Durante estos días se está hablando y escribiendo mucho sobre las ofertas que EEUU le está arrancando a Netanyahu para que los palestinos se sienten de nuevo en la mesa de negociación y se reinicie el proceso de paz paralizado desde la última invasión de Gaza aunque bien podría decirse que en realidad lleva parado desde la conferencia de Oslo e incluso antes.
Netanyahu parece que estaría dispuesto a eliminar muchos controles militares dentro de Cisjordania, los famosos checkpoints que en número de varios cientos impiden la libre circulación en Palestina, la actividad económica e incluso la asistencia a la escuela de los palestinos. Han llegado a ser alrededor de 500 aunque su número oscila permanentemente. Es obvio que su eliminación sería un alivio para los habitantes de la región, imaginémonos por un momento cómo sería vivir en nuestra propia tierra si para comprar algo o visitar a un pariente tenemos que pasar por una o varias fronteras hostiles donde pueden tenernos varias horas sometidos a una humillación permanente y sin garantías de que te dejen atravesarla. Ese es el día a día en la Ribera Occidental del Jordán.
Otra concesión de esas que a los hebreos gustan de llamar dolorosas es la liberación de presos políticos que en más de 7000 llenan las cárceles judías en condiciones realmente lamentables. Recientemente han iniciado ayunos y huelgas de hambre intermitentes que aún continúan para pedir la mejora de sus condiciones carcelarias: piden que no se humille a sus familias cuando pretenden visitarlos, que se pueda visitar igualmente a los presos gazazíes, que puedan recibir libros en la prisión, que puedan continuar sus estudios y que les dejen ver canales árabes como al Yazira. (Ahora podríamos comparar el impacto mediático de la multitudinaria acción y la de un activista cubano contrario al régimen comunista). Pues bien, Netanyahu propone liberar como gesto de buena voluntad a 1.000 presos políticos palestinos, desde luego un porcentaje nada significativo.
Pero la oferta más significativa es la aceptación de un estado palestino provisional en el 60% de las tierras ocupadas a cambio de posponer hasta el fin de las negociaciones el status de Jerusalén. Es evidente que la respuesta de Abbas va a ser negativa ¿por qué si puede ser un gran avance para la causa palestina? —pensarán algunos. En primer lugar porque con Israel cualquier negociación puede ser eterna y mientras se decide el status de Jerusalén la limpieza étnica de la ciudad estará finalizada del todo, por lo que ya no habrá nada de lo que negociar. Israel no ha propuesto la paralización de los asentamientos de colonos en la parte árabe de la ciudad mientras duran las conversaciones por lo que se trata de imponer la política de hechos consumados sobre el terreno en contra de la legalidad internacional.
Pero el líder extremista israelí no ofrece un estado sobre toda la Cisjordania ocupada, ofrece sólo el 60% de las tierras palestinas. A un lector ocasional podría resultarle extraña tal propuesta, sobre todo teniendo en cuenta que siempre se habla de que el 5 o 6% del suelo palestino es el que está colonizado y que habrá que someterlo a canjes de tierra entre ambos estados (suelo rico por desierto es lo que siempre han ofrecido los ocupantes). ¿Qué hay del más de 30% restante? La explicación en bien fácil, son zonas donde existen bolsas o corrientes de agua que Israel considera vitales para su desarrollo y que no están dispuestas a soltar así como así. Así las cosas, es imposible que ni un líder tan plegado a EEUU e Israel como Abbas pueda aceptar algo tan humillante como la «generosa» oferta del estado judío para complacer a Obama durante la visita estos días del negociador Mitchell que hoy mismo finaliza. El derecho al retorno de los refugiados palestinos dispersos por el mundo es otra de las concesiones que se le pide a la Autoridad Palestina y que Israel no está dispuesta ni a oír hablar de ella a pesar de estar recogida en resoluciones de Naciones Unidas.
Abbas, con su visión miope y cortoplacista, sigue rechazando la solución de un estado multinacional, multiétnico y multiconfesional, la única salida real a la colonización judía efectuada en los últimos años y hace imposible sobre el terreno el establecimiento de un estado palestino viable. Máxime cuando el único escenario que se contempla es el de devolución de unos pocos asentamientos de entre las decenas que atraviesan Cisjordania de este a este y de norte a sur. Sin embargo, curiosamente ha pedido reunirse con la AIPAC, «el lobby» que de facto controla la política exterior norteamericana y puede mediar con el estado judío y suavizar su presión a Obama para que a su vez presione a Netanyahu y a su gobierno de extremistas e integristas ultraortodoxos.
Yo, sinceramente, no tengo ni la más mínima esperanza en Obama para que produzca avances en este tema. Ojala me equivoque, pero el nobel de la paz no va a ofrecer nada a los palestinos.
Por cierto, no se si hemos comentado alguna vez sobre Joe Sacco, el autor de comics. Tiene dos sobre palestina. Yo he leído el primero (Palestina) y es buenísimo. Me dicen que el segundo lo ha publicado hace poco en nuestro país (En la Franja de Gaza). Podéis verlo aquí
http://www.guiadelcomic.com/comics/palestina.htm
¿lo conoces Juanlu?
PErdón por el comentario anterior, que había un error. El enlace era del primer comic de Joe Sacco (buenísimo…), el nuevo es este
http://www.elpais.com/articulo/portada/Sangre/siempre/fresca/Gaza/elpepuculbab/20100424elpbabpor_9/Tes