Veo en los titulares de Google News que, después de la retirada de Israel, Gaza ha entrado en una espiral de caos, ¡como si los palestinos estuvieran mejor bajo la suela de la bota sionista!. Pero ahora los medios nos cuentan que Al Qaeda puede infiltrarse en la Franja a placer, que las armas fluyen en los mercados negros para fortalecer a las milicias y a muy bajo precio, que la Autoridad Nacional Palestina es incapaz de controlar a su pueblo, la marihuana es confiscada a espuertas por la permeable policía e Israel no tiene más remedio que crear una nuevo muro de seguridad acorazado en la frontera. No se les puede dejar solos…
Abbas ha decidido endurecer el control de la frontera después de una especie de amnistía de un par de días para festejar la retirada judía de unos territorios que ocupaban desde hace más de 30 años. Mucha gente quería ir a Egipto a ver a sus familiares exiliados, otra gente quería tener acceso a alimentos, ropa, calzado y otros bienes a un mejor precio que en el gueto en el que viven, imagino que muchos querían sentirse en libertad y seguros por un tiempo tras la claustrofobia generada por vivir en un pequeño espacio a merced de incursiones, bombardeos, asesinatos selectivos, etc. de una potencia militar infinitamente superior a la capacidad de defensa que puede desplegar la policía y las milicias populares. Vivir bajo esa presión debe ser absoluta y mentalmente insano. Si alguien esperaba que los palestinos se iban a resignar a seguir encerrados por siempre en la cárcel de Gaza, estaba bastante errado.
Tras las protestas de Israel, la ANP —y Egipto— ha reforzado la vigilancia en la frontera para impedir el libre tránsito tras una especie de amnistía de un par de días para permitir el desfogue de su gente, quizá a la espera de que pueda abrir las fronteras, el llamado Corredor de Filadelfi, cuando el estado palestino sea un hecho. Mientras, ¿se dedicarán a reprimir a su gente? No creo que sea una buena idea.