Sólo los psiquiatras pueden explicar el comportamiento de Israel

Hace unos días, leyendo la prensa israelí encontré un artículo de Gideon Levy que me pareció bastante interesante para compartir en los biTs. Esperé algún tiempo por si algún alma caritativa de la prensa alternativa lo traducía y, como eso no sucedía, me he puesto manos a la obra. Mi inglés —por decir algo— no es muy bueno pero con un poco de voluntad y las herramientas adecuadas aquí tenéis una versión creo que medianamente rigurosa del escrito de uno de los disidentes más conocidos de la monocorde doctrina sionista que gobierna Israel y EEUU. Ni que decir tiene que cualquier mejora al texto o cualquier comentario será bienvenido. Es reconfortante cómo, a pesar de la presión asfixiante que sufren, aún quedan en Israel gentes con la determinación suficiente como para decir lo que piensan tan abiertamente. Intelectuales como Illan Pappe, Gilad Atzmon, etc. tuvieron que salir por patas del país temiendo por su vida, por sus condiciones laborales o para sobrevivir a la esquizofrénica sociedad que les tocó vivir.

_______________________________

Sólo los psiquiatras pueden explicar el comportamiento de Israel

Por Gideon Levy, Corresponsal de Haaretz

Nuestro mundo de delincuencia salvaje ha sido recientemente enviado a observación médica. Desde el guardaespaldas del jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Israel a los asesinos de sus propios hijos, todos han sido enviados a observación. Ha llegado el momento también, como es costumbre por aquí, de enviar al país a observación. Tal vez con un tratamiento continuo de especialistas, se podrá hacer el diagnóstico que nos salve.

Existen numerosas razones para el ingreso. Una larga serie de actos que no tienen explicación racional, o realmente explicación alguna, aumentan las sospechas siguientes: la pérdida de contacto con la realidad; locura temporal o permanente, paranoia, esquizofrenia y megalomanía; pérdida de memoria y pérdida del juicio. Todo esto debe ser examinado, en un estudio cuidadoso.

Los especialistas en psiquiatría podría ser tan amable de tratar de explicar cómo un país con dirigentes comprometidos con una solución de dos estados sigue derivando grandes presupuestos a la construcción de más asentamientos en los territorios que tiene intención de abandonar en el futuro. ¿Qué explicación puede haber, si no es desde el ámbito psiquiátrico, para una detención de 10 meses en la construcción de viviendas en los asentamientos, inmediatamente seguido de más construcciones? ¿Cómo puede un país ser tan tacaño cuando se trata de gastos de asistencia sanitaria a sus ciudadanos —cuyos pobres son cada vez más pobres—  y, sin embargo, cuando una parte de las carreteras de la Ribera Occidental ya están consideradas como peligrosas, construir más y más carreteras que llevan de ninguna parte a ninguna parte?

Se debe explicar cómo el fiscal del Estado puede anunciar la intención de expropiar más tierras de propiedad privada palestina en el asentamiento de Ofra — el mayor asentamiento ilegal de los territorios en palabras del consejero del ministro de Defensa sobre cuestiones de asentamientos— cuando el primer Ministro Benjamin Netanyahu, en su discurso en la Universidad de Bar-Ilan del año pasado, explícitamente se comprometió a no hacerlo y el presidente Shimon Peres hizo lo mismo en una reunión con el presidente egipcio, Hosni Mubarak.

Deben explicar qué hay detrás de la decisión de examinar la anexión como territorio israelí de la autopista 443, que discurre por la Ribera Occidental, como manera de revocar la sentencia del Alto Tribunal de Justicia de abrirla a los automovilistas palestinos. ¿Cómo puede un país que predica el imperio de la ley se atreve obviar al Tribunal Superior a través del «bypass» a las leyes? ¿Y cómo tiene una minoría insignificante —los colonos— el miedo sembrado y consiguen extorsionar al país durante tantos años?

Especialistas en psiquiatría deben dejar claro cómo un país que ha recibido un informe tan potencialmente desastroso para él como el informe Goldstone, puede negarse tan firme y obstinadamente a convocar la comisión de investigación que el informe ofrece como una cláusula de escape. ¿Cómo puede una nación que ha luchado tan desesperada y permanentemente por su imagen internacional y que es tan dependiente de la benevolencia del mundo, nombrar a una figura tan criminal y violenta como Avigdor Lieberman como su principal diplomático? La mitad del mundo permanece cerrado al ministro de Asuntos Exteriores y nosotros sufrimos las consecuencias.

¿Por qué no considera Israel presentar al mundo, incluso a través de una ilusión, una cara más bonita que el rostro amenazador de Lieberman? ¿Por qué un país tan condenado al ostracismo por tantas naciones no se pregunta, siquiera por un momento, qué papel jugó en la configuración de esa posición de aislamiento, por la cuál sólo ataca y señala a sus críticos? ¿Cómo puede una sociedad que ha existido con una ocupación cruel en su patio trasero durante dos generaciones negarse a tratar con él, continuar sintiéndose tan bien consigo mismo y eludir cualquier tipo de examen de conciencia o incluso un indicio de ambigüedad moral?

¿Qué tipo de explicación puede darse por el hecho de que una nación con una clara mayoría secular no tenga un sistema para el matrimonio civil o no haya autobuses o trenes que operen en sábado? ¿Cómo en un país los gobiernos municipales más ricos están obligados a transferir fondos a los consejos religiosos de todos los lugares, en lugar de hacer frente otras necesidades? ¿Cómo puede un país que tiene que tratar con una minoría árabe interna que ha mantenido una fidelidad sorprendente al país por más de 60 años haga todo lo posible para hundirlos, humillarlos y excluirlos, tratarlos injustamente y generarles un sentido de frustración y odio?

¿Se puede explicar racionalmente cómo un país, a la que todas las naciones árabes han presentado una propuesta de paz histórica, se niegue incluso a discutirla? Es un país al que el presidente de Siria (cuyo principal aliado, Irán, está amenazando a Israel) está pidiéndole llegar a un acuerdo de paz, pero sigue siendo rechazado insistentemente. Sólo los expertos psiquiátricos podría explicar cómo la continuada ocupación de los Altos del Golán y las oportunidades perdidas para la paz se refieren a la seguridad o la lógica. Al mismo tiempo, deben tratar de explicar la relación entre la santidad de los lugares históricos y la soberanía sobre ellos. Y, sobre todo, deberían clarificar cómo una sociedad tan inteligente y con talento participe en esta marcha de locura sin que nadie se oponga.

Es verdad, es un caso difícil de entender, razón de más para recomendar que el país se envíe a observación.